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«Jungkook.»

Llamaste como de costumbre, cerraste tu libro de golpe y tiraste del mío para apretarlo contra tu pecho. Los problemas de Física avanzada pasaron a segundo plano cuando me encontré con tu mirada melancólica.

«No has notado que...» iniciaste con ese típico tono elocuente y emocionante de siempre, con los ojos brillosos invadidos por una genuina curiosidad que parecía imposible de satisfacer.

«... ¿Algunas personas ven galaxias en otras?» Y entonces hacías una pausa, como pensando en lo que acababas de decir; mirandome directo a los ojos con el ceño fruncido. No solo en busca de una respuesta o concentración, quizá también en desdicha. 

«¿Será que alguien, alguna vez, encuentre una de esas en mí? ¿Lo suficiente para perder la cordura de ese modo del que todos parecen víctimas inevitables?» Y luego ríes suave, evidenciando nuestra demencia o en un intento de pasarla desapercibida.

Yo quise gritar que yo ya veía un universo entero en ti; galaxias y estrellas, el brillo de una constelación entera y el infinito que albergaba tu corazón, pero...

«Pronto.» Respondí perdido, reconociendo nuestra lejanía. Sin suficiente valentía.

Ódiame; VkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora