CAP 28

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Zuko me había quemado el brazo y probablemente me quedaría una cicatriz muy fea.

–Hijo de... –No terminé la frase por el dolor.

Pero más que dolor físico, en ese momento sentí un dolor en mi alma.

Un dolor que jamás había sentido.

Otra vez me habían traicionado.

Y el que me había traicionado fue la persona que más quería. La persona que amaba.

El hombre de quien me había enamorado.

Sentí una ráfaga de ira llenar todo mi cuerpo, y perdí el control sobre mis emociones.

Una ráfaga de aire llenó el lugar y sentí que podría destruirlo todo si quisiera. Me vino una corazonada y pisé el suelo con fuerza, lo cual hizo que Zuko saliera volando de su lugar.

¿Qué mierda?

Acababa de hacer tierra control.

Noté que el avatar entró en el estado avatar, pero fue vencido y lo atacaron por atrás. Terminó desmayado y con una herida que lo mataría. Katara lo tomó en brazos llorando a mares. Me puse delante de ambos, dispuesta a protegerlos.

Los Dai Li aparecieron y me comenzaron a atacar. Y como si fuera natural para mí, comencé a destruir sus guantes con mi tierra control recién descubierto.

Sabía que iba a perder, porque estaba sola contra todos ellos y no tenía apoyo. Además estaba emocionalmente destruida.

Una ráfaga de fuego cortó los ataques, y vi a Iroh colocarse delante de nosotros.

–¡Deben salir de aquí! –Exclamó, molesto.- ¡Todos ustedes! ¡Los distraeré lo más que pueda!

Miré a Katara y asentimos juntas. Corrimos hacia la catarata que había y con agua control ella salió cargando al avatar. Me aseguré de que lograra escapar, y luego repetí su acción para ir detrás de ella.

No pude evitar mirar a Zuko una última vez, con lágrimas cayendo de mis ojos.

Él me miró fríamente, como si no le importara en lo absoluto.

Al escapar, noté que estaban el chico de la tribu agua y la chica ciega del reino tierra, junto al rey y su oso. Todos subieron al bisonte y me sentí como una intrusa, entonces Katara me pidió que subiera con un movimiento de mano.

El bisonte emprendió vuelo apenas subí y nos alejamos a una velocidad algo rápida.

Katara se sacó una especie de collar, del que sacó una gota de agua, la cual colocó en la herida del avatar.

Tardó unos segundos, pero despertó, para luego caer desmayado una vez más.

Katara lloró de felicidad y lo abrazó con fuerza.

Miré la escena con ternura, aunque yo no me encontraba para nada bien.

–Sé que no es un buen momento, pero mi nombre es Sokka. –Habló el chico.- Ella es Toph, el rey y su oso.

–Soy Jazz. –Dije.

–Eres la akiva. –Dijo Katara.

La miré confundida, pues no tenía ni idea de cómo sabía la leyenda del akiva.

–¿Cómo sabes de mí?

–Leímos sobre ti en una biblioteca en medio del desierto. –Respondió.

Miré a Sokka, quien estaba boquiabierto.

–¡Oh, poderosa akiva todos te alabamos! –Exclamó.

–No hagas eso. –Dije.- No merezco nada de eso. Ni siquiera pude vencer a los hermanos y a los Dai Li.

–Debe ser difícil enfrentarte a alguien a quien amas. –Dijo Katara.

–No quiero hablar de eso. –Respondí.

–¿¡Amas a Zuko!? –Preguntó Sokka, impresionado.

–No quiero hablar de eso. –Respondí, seca esta vez.

No me hicieron más preguntas hasta el día siguiente.

El príncipe y la akiva (Príncipe Zuko)Where stories live. Discover now