capítulo 6

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Protección.

A la mañana siguiente te pusiste la misma ropa del día anterior, te había gustado bastante, era cómoda y además Zeldris te la había regalado.

Saliste de la carroza y viste que las demás aun no estaban donde se hace la fogata.
Tomaste unos troncos y empezaste a ponerlos donde van para encenderlos, colocaste la hornilla y pusiste una olla, cuando tomaste la jarra con agua pudiste ver que estaba bacía.

no creo que pase nada si voy al lago” pensaste.

Aunque el lago estaba a unos cuantos metros del campamento no podías ir sola, pues Meliodas había comentado que los guardias y soldados los estaban buscando por los alrededores del bosque y por lo tanto no era buena idea ir sola a ningún lado en el bosque.

Pero aun era de mañana, por lo tanto esos hombres aun estarían dormidos o apenas se estarían levantando.

Por lo que decidiste ir.

Pero, en caso de alguna emergencia te llevaste una pequeña daga y la resortera con las pequeñas bolas de acero.

Caminaste de forma sigilosa por el bosque hasta que llegaste finalmente al lago.

Te estuviste en la orilla y empezaste a llenar la jarra.
Observabas todo a tu alrededor para evitar que te tomaran por sorpresa.

Para tu suerte no pasó nada que pudiera preocuparte, terminaste de llenar la jarra y empezaste a regresar al campamento, borrabas las huellas que dejabas en la tierra y tirabas algunas hojas de árbol para que perdieran tu aroma, en caso de que llevaran algún perro que rastreara tu olor y como eran arboles cercanos de donde estabas no se notaria que estuviste en el lugar.

A los pocos metros te detuviste, había algunas huellas pesadas y rastros de una fogata, estaban a solo algunos metros de distancia de donde estaban. Con cautela diste algunas vueltas por la zona por si a caso y después regresaste, agradeciendo internamente el entrenamiento de Zeldris.

Llegaste al campamento donde los demás se veían preocupados, seguramente por ti.

— Caroline, ¿donde estabas?— te preguntó Zeldris al ver que entrabas al campamento, estaba molesto — te estuvimos buscando.
— perdón, pero fui al lago a traer agua para el desayuno y....
—¿y que?— te preguntó Meliodas.
— y encontré rastros de otro campamento cerca de aquí — respondiste.
—¿hacia donde?— preguntó Ban.

Les señalaste la dirección.

—¿nadie te siguió?— preguntó King.
— no que yo sepa, di algunas vueltas como tonta para poder evitar que me sigan — respondiste.
— queden se aquí — dijo Ban.

Mientras él, Meliodas, Zeldris y King fueron a investigar.

                         *****
Tal y como habías dicho, había señales de un campamento que había sido abandonado poco antes del amanecer, o eso era lo que pensaban, Zeldris había comentado que no eran huellas de soldados, pero eran de hombres, un grupo de cuatro aproximadamente, tal vez menos de seis.

Un grito los alarmó, salieron corriendo en dirección a su campamento y encontraron a las chicas amarradas en el centro de este.

—¿que haremos con ellas?— preguntó uno de ellos.
—¿que tal dejarlas ir y largarse con las manos vacías?— preguntó Ban detrás de uno de ellos.

Aquellos hombres no duraron ni diez segundos y estaban atados de cabeza con la misma soga.
Al revisar a las chicas, pudieron notar que no estabas.

a través del espejo. (Zeldris x ti)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora