Prólogo

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1. "Dios no juega a los dados"

Siempre he visto a los mortales con una mueca de pena, hay algo en ellos que no me inspira confianza. Llevo viviendo en este mundo por más de tres siglos y la verdad no ha habido momento alguno en el que me cuestione su utilidad en esta tierra. El lugar en el que vivo era muy conocido en Inglaterra por ser el centro de la brujería y la alquimia en siglos pasados, el nombre de este lugar es Cheapside. Me encuentro sentada en una de las bancas que hay en este lugar, frente a mi hay una persona que reparte folletos de una tienda departamental, este lugar ha perdido el encanto que tenía hace unos siglos, paso de ser un lugar sombrío y oscuro, a un lugar más que iluminado y prostituido por las personas que solo buscan vender sus productos.

Personalmente me agradaba más cuando aquí se realizaban toda clase de estafas y muertes relacionadas con magia y la brujería. Miro mi brazo izquierdo, en él la marca de la familia de mi padre me recuerda que desprecio la mentalidad cuadrada en la que crecí. Mi familia es una de las más antiguas y poderosas casas de brujos. Desde muy niña mis padres me rechazaron por no ser "perfecta". Se esperaba que yo fuera una clase de "bruja superdotada", ya que mis padres provienen de familias muy poderosas, así que era lógico esperar que la hija de tan poderoso brujos heredara los dones y talentos de ambas familias. La verdad fue más que bizarra, no herede ninguno de los dones de mis padres, fui muy maldecida, tanto por la familia de mi madre, como por la de mi padre. Así que ellos me abandonaron a mi suerte cuando era yo muy pequeña.

Dentro de mi corazón se comenzó a hospedar un rencor tan grande, a causa del abandono de mis padres, que me vi en la necesidad de obtener más poder, sin importar lo que esto costara. Los brujos, por lo general hacen tratos con diversas criaturas místicas para asegurarse un lugar en el mundo mágico, entre más poderoso es el que invoca el trato, más poderosas son las criaturas que él puede invocar. Yo al ser una bruja primeriza no sabía muy bien hacer un ritual de pactación. Sin saberlo, había logrado contactar al mismísimo Rey del inframundo, Lucifer. A pesar de que el Rey demonio tenía una gran cantidad de peticiones de pacto, el acudió a mi llamado. La primera vez que lo vi me quede atónita, era un persona alta, de pelo rojo y un rostro más que refrescante. Vestía un traje muy elegante de color negro. Desprendía un aura muy poderosa, sentía que en cualquier momento iba a destruirme, mas sin en cambio el me miro de una forma tan amable que me parecía difícil creer que este ser era el dirigente del inframundo.

Lucifer escucho todo lo que yo tenía que decir de una forma muy paciente, al final, tomo sus manos entre las mías (lo que hizo que me sonrojara mucho) y me dijo de una forma muy tranquila:

"Si en verdad fueras una bruja inútil, no habría sido yo el que hubiera acudido a tu llamado. Dentro de ti se esconde un poder tan inmenso que rivaliza con el mío directamente; lo único que tienes que hacer es entre tu cuerpo y tu mente para poder controlarlo"

Yo solo me dedique a aceptar con la cabeza, acto seguido Lucifer se acerco al contrato que yo había elaborado. Lo tomo entre sus manos y mientras lo leía no podía dejar escapar un par de risillas (teniendo en cuenta el hecho de que yo había elaborado ese contrato cuando yo tenía diez años, era más que razonable que el rey de los demonios se burlara de lo que una niña había escrito) Después de leerlo, saco de entre su traje una pluma y comenzó a firmarlo. No podía creer que aquella persona en verdad había aceptado todos los términos que yo había escrito. Cuando termino de firmarlo, una luz muy brillante me segó por unos instantes, cuando la luz se disipo pude sentir que en mi cuerpo fluía el poder del demonio, sentía como mi mente se abría, como por mi espalda circulaba la energía mística que había sido sellada por mi falta de autoestima. Fue en ese momento cuando, con la ayuda del Rey de los demonios, despertó en mí el poder de LuzBell.

Pase mucho tiempo en inframundo, ya que una clausula del contrato era que Lucifer me ayudaría a dominar mis poderes, gracias al trabajo duro y a su dedicación después de un tiempo aprendí a dominar la mayor parte de mis poderes. MI estancia en el inframundo solo fue permitida por un periodo corto de tiempo, así que al terminarse este fui obligara a salir de este, no sin antes agradecer le a todos lo que me ayudaron. También les pedí que mantuvieran mi estancia en el inframundo lo más secretamente posible, ya que no quería que mis padres se enteraran de esto.

Lucifer acepto y me dio un gran abraso antes de irme. El fue como el padre que nunca tuve, mientras nos abrazábamos no pude evitar dejar escapar unas lágrimas, el vio esto y mientras las secaba el me dijo:

-No te preocupes; en el momento que me necesites, solo invócame y ahí estaré contigo-

-¿Y qué tal si tu también me abandonas como lo han hecho todos?-dije mientras seguía sollozando

-No seas tonta-dijo- ¿que a caso no eres la hija de una de las casas más poderosa de brujos? Los hijos de esta casa no lloran, actúan y siempre que me necesites estaré contigo.

Últimamente he estado pensando mucho en Lucifer y en mi pasado, a pesar de que lo llamo seguido, tengo una sensación de soledad muy grande. En la otra calle el chico de los folletos ha comenzado a hacer un baile muy gracioso, aunque a mí me parece una pérdida de tiempo. ME levanto de banco y me dirijo a una de las cafeterías que está cerca de ese lugar. LA chica del café me sonríe muy amablemente y me pregunta que es lo que voy a ordenar, fríamente le pido un café americano, acto seguido ella da la vuelta y comenzó a prepararme el café. Mientras espero una cancioncilla comienza a sonar en el lugar, es tan pegajosa y alegre que me recuerda mucho a la música hay en las oficinas de la ARM (Agencia de Regulación Mística).

Resulta que mientras estuve en el inframundo hubo una gran cacería de magos, brujas y alquimistas por parte de la Iglesia Católica Romana, a este tiempo se le conoció como Edad Media. Miles de personas fueron encarceladas y ejecutadas bajo sospecha de cometer actos de herejía y nigromancia. Aunque la muchas de estas personas no realizaba tales actos, hubo otros que si realizaban estos actos y eran castigados por hacerlo. Todos los magos, brujas y alquimistas fueron cazados hasta llegar al punto de la extinción, solo los más poderosos sobrevivieron. Tiempo después se realizo un pacto entre la Iglesia Católica Romana y los magos sobrevivientes. El fin de este pacto era asegurar la supervivencia de las familias de brujos restantes, a cambio del registro y control de las mismas. Este fue el origen de la Agencia de Regulación Mística ó ARM.

En cuanto regrese a este lugar, fui obligara a compadecer ante el ARM, en este lugar me hicieron preguntas como mi nombre, a qué clase de encantador pertenecía (Bruja, Maga o alquimista), a que familia pertenecía y midieron mi nivel de magia. Uno de los primeros trucos que aprendí en el inframundo fue a ocultar mi nivel mágico, así que cuando realizaron las pruebas se sorprendieron mucho a ver que mi nivel mágico era tan bajo. Inmediatamente contactaron a Secretario del ARM, quien para mi sorpresa era mi padre. Valido todas las respuestas que ofrecí, pero no quiso hablar conmigo. Después de eso, me dieron una tarjeta de identidad con mis datos y un gran "VALIDADO" al centro. Posteriormente, al haberme dado la documentación, me tatuaron en el brazo derecho un número, el cual era el número de registro de mi tarjeta de identidad. Al principio me pareció extraño que me tatuaran en el registro, pero después me entere que esta medida la adoptaron para controlar aun más a los supervivientes de la casería.

La chica de la cafetería ha terminado de prepararme mi café, le pague y le agradecí mientras salía por la puerta. Regrese justo al lugar donde estaba al principio, el chico de los volantes ya se ha ido. La noche comienza a ganar terreno y yo estoy como siempre, sola y sin nadie a mi lado. Pienso que es mejor de esta manera. El tiempo me ha enseñado que Dios (Si existe) no juega a los dados y todo lo que ocurre tiene un propósito.

LuzBellDonde viven las historias. Descúbrelo ahora