capítulo 8

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El malentendido y la aclaración.

Cuando Meliodas y Zeldris aparecieron para el desayuno lo primero que recibieron fue un golpe por parte de Diane.

—¡¿qué te pasa?!— preguntaron molestos.
—¡¿cómo que: qué te pasa?!— preguntó más molesta que ellos —¡¿cómo se les ocurre ensuciar sus mentes con sus perversiones?!— gritó.
—¿de que hablas?— preguntó Meliodas confundido.
— ahora vendrán con que no lo recuerdan — comentó — muy bien, entonces les explicaré.

Diane se los llevo atrás de una de las carrozas para contarles.

Flash back.
— .... y eso fue lo que me dijo — terminaste de explicar — sinceramente no entendí mucho su explicación.
— que curioso — comentó Elizabeth — Meliodas me dijo exactamente lo mismo.

Diane y Elein las miraban completamente sorprendidas y avergonzadas, agradecían que sus mentes fueran inocentes.

—¿ustedes saben que quisieron decir?— preguntaste.

Presente.
Ninguno de los dos dijo nada para justificarse o defenderse, sabían que habían bebido más de la cuenta, pero no esperaban hacer semejante cosa.

— Diane, lo sentimos, no pensé que nos pondríamos tan mal — dijo Meliodas.
— de todas formas, tendrán que hablar con ellas sobre eso — comentó — tienen que aclararles lo que les dijeron.

Diane les dio la espalda para regresar con los demás.

—¿que hacemos?— preguntó Zeldris.
— decir que no recordamos nada — sugirió — no estaríamos mintiendo — en ese detalle tenia razón.
— cierto, pero es posible que lo digan frente a los demás para hacernos recordar — comentó el moreno.
—¿les explicamos que queríamos decir?— sugirió el rubio.
— Sí, por supuesto — respondió con sarcasmo — seguro sabes como explicarles sobre el sexo — lo miro irritado.
— buen punto...— se puso a pensar —¿tienes alguna idea?
— no por ahora — respondió pensativo — creo que lo mejor seria evadir el tema por el momento.

Ambos acordaron que hablarían con ustedes en privado para evitar otro malentendido, pero eso no les quitaría la vergüenza que sentirían al explicar.

Regresaron con los demás y cuando les preguntaste sobre lo ocurrido, ellos respondieron que hablarían con ustedes a solas.

En la tarde estabas recolectando alguna hierbas y tuviste la suerte de encontrar también algunos arbustos de zarzamoras, Zeldris te ayudaba a recolectar las, pero solo ponía algunas en la canasta ya que no paraba de comérselas, por lo que tuviste que recolectar las tu o sino no llevarían ninguna al  campamento, pero separarse algunas solo para él.

— Caroline — te llamó.
— dime — respondiste atenta en los arbustos.
— quería hablarte sobre lo que pasó anoche — comentó.
—¿vas a explicarme lo que dijiste?— preguntaste.
— sí — respondió.

                         *****
Meliodas y Elizabeth estaban en su carroza, él quería aclarar las cosas cuanto antes, no quería que ella lo tomara de pervertido.

Al entrar a la carroza, tuvo que explicarle todo, poniendo su orgullo de por medio, para él, ella era más importante que eso.

La cara de Elizabeth estaba roja a más no poder, Meliodas ya le había explicado lo que quería decir a noche y la pobre no podía con la vergüenza.

— yo....— intento hablar, pero sin éxito.
— no malintérpretes las cosas — se adelantó a decir el rubio — no lo decía con malas intenciones.
—¿entonces?— preguntó.

Se quedo callado, no tenia idea de como decirle sus sentimientos sin perder lo que queda de su orgullo, pero tenia que hacerlo o podría alejarla.

— bueno....yo....— titubeó — voy a ser sincero contigo — empezó a decir — desde el día en que Diane te encontró, cuando te vi por primera vez, no he dejado de pensarte, desde un principio he querido que seas mi mujer — la chica estaba sumamente roja — me enamoraste desde el primer momento.

Acaricio con sumo cuidado su mejilla y sonrió.

— lo que dije anoche solo fue algo que no me atrevía a decirte y aunque es verdad que quiero tener cierto privilegio, no haré nada que no quieras — concluyó.

Elizabeth ya estaba más tranquila, nunca le habían dicho tales palabras en su vida, ni aquellos hombres que la acortejaban.

— con una condición — respondió ella.
—¿condición?— preguntó extrañado.

Ella sonrió.

                          *****
—¿no vas a decir nada?— te preguntó.

Tu cara estaba completamente roja y no lo habías visto a la cara desde minutos atrás.

— no se que decir — comentaste.
— lo se — respondió — lo que te dije anoche es verdad, pero no es que sea lo único que quiero de ti, porque realmente quiero tenerte a mi lado, llegar a tener más de lo que tenemos hasta ahora, como si....— lo interrumpiste.
—¿como si ya estuviéramos casados?— preguntaste, mirándolo a los ojos.
— Sí — respondió — no tenia planeado decírtelo, quería que simplemente pasará, sin presión.
— y por beber tanto, lo dijiste sin pensar — comentaste.
— sinceramente no me acuerdo de nada — respondió — si Diane no nos dice, creo que tu y Elizabeth nos hubieran visto como unos pervertidos.
— no estés tan seguro, ni siquiera sabíamos que hablaban de eso — dijiste.

Zeldris se recostó en el césped, ya se sentía más tranquilo por haber aclarado aquel malentendido. Cerro los ojos para poder disfrutar del ambiente que los rodeaba y suspiro aliviado.

Lo observabas curiosa, al ver lo que hacia y tu mente pensaba en lo que te había dicho.

lo que quise decir, es que quiero algo más íntimo contigo ” recordaste que decía “ más intimo....” pensaste.

Se te ocurrió una idea.

Te levantaste, tomaste unas zarzamoras y te sentaste a un lado de su cabeza.

— Zeldris — lo llamaste y viste que abrió un ojo para ponerte atención — levanta tu cabeza.

Te miro algo curioso, cerro el ojo de nuevo y obedeció tu petición.
Escuchó como te movias un poco.

— puedes bajarla — dijiste.

Así lo hizo y sintió algo cómodo bajo su cabeza, al abrir los ojos vio lo que habías hecho.
Habías puesto tus piernas bajo su cabeza y las estaba usando como almohada.

—¿que haces?— preguntó con un leve sonrojo.
— querías que fuera más íntimo, no es lo que tienes en mente, pero es lo mas que puedo dar por ahora — respondiste con una sonrisa —¿una zarzamora?

Asintió, volvió a cerrar los ojos y empezaste a acariciar su cabello, debes en cuando le dabas una zarzamora.

Te encantaba aquel lugar, su bosque, las personas que habías conocido, realmente te encantaba estar ahí, te gustaba estar junto a él.

— finalmente los encuentro — dijo Diane caminando hacia ustedes.
—¿que ocurre Diane? — preguntó Zeldris un poco molesto por la interrupción.
— perdón por interrumpir su gran momento — dijo sarcástica — pero Merlín ya llego, esta en el campamento.

Zeldris se enderezó de golpe, se había asustado un poco con la respuesta.

— ya le dijimos sobre la situación, pero quiere ver a Caroline.

Ambos asintieron y siguieron a la castaña de regreso al campamento, y durante el trayecto pudiste ver que Zeldris estaba algo tenso. Entrelazaste tu mano con la suya.

— todo va a estar bien, ya verás — comentaste con una sonrisa.

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Hola, espero les guste el capitulo y perdón si no es así, no supe muy bien que poner en este capítulo, falta de inspiración para la historia.

Voten y comenten, eso me motiva a seguir escribiendo, también los invito a leer mis otras historias y a seguir mi perfil.

Hasta el próximo capítulo.

Sayonara.

a través del espejo. (Zeldris x ti)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora