CAPITULO VII

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Rhaast~ [POV]

Necesitaba a Aatrox porque era el único entre los 3 que sabía dónde estaba la ubicación de una mujer que me sería de gran ayuda ahora.

Nos dirigimos a gran velocidad hacia las afueras de Noxus, realmente no pensé que esos dos accedieran de forma tan fácil.

—¿A dónde nos dirigimos Rhaast? —Kayn tenía cierta duda en su voz.

—Eso ya lo verás.

—¿A quién mierda le hablas? —Preguntó Aatrox viéndome de reojo.

—A su novio, claro —Varus contestó con rapidez.

Lo miré de mala gana, si no fuese inmortal lo habría matado hace rato.

—Sabes Rhaast —La voz de Aatrox sonó extrañamente calmada —todo esto me tiene muy confundido, sin embargo, si lo que quieres es traer a ese chico devuelta de esta forma, tendrás que afrontar las consecuencias que eso conlleva.

—Sí, estoy muy consciente de lo que hago.

—¿Me traerás de vuelta? — Kayn sonaba muy sorprendido — No confío en ti.

—No tienes que hacerlo, tengo mis propios motivos.

Desde hace un tiempo que quería tener a Kayn solo para mí, me llenaba de ira al ver como Kayn siempre pensaba y hablaba de su maestro como si este fuera lo mejor que le haya pasado en su vida.

Me doy asco, pero cuando tenga de vuelta a Kayn lo besaré hasta borrar todo rastro de ese maldito hombre que se atrevió a tocar lo que es mío.

Mataré a todo aquel que se atreva a mirarlo, empezando por su maldito maestro.

—¿Qué tanto piensas? —preguntó Varus con notable burla en su voz.

—Nada que te interese.

El camino fue largo, pero llegamos sin causar mucho alboroto, la idea era que nadie se enteraría.

Entramos a una mansión con un estilo un poco tétrico, grandes cuadros, grandes pasillos y la tenue luz que daban las bombillas era lo que le daba ese aspecto tan sombrío.

—Tres Darkins, tres criaturas poderosas que en un pasado poseían el respeto de toda una nación —la voz de una mujer resonó por todo el lugar — ¿Qué me hace digna de tenerlos por aquí?

Unos pasos que se escuchaban desde el pasillo de esa gran mansión, hacían eco por toda la habitación.

La figura de una mujer se iba mostrando poco a poco, acercándose a nosotros.

—Vengo aquí porque necesito de tu magia.

Cuando por fin se pudo visualizar bien la mujer, esta freno su caminar y mostró una sonrisa de medio lado.

—Cuéntame tus problemas.

—Necesito tu magia —continué — como miembro de la "Rosa Negra" tienes la reputación de hacer cualquier cosa con magia, entre ellas se rumorea que tienes la capacidad de separar el cuerpo consumido por un Darkin del mismo.

—Puede que sí, puede que no, al fin y al cabo, son rumores — Una chica de cabello morado con una gran vara en su mano derecha se sentó en uno de los sillones que aquí habían.

—¿Puedes hacerlo o no? — Me estaba desesperando un poco, lo que menos me gustaba era perder el tiempo.

—Toma asiento ¿quieres? Relájate un poco Sr. Darkin —con su magia hizo aparecer un charón con muchas copas y una botella de vino — ¿Quieres una copa? Por cierto, me llamo Leblanc.

—No estoy aquí para perder el tiempo.

—Tomaré eso como un no.

La chica se puso a tomar del vino. Un silencio invadió por completo la sala, quería salir de aquí, sentía que estaba perdiendo el tiempo.

—Así que... — rompió el silencio —¿Por qué quieres separar tu alma del cuerpo que ya consumiste?

—No te interesa, solo necesito que lo hagas.

—Hmm ya veo —Leblanc empezó a mover su cabeza de forma vertical como si hubiese descubierto un gran enigma —¿Es acaso amor lo que te trajo hasta aquí?

—... — No respondí por lo que me imagino debió tomar mi silencio por una afirmación.

—Es raro, en tantos siglos ninguno de ustedes los Darkin habían sentido alguna clase de sentimiento afectivo por nadie —Leblanc terminó su copa y la dejó en una mesita situada al frente de ella —Ni siquiera entre ustedes como hermanos.

—No necesito que me digas lo que ya es obvio.

—¿Sabes que amar un humano es posiblemente la peor elección que puedes hacer?

—Sí, aceptaré todas las consecuencias que trae consigo.

Leblanc me miró con un rostro serio y luego cambió su semblante a uno relajado.

—Bien, sígueme.

Caminamos por los largos pasillos hasta llegar a una habitación con muchos artículos desconocidos para mí.

—Necesito que te sientes en el centro de ese círculo.

Leblanc buscaba un libro en una gran estantería llena de libros.

—¡Oh! Aquí está —Sacó un libro blanco —bien comencemos, dolerá un poco, pero nada que un Darkin no pueda soportar.

Leblanc empezó a recitar unas palabras que no entendía, el circulo a mi alrededor empezó a brillar de un color dorado, sentía como mi cuerpo ardía, pero podía soportarlo.

Llegó un momento en el que solo vi todo blanco.

Tiempo después cuando dejé de sentir el ardor en mis pies, abrí mis ojos lentamente y vi primero que vi fue el cuerpo de Kayn a mi lado, al parecer estaba inconsciente.

Una gran sonrisa se dibujó en mi rostro.


Una sonrisa de felicidad combinada con un poco de picardía.

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Only you™ [Rhaast x Kayn]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora