Apenas y me doy cuenta cuando Pasquale y Agustín me toman por los hombros , como lo hacen dos personas de seguridad con Lionel . Observo toda su cara lastimada y lo miro con rabia , intento avalanzarme otra ves sobre el , pero Pasquale y Agustín me detienen .
— ¡¿Que clase de imbécil te crees como para venir a mi casa a golpearme?! — Me grita desde su lugar .
— ¡¿Y tu que clase de imbécil eres como para para hacerle algo así a una mujer?! ¡MALDITO! — Grito tan fuerte como puedo , en este momento la rabia me tiene cegado .
— ¿Que? ¿Te enoja que haya sido novio de la perra esa de Karol? ¿Ah? — Me reta . Puedo ver como de sus labios salen algunas gotas de sangre.
Forcejeo con los que me sostienen para golpearlo . Nadie juega con Karol , nadie habla así de ella.
— Eres un maldito , un poco hombre . — Hablo con la mandíbula apretada . — Pagaras por esto , ya veras .
— No me dan miedo tus amenazas. Si no te queda claro lo que soy capaz de hacer, basta con preguntarle a tu “Princesa” — Hace comillas con sus dedos y suelta una sonrisa burlona.
— Eres un hijo de puta. —Le digo con la mandíbula apretada.
— Te recuerdo que Karol esta en el hospital por tu culpa. — Deja en el aire mi comentario.
— ¿Y a ti quien te dijo eso? — Mi tono de vida cambia a uno lleno de sorpresa.
— Ya te dije, no sabes lo que soy capaz de hacer. — Dice en un tono amenazante, se suelta de los tipos que lo sostienen y toca su cara que ahora está llena de golpes gracias a mi.
En el camino al hospital, solo hay silencio. Nadie se atreve a decir nada, nadie quiere hacerlo. Mis puños aún se mantienen cerrados, la rabia sigue intacta y las ganas de golpearlo no se van. No es algo personal, prometí que nadie le haría daño a Karol desde el momento que comenzó mi gran amor por ella y siento que le estoy fallando.
Jamás había sentido lo que siento por Karol. He conocido a tantas mujeres que han intentado meterse en mi vida y en mi corazón, pero siempre fui alguien de pocos sentimientos... Hasta que la conocí a ella. Escuchaba tantas cosas de los medios, que esperaba encontrarme con una persona egocéntrica y egoísta que solo pensaba en ella misma. Todos hablaban de la famosa Karol Sevilla, los rumores corrían por aquí y por allá, y he de admitir que algún día sentí envidia porque ella en poco más de un año, se había puesto en el número uno en ventas y reproducciones, cosa que yo no pude lograr. El día que me invitaron a aquella fiesta, no esperaba encontrarme con ella, y menos como la encontré. Sola, en el jardín trasero del lugar, con la respiración agitada y los ojos cristalizados.
Tenía un hermoso vestido color negro, que no mostraba más de lo debido pero tampoco dejaba mucho a la imaginación. Su cabello estaba suelto y caía por sus hombros en ligeras ondas y su maquillaje no era muy cargado.
Ese día, me tomó del brazo y me llevo hasta la barra. Comenzamos a tomar chupitos hasta que terminamos riendo de cualquier tontería. La cosa es que yo aún era consciente de lo que hacia, las cosas se veían diferentes pero no se si eran los nervios de estar con ella o el alcohol.
Cuando desperté a la mañana siguiente, viendo que ninguno de los dos tenía ropa, me di cuenta de que nos habíamos pasado. En ese momento no pensé en la posibilidad de que ella estuviera embarazada, solo pensaba en que quizás una de las personas más famosas de la actualidad estaba acostada a mi lado. Ese día, me dejo en claro que había sido un error. Ella no podía con la idea se haberse acostado con alguien como yo, y realmente lo entendía. Pensé en ella durante dos semanas enteras, esa noche, descubrí todo aquello que los medios no dicen, lo que la prensa no capta, lo buena persona que es ella.
Cualquiera que viera al Ruggero de hace un año, lo último que pensaría es que yo me fuera a enamorar, pero así fue. Esa pequeña de ojos verdes me robo el corazón desde el primer momento en que la ví, porque además de que es hermosa, tiene un montón de cualidades más que hace que se vuelva especial para cualquier persona que la conozca.
Y eso solo lo puede hacer ella, solo ella se puede robar el corazón de tantas personas. Por eso, debo impedir que le hagan daño, porque una persona como ella no merece sufrir.
Y temo decir que le estoy fallando.
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