Jon consigue mantener el ritmo de sus cartas diarias por un mes, antes de quedarse sin fondos. Entonces tiene que comenzar a conseguir recursos, primero es el dinero de su cumpleaños que le envía su abuela Martha y después la venta de algunos de sus videojuegos y películas viejas, al final y ante la negativa de sus padres de aumentar su mesada, consigue un empleo paseando a los perros del vecindario, no es mucho lo que gana, pero puede pagar una carta a la semana y pasear con Kripto al mismo tiempo.
El tiempo comienza a pasar de manera extraña para Jon, se acelera cuando se da cuenta de lo cerca que está de terminar la secundaria, y que todo lo que hace es estudiar, hacer tareas y presentar exámenes en un ciclo sin fin.
Maya y Collin están ocupados con la escuela también, se reúnen en todos los recesos, y aunque disfruta su compañía los días le saben desabridos sin Damián. Su ausencia ha dejado de doler, pero la nostalgia no se quita, tiene la teoría, que el peso en su pecho creado desde su partida se aligera con cada carta que escribe y que por ello su obsesión de escribirle todos los días.
Es cuando marca los días que han pasado sin una respuesta, cuando siente que el tiempo pasa lento e insoportable.
Hacen faltan tres meses más, para recibir una carta de su anhelado remitente, llega justo el último día de clases, un sobre con su nombre esperando por él.
Lo abre con el corazón latiendo en el pecho, emocionandose al encontrar la cuidadosa letra de Damián.
"Jon:
Te escribo estas líneas para pedirte que confíes en mí, deja de escribirme cartas y dile a quien te pregunte que no me conoces, niega cualquier relación entre nosotros. Te pido que lo hagas por la promesa que te hice de volver.
P.D.
Te diré la respuesta cuando nos veamos
Atentamente
D."
Tuvo que leer sus pocas palabras hasta memorizarlas, tratando de inferir si se encontraba bien, si la carta era real, si habían interceptado su correspondencia y era alguna artimaña de su madre queriendo alejarlo de él. Pero estaba escrita con su letra, los trazos elegantes y adultos de Damián.
Tenía pequeños detalles que le hacían pensar que era real, pero entonces, ¿por qué Damián le pediría tal cosa?, ¿se encontraría en problemas?
No pudo dormir y agradeció las vacaciones de fin de cursos para desvenarse los sesos toda la noche pensando alguna posible respuesta.
La mañana del lunes su padre tocó la puerta de su habitación con insistencia, adormilado y bostezando, le abrió para decirle que ya no tenía que levantarse temprano pues estaba de vacaciones, pero no pudo decir nada ante su rostro sombrío.
-Sígueme- le dijo serio, jalándolo con él a la sala.
No forcejó a su agarre, demasiado confundido por la situación, su madre los esperaba con una expresión pétrea y el desayuno olvidado, tenía en la mano el control remoto, su padre lo llevó a sentarse y su madre prendió la televisión.
El noticiero mostraba el rostro de Bruce Wayne y Thalía Al Ghul, y pixeleado en una esquina, la imagen de Damián capturada por algún paparazzi.
"Fuentes confirmar la pelea legal entre Bruce Wayne y Thalía Al Ghul, por la custodia de su hijo, después del escándalo en que se vio envuelto el esposo de la empresaria, tras el descubrimiento de la policía de conexiones que lo ligan directamente al tráfico de menores y prostitución infantil, asimismo no se descarta un posible abuso sexual del menor hijo de esta famosa y controversial pareja."
Jon negó, incapaz de confrontar la crudeza de aquella noticia, su madre apagó la televisión y se sentó a su lado, comenzando a decirle palabras de consuelo acariciándole la espalda reconfortándolo.
-No puede ser verdad- les dijo incrédulo, pero sus padres no mentían.
-Me llamaron del periódico, está en todos lados la noticia-le dijo su padre con pena.
Un nuevo dolor se expandió en su pecho dejándolo sin aire, surgiendo de la ira y frustración, lágrimas calientes brotaron de sus ojos, al comprender que Damián le había advertido, sabía que iba a enterarse por ello sus palabras.
Su mente se esforzó en recordar la cara de Slade, sus ojos recorriéndole, la preocupación de Damián, sus palabras, todo tenía sentido.
Con amargura pensó en todo el tiempo que habían pasado juntos, ¿Por qué nunca le había dicho nada?, ¿Por qué no le pidió ayuda?, que poco confiable y que ingenuo había resultado. Un gemido brotó de sus labios y sus padres le envolvieron en sus brazos, dándole el soporte que necesitaba para aferrarse a la realidad que deseaba fuera un sueño.
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Mi primer amigo
FanfictionDamián Wayne es el único hijo de dos padres ausentes y un matrimonio fracturado. Tras su escape a Nueva York para vivir con su padre Bruce Wayne, deberá aprender sobre amistad y amor a sus jóvenes quince años, la edad ideal para dejar de ser niño y...