Capítulo 17

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Para cuando los camiones se van después de amontonar muebles y objetos personales en el campo, Leo ha vuelto completamente a la vida. O... casi.

Géminis: ¿Pero que es eso de que no te acuerdas de ella? -pregunta sorprendida.

Leo: Que no, que te digo que yo a esta chica jamás la he visto. -señala a Virgo, apoyado en la isla de la cocina.

Virgo: Esto es flipante.

Capricornio: Aries, estarás contento, ¿no? ¡Le has causado un episodio de amnesia! -le grita enfadado. -¡Ya ni sé a qué vino golpearlo con una piedra, salvaje!

Leo: ¿Que me qué? -mira al negro con un cabreo de tres pares de narices. -Esta te la guardo.

Aries: Venga ya, si son todo ventajas. -se cruza de brazos. -Si no la recuerda, tampoco pelearán más, y eso es una utopía.

Capricornio: ...

Leo: ¿Tú y yo... nos peleamos? -dice titubeante. Virgo se lo queda mirando, alucinada.

Virgo: Casi a diario, huevón. -el rubio baja la vista.

Capricornio: Bueno, lo más probable es que no tarde más de una semana en recordar. Estas lagunas suelen ser pasajeras. Ahora... Virgo, tú te quedas aquí a vigilar a Leo.

Virgo: ¡¿Perdón?! ¡¿Por qué yo?!

Capricornio: El resto, vamos a cargar muebles. -ignora su existencia.

Virgo: ¡Hola, ¿por qué yo?! -repite.

Capricornio: Porque es culpa de ambos que a Leo le haya pasado esto. Venga, a trabajar.

Virgo: ¡No me puede dejar aquí con este impresentable! -protesta enérgicamente.

Capricornio: Ya no lo es, no te conoce. -sonríe con burla y se lleva al resto afuera. Virgo se queda boquiabierta, de espaldas a Leo.

Virgo: Odio esta vida.

Leo: ... Así que... -su voz la sobresalta. -tú eres Virgo.

Virgo: S-sí... -esta situación se le hace muy extraña.

Leo: Y nos odiamos.

Virgo: Ajá.

Virgo: ¿Por qué? -y esto sí que descoloca todos los esquemas de la latina.

Virgo: ¿Que por qué? -se vuelve, quedando de frente a él. -Porque su actitud de macho bravucón me da mucho asco. Por eso, y por su estupidez general, y por burlarse todo el día de mi nombre, y... -se obliga a no seguir. -Esos son mis motivos. No conozco los suyos, pero tampoco me interesan.

Leo: ... ¿Puedo... saber cuál es?

Virgo: ¿Cuál es qué?

Leo: Tu nombre de verdad. -dice con toda naturalidad.

Virgo: No. -responde tajante y le da la espalda. -Así no podrá reírse y tendré un descanso de usted, puto.

Leo: ... -se sienta sobre la encimera, un poco de bajón. -Es una pena que estemos así.

Virgo: Bueno, no es mi culpa que sea imbécil.

Leo: Oye... Que no recuerdo nada, ten un poco de... no sé, ¿compasión?

Virgo: Que usted lo haya olvidado todo, no significa que yo también. -cierra los ojos. -Fin de la conversación.

Leo: No, no puedes hacerme sentir mal cuando no sé por qué. —dice tras pensarlo unos segundos y se acerca a ella. Le agarra el brazo con suavidad, pero ella se rebota.

Doce... y deja de contarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora