capitulo VIII

109 7 0
                                    

Eran más de las tres de la tarde cuando Nick volvió a la oficina y la única cosa que tenía en mente, la única cosa en la que había pensado durante todo el día, era en ver a Zoë. Casi no recordaba cuándo se había metido ésta en su cama la noche anterior, así que lo había sorprendido muy gratamente encontrarla entre sus brazos al despertar por la mañana. Si no hubiese quedado con un inspector, quizás no habría salido de la cama.

No pretendía saber qué la había empujado a hacer aquello. Era ella la que iba marcando el paso. Pero le daba la sensación de que aquel paso había sido enorme.

Habían hecho un buen progreso.

Se dirigió a su despacho a dejar el maletín y la chaqueta y se encontró a Zoë sentada en su mesa. O'Connell estaba en la puerta, como si estuviese dispuesto a marcharse de allí.

-Jefe -lo saludó O'Connell antes de volver a mirar a Zoë con una sonrisa-. Gracias.

Nick se sintió furioso. ¿Qué estaba pasando allí? ¿Por qué le estaba sonriendo aquel hombre a su mujer? ¿Y por qué tenía ella los ojos rojos e hinchados? ¿Acaso había estado llorando?

Zoë se sorbió la nariz y le devolvió la sonrisa.

-De nada. Sólo tienes que prometerme que no harás nada hasta que yo hable con Nick.

-De acuerdo -respondió él antes de marcharse, como si Nick no estuviese allí.

-¿Qué es todo esto? -quiso saber Nick-. ¿Por qué estás llorando? ¿Te ha hecho daño?

-Estoy bien -rió ella-. No es nada. Sólo las hormonas.

-¿De qué quieres hablar conmigo?

-Entra y cierra la puerta.

Él lo hizo y se acercó a la mesa.

-¿Qué ocurre? No me gusta que estés aquí a solas con ese hombre. No me fío de él.

-Nick, ¿estás celoso?

-Por supuesto que no -respondió él automáticamente antes de fruncir el ceño. En realidad sí lo estaba-. Lo siento.

-O'Connell quería dimitir.

-Me parece bien. Así me ahorraré los inconvenientes de tener que despedirlo.

-Le he dicho que no le permitirías que lo hiciese. Y tampoco vas a despedirlo.

Zoë parecía estar olvidándose de quién era el jefe allí.

-¿Y por qué no?

-O'Connell traía muy buenas referencias de su anterior empresa, así que me imaginé que tenía que estar pasándole algo.

-Le pregunté qué era. Debíamos haberlo hecho la semana pasada.

-¿Y? -repitió Nick con impaciencia.

-Que he tenido que rogarle que me lo contase, pero al final me ha confesado por qué falta tanto al trabajo.

Seguro que el tipo había intentado mantener su trabajo aprovechándose de que Zoë estaba emocionalmente inestable. Nick se cruzó de brazos. -Cuenta.

-Tiene una hija enferma.

Nick frunció el ceño. No se había esperado algo así. Quizás un problema con el alcohol o las drogas, pero no un hijo enfermo. Ni siquiera sabía que estuviese casado.

SECRETSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora