Su madre

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Thalia Al Ghul arriba a Nueva York, acompañada de su nuevo esposo Slade Wilson, al verlos en el aeropuerto Damián la recuerda como siempre, una mujer fuerte, voluntariosa, caprichosa y temperamental.

Tiene el largo cabello castaño ensortijado y la piel morena, refulgiendo en su rostro un par de ojos verdes idénticos a los suyos de largas pestañas negras.

Le sonríe al verlo y le saluda en árabe con aquella voz grave que la caracteriza, su madre aun guarda la sensualidad de su juventud.

-Estas tan crecido, pronto serás tan alto, te estas convirtiendo en un hombre-le dice orgullosa y su boca voluptuosa le besa la mejilla.

Damián abraza su cintura, respirando su perfume, recordando la calidez de su madre, por un segundo se siente seguro ante su toque, pero aquello no dura demasiado.

Thalia se separa de él y Slade le saluda, es un hombre inmenso e intimidante, a su lado Damián parece un chiquillo.

Su rostro tiene una cicatriz en el ojo recuerdo de su pasado como mercenario, ha escalado rápidamente en la esfera política y social haciéndose de poder e influencias, su madre es otro de sus logros, sus modales pueden ser refinados pero sus ojos son los de un asesino, anhelan sangre y están llenos de deseos oscuros.

-Hijo- le dice a modo de saludo, y saborea la palabra porque sabe que disgusta a Damián, sus dedos se cierran como garras en su hombro y pasean acariciándole la espalda, inclinándose a él -Tu madre y yo te hemos extrañado- le dice en un susurro a su oído, haciéndole temblar de pavor.

Los labios de Damián se sellan y mira a su madre pero ella esta ajena en sí misma.

Juntos llegan al hotel donde ellos se quedaran, un lugar lujoso y cómodo, Damián ha faltado a clases para recibirlos, el único aviso que ha dado a Jon es un mensaje escueto que dice que estará ocupado todo el día.

-Háblame de tu vida aquí, no he recibido muchas noticias sobre ti-le dice Thalia acomodándose en el sillón del cuarto, cruzando una pierna mirando por la ventana los rascacielos y el paisaje ajetreado y primermundista tan diferente a Agra.

-Estudio en la escuela local, mis calificaciones van bien- le dice sin saber que incluir en su charla -yo... hice mi primer amigo- murmura resumiendo sus meses en Nueva York tomando asiento frente a ella.

Su madre le mira con el entrecejo fruncido desaprobando aquello -La educación en Estados Unidos es tan mediocre, tus profesores particulares eran más selectivos, no tendrías que estar en Secundaria cuando ya has visto los temas, solo es perder el tiempo, sabes que estas al nivel para tomar clases de educación superior -le dijo cruzándose brazos

-Tienes un futuro que atender Damián, los Al Ghul y los Wayne te tiene como único heredero, no lo olvides, tu abuelo no querría verte con intereses tan superfluos como hacer amigos- le recordó.

-No lo he olvidado madre, este ha sido un año sabático para mí -le dijo -Necesito entender cómo funciona el mundo, si me tienes encerrado en Agra nunca aprenderé nada- refutó oponiéndose a ella.

Thalia bufo exasperada, odiaba que las cosas no fluyeran de la manera que ella deseaba -Parece que has aprendido de tu padre su horrible carácter, estar cerca de Bruce no es benéfico para ti, ¿ha estado al pendiente de ti siquiera?- le pregunto ella sarcástica buscando el apoyo de Slade para descalificar todos los disparates de su hijo.

-Padre esta tan ocupado como tu madre- le explicó Damián -Ambos tienen sus vidas, y yo la mía-

-¿Tu vida?, te equivocas jovencito, solo eres un niño queriendo ser adulto, mientras no cumplas la mayoría de edad, harás lo que yo diga- le espetó furica, tornándose la mujer seria y fría de negocios que Damián conocía.

Slade acarició la mano de su mujer tranquilizándola mirando a Damián con una sonrisa divertida -Nuestras fuentes nos informan que Bruce siempre está trabajando, sus horarios nunca coinciden con los tuyos y tu básicamente vives en la casa de uno de tus compañeros de clase, ¿Eso es que todo vaya bien?- le preguntó.

Damián calló ante sus palabras, lo habían vigilado todo ese tiempo, no tenía caso argumentar nada.

Thalia suspiró, recuperando el control de si misma -Solo te deseo lo mejor, estamos demasiado lejos para velar por ti, estoy muy preocupada Damián, regresa a casa conmigo por favor -le dijo usando su mejor arma, su voz y sus lágrimas, la mano de su madre tomó la suya y se sentó con él, abrazándolo -Estas creciendo tan rápido, quiero estar ahí para verlo-le dijo cobijándolo a su pecho.

-Quiero quedarme aquí- le confesó

-¿Que es lo que te gusta de este lugar? ¿porque no quieres obedecer a tu madre?- le preguntó dulcemente. -Harás miles de amigos, pronto entrarás a los negocios tendrás muchos socios, accionistas y personal a tu disposición-le aseguró ella peinando sus cabellos negros.

-Ellos nunca serán como Jon- murmuró Damián decepcionado porque debatir aquello con su madre era imposible.

Thalía frunció el ceño y miro a Slade, quería saber quién era aquel niño y quitarlo de la vida de su hijo si lo estaba distrayendo de los grandes planes que tenía para él.

-Mamá está aquí Damián, yo arreglaré todo, ya lo verás- le dijo besando su frente sonriéndole.

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Mi primer amigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora