6|Francesa.

1.3K 111 32
                                    

Una semana había transcurrido desde que los dos padres se habían vuelto a encontrar, él castaño durante las noches de desvelo en los que la inspiración se iba, terminaba recordando el aroma de Carmen, el latir acelerado de su roto corazón

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Una semana había transcurrido desde que los dos padres se habían vuelto a encontrar, él castaño durante las noches de desvelo en los que la inspiración se iba, terminaba recordando el aroma de Carmen, el latir acelerado de su roto corazón.

Por fin había dejado la casa de Zabdiel y hace tres días pudo instalarse ya, en su departamento. Su hijo dormía plácidamente en el cuarto de a lado y él... no podía terminar de escribir el capítulo que había prometido enviar a Richard antes del mediodía. Cosa que todavía no había hecho, el moreno se había mostrado muy molesto por eso, Richard también sabía que la imaginación es una musa que viene y va, por lo que le dio plazo para que envíe los dos capítulos -incluyendo el de las otra semana- hasta el viernes.

Y para eso quedaban dos días.

Salió de su cuarto ya fue hasta la cocina en donde puso a calentar agua, era ya medianoche y él seguía trabajando. En lo que se calentaba el agua quiso salir un rato del departamento e ir hacia el balcón para ver si podía conseguir la inspiración que le faltaba, puso el fuego en llama baja y salió.

Cerró la puerta y caminó a paso lento por el largo pasillo, se metió las manos en los bolsillos y contempló el cielo nocturno de Miami. Apretó los puños y cerró los ojos queriendo perderse en el sonido de las calles de la ciudad, quería una vida tranquila, una esposa amorosa y comprensiva, quería todo lo que no podría tener.

Quería a su musa.

(...)

La rubia termina de bailar y bajo la mirada lujuriosa de los hombres vuelve al camerino en donde mirándose una vez más al espejo se recuerda que todo es por Alicia, su pequeña la necesita y confía en ella para salir adelante. Y no la defraudaría.

Pero jamás estaría con un hombre que solo la usará y luego la desechará; ella no era así y tampoco lo haría así se quede ella sin comer pero no sería una cualquiera.

No lo sería.

Se acomoda vestuario y tomando el aire necesario sale de su escondite hacia el bar, donde puede ver a su compañera bailar donde ella antes lo hizo, le sonríe a la camarera y ella le entrega una bandeja con bebidas las cuales debe repartir. Poniendo la mejor de las sonrisas camina por todo el lugar entregando las bebidas, hasta que lo ve.

Se para en seco al ver a Christopher parado en un rincón mirando al escenario fijamente, un escalofrío le recorre la médula al imaginar el ápice de decepción que pondrá él castaño cuando se entere en que trabaja. Voltea enseguida al momento que él gira la cabeza cuando una de las chicas le toca el pecho. No necesita ver cómo coquetean.

—¡Lirio!—escucha la voz de su compañera llamándola, la chica que estaba con Chris. Este bar es conocido por qué las chicas tienen el nombre de flores.

Trata de ignorar el llamado de su compañera y sigue pasean por el bar, ese viejo borracho parece la mejor opción para darle otra bebida...

—Lirio.—la toman del brazo y ella gira, los ojos azules de su compañera la observan fijamente con un toque de enojo.—¿Acaso no has oído?

Aprender a amar.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora