CAP 41

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Los tres nos agachamos a modo de sumisión. Temí que ellos nos atacaran, pero no lo hicieron.

Sino, que comenzaron a volar alrededor de nosotros, como si esperaran algo.

–¿Y si hacemos la danza del dragón con ellos? –Preguntó Aang.

–¿Estás loco? –Respondió Zuko.- Ellos podrían matarnos, ¿y tú quieres bailar?

–Creo que quieren que hagamos algo. –Dije, dándole la razón a Aang.

Ambos asintieron.

–Intentémoslo.

Los tres nos pusimos de pie y nos separamos, colocándonos en las posiciones de inicio como lo habíamos hecho anteriormente para luego ser encontrados por la tribu.

–¿Listos? –Pregunté.

–Ahora. –Dijimos al mismo tiempo, para comenzar a movernos al mismo tiempo y a las mismas poses.

Mientras hacíamos la danza sentí como si por un momento nos conectáramos con los dragones y estuviéramos al mismo ritmo.

Entonces terminamos, con nuestros puños conectados.

Al darnos la vuelta, ambos dragones nos miraban.

Tragué saliva, asustada.

Luego sentí que la mano de Zuko tomó la mía, entrelazando nuestros dedos.

Me sentí menos tensa, y tuve una sensación de calma recorriendo todo mi cuerpo. Suspiré.

Gracias, Zuko.

Dije mentalmente.

Entonces los dragones escupieron su fuego, y los tres gritamos de miedo, hasta que nos dimos cuenta de lo que era en realidad.

Vi que su fuego estaba lleno de colores, queriendo transmitir un mensaje. Sentí que mi cuerpo se rodeaba de calidez y supe lo que querían decirnos. Supe lo que querían decirme a mí. Supe cómo hacer fuego control otra vez.

Y fue hermoso.

Los dragones pararon, y luego cada uno regresó a su propio túnel.

Los tres nos miramos, y sonreímos al mismo tiempo.

Entonces noté que aún estaba tomada de la mano de Zuko. Me sonrojé y lo solté de manera brusca, para luego comenzar a bajar las escaleras. Aang y Zuko me siguieron, sin parar de hablar sobre lo hermoso que había sido el momento que vivimos juntos.

Los tres nos miramos, y como si hubiéramos conectado nuestros pensamientos, lanzamos fuego al aire.

Y los tres lo habíamos logrado.

–¡Volvió! –Exclamé, abrazando a ambos muy feliz.

–Ahora que saben sobre la existencia de nuestra tribu, –Nos habló el jefe de los guerreros del sol.- es su deber guardar el secreto.

Los tres asentimos, hicimos el saludo de la nación del fuego y salimos de las ruinas, para encontrarnos con Appa.

–Estoy muy feliz. –Sonreí.

–También yo. ¿Viste mi fuego? –Preguntó Aang, muy feliz.

–Sí, Aang. –Sonreí.

Los tres subimos a Appa y nos dirigimos hacia el templo aire para reencontrarnos con nuestros amigos.

–Zuko, –Lo llamé, luego de un buen rato volando en silencio.- tengo que decirte algo.

Él me miró y se sentó a mi lado.

Lo abracé sin decirle nada. Él se vio claramente confundido y sorprendido, pero me rodeó con sus brazos también.

–Los maestros me hicieron comprender algo. Cuando los vimos al principio, creí que nos matarían. –Dije, separándome de él.- Creí que moriría sin haberte dicho que yo también quiero que todo sea como antes.

Noté que los ojos de Zuko se iluminaron y acercó su rostro al mío. Me sonrojé e hice lo mismo. Estábamos a centímetros de distancia.

–¡Chicos! –La voz de Aang causó que nos separáramos de golpe, alejándonos.- Uy, lo siento. –Se sonrojó al ver que había interrumpido algo.- Solo... nada.

Rodé los ojos. Nos interrumpió por nada, y ya todo era incómodo.

Nos mantuvimos en silencio hasta volver al templo, donde todos nos recibieron y les contamos nuestra historia.

El príncipe y la akiva (Príncipe Zuko)Where stories live. Discover now