Reflexiones

Fluir con o sin colores

Me preguntaba si los colores que vemos en una persona surgen de esa persona o nosotros se los otorgamos. Ahora creo comprender qué es lo que sucede. No es tanto que ella genere o nosotros imaginemos esos colores; éstos surgen de la convivencia, de la armonía de la relación. Por lo tanto, si un día esos colores no aparecen, no es necesariamente por la culpa de alguna de las dos personas, es simplemente que ambas ya no están en sintonía, ya no se encuentran en esa vibración armónica que produjo aquellos colores.

(Con que tu nivel de energía esté dos rayitas abajo y el nivel de energía de esa persona esté una rayita arriba, la relación va a variar. No se trata de que alguna de las dos haya hecho algo malo en particular, es sólo que ya no están en el mismo canal).

Y está bien, las vibraciones no siempre coinciden. No hay que decepcionarse por no coincidir a diario. Cada uno tiene procesos internos distintos. Es cierto que es fantástico encontrar a alguien cuyo interior resone con el nuestro, pero, seamos sinceros, ¿qué tan probable es que esto suceda? De por sí resulta un milagro. Así que no seamos exigentes, no le exijamos a la otra persona que se sienta como nosotros; tenemos vidas diferentes.

Si las energías fluyen, la relación es armónica y se da un momento presente excepcional, genial. Pero si no es así, hay que ser comprensivos, no hay que forzar la relación. Hay que dejar que la energía fluya como tiene que fluir, sin trabas que sólo causen malestar. Hay que dejarla fluir, y si se encuentra con otra energía con la que sintonice, hay que disfrutarlo mientras dure y ser agradecidos de que algo como eso nos haya sucedido.

Es cierto que debemos ser conscientes de que esa conexión podría no volver a repetirse, pero tampoco hay que ser fatalistas y dar por hecho que no volverá a repetirse sólo porque no se dio unas cuantas veces. Simplemente hay que dejar que las cosas fluyan y estar abiertos a ambas posibilidades...