No hay clases y Jon visita la casa de Damián va a quedarse el fin de semana completo, llega temprano pues su padre lo deja de camino del trabajo.
Damián lo mira por el intercomunicador balanceando un pie al otro cargado de cosas, esta vestido de tenis, pantalones de mezclilla rotos, chamarra holgada y una gorra de su equipo de béisbol disimulando el desastre que es su cabello, pero por sobre todo sus lentes de pasta dura.
La puerta se abre y Jon le sonríe desde el otro lado, lleva la mochila de la escuela repleta, que parece que nunca volverá a su casa, y en las manos una bolsa de papel.
-Mi papá te manda saludos, pasamos por una cafería, no quería que llegara con las manos vacías, me compró donas y café para que compartiéramos – le dice apresurándose a dejar la mochila en el suelo y sacando las cosas. –Este es el tuyo- Jon le extiende el vaso pero Damián duda de su contenido. –Es café negro tu favorito- le asegura y Damián no tarda en aceptarlo.
-Mi nombre no es "Dami"-le reprocha mirando las letras dándole un sorbo.
-Te queda bien-le responde encogiéndose de hombros bebiendo su capuchino y entregándole una dona rellena de chocolate amargo, la suya es glaseada con trozos de canela.
-¿Tu papá no está?- le pregunta merodeando alrededor con la boca llena de azúcar.
-No, padre siempre sale antes de que despierte- le responde meditabundo.
Jon siente que ha tocado un tema sensible, así que no comenta nada y termina su improvisado desayuno. Parte de la razón por la que está ahí es para ayudar a Damián a hablar con su padre.
-¿Quieres que juguemos Wii?- le pregunta de sopetón.
Damián frunce el ceño y mira a Jon sacar de su mochila una consola, películas y un par de juegos de mesa.
Jon se dirige sin invitación a la gran televisión de la sala y comienza a conectar la consola, no puede creer que Damián nunca haya jugado videojuegos, ni conozca películas como Harry Potter, Titanic, Avatar o Transformers.
En realidad es debido a su crianza, la familia materna de Damián siempre ha sido rica, debido a la explotación del petróleo y las minas. Su madre conoció a su padre debido a negocios, pero Agra, solo es una ciudad sucia y superpoblada demasiado alejada de Nueva York.
Jon termina de conectar la televisión y el Wii y extiende un control a Damián que lo toma sin saber cómo usarlo.
-¿Qué te parece jugar Mario Kart?-le pregunta animado y Damián asiente, Jon le explica los botones y como jugar, incluso le da un poco de ventaja, pero lo cierto es que es pésimo jugando y es aburrido ganar siempre.
-No entiendo porque no logro hacerlo, yo se manejar- le dice frunciendo el ceño.
-¿Intentamos otra cosa?- le propone y juegan una campaña de Halo, Damián es poquito mejor en aquello porque sabe apuntar y disparar, pero no puede controlar de manera adecuada los botones y siempre termina chocando contra paredes y muros en el mapa.
-Creo que el problema es el control- le dice Jon y cambia el juego, colores y sonidos llenan la pantalla.
-¿Un juego de baile?- le pregunta Damián y la música comienza a sonar.
-Venia de regalo con la consola- dice Jon avergonzado –Pero es fácil solo debes seguir los pasos y sostener el control en la mano-
La música comienza, es una canción pegajosa sin mucho sentido en la letra, Jon se mueve a ritmo de las figuras en la televisión y Damián le imita.
No tarda en percatarse que entre mejor lo hace más puntos comienza a ganar, se mueve con facilidad y al final es Damián quien gana.
-No sabía que eras bueno bailando- le dice sorprendido Jon y pone una segunda canción.
Damián se mueve al ritmo de la música, es bueno copiando los movimientos y simplemente tiene ritmo, Jon se siente patoso a su lado, con dos pies izquierdos, además no puede evitar mirarlo, es demasiado atrayente.
-Creo que he ganado suficiente-le dice Damián limpiándose el sudor, agotado de bailar.
Jon rendido apaga el aparato y se echa en el sofá mirando el techo –Tengo hambre, ¿pedimos una pizza?- le pregunta y Damián asiente levantándose para llamar por teléfono.
-¿Cuándo estas solo que comes?- le pregunta abriendo las alacenas y el refrigerador, no hay nada perecedero, solo algunas cosas para desayunar.
-Por lo general como en tu casa, encargo comida o salgo a comprarla- le dijo pensando en ello.
-¿Por qué no cocinas tú? ¿No sabes hacerlo?- le pregunta.
-Nunca lo he intentado, pero he descubierto que no hay motivación en cocinar para una sola persona –le dijo apoyándose en la pared -Incluso las recetas no suelen ser para porciones individuales, adema se siente distinto comer acompañado -
-Siempre puedes cocinar para mí-le dijo Jon sonriéndole apoyándose en la barra mirando a Damián, siente que ha vuelto a provocar uno de esos momentos, una plática incomoda que entristece a su amigo.
Damián alza la vista y le sonríe de medio lado -Sí, puedes ser mi conejillo de indias, tendrás que comer todo lo que cocine y esperar no morir en el intento-
-Lo esperaré ansioso- responde y apoya su mejilla en su mano, disfrutando de aquella media sonrisa, es como la luna en cuarto menguante, tenebrosa, pero emitiendo su propia luz, en su pecho su corazón se agita y se muerde los labios para no decir las palabras que lleva un tiempo pensando y que espera pronto dejar salir.
Quizá si todo marcha bien, hablarán con el papá de Damián, el comprenderá y Damián no tendrá que irse, así ellos seguirán de esa manera, imperturbables y juntos.
Jon disfruta de la fantasía, y se dice así mismo que pronto se volverá realidad.
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Mi primer amigo
FanfictionDamián Wayne es el único hijo de dos padres ausentes y un matrimonio fracturado. Tras su escape a Nueva York para vivir con su padre Bruce Wayne, deberá aprender sobre amistad y amor a sus jóvenes quince años, la edad ideal para dejar de ser niño y...