CAPITULO IV

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  Kayn~ [POV]  

La verdad es que Rhaast y yo hemos permanecidos juntos por poco más de seis meses, y siento que he demostrado que soy digno de poseer su poder. Sin embargo, muy en el fondo recuerdo que si domino su poder entonces el Darkin desaparecerá para siempre. No es como si me importase, pero a veces pienso que si Rhaast me ganara ¿Me extrañaría?

Una pregunta absurda, no creo que alguna vez en su vida, él haya sentido el sentimiento de culpa, arrepentimiento o amor.

Amor...

Ese sentimiento que no pude experimentar ni siquiera en mi niñez. Nunca conocí a mis verdaderos padres y desde muy pequeño ya estaba asesinando personas. Sin duda una infancia que nadie quisiera tener.

Siento que por mi pasado ahora soy incapaz de amar, lo único que siento hacia mi maestro es respeto, pero no pasa de ahí. Mi corazón está lleno de rencor hacia la humanidad tan cruel que me llevó a ser lo que soy ahora.

—No le des muchas vueltas al asunto —Rhaast me hizo volver a la realidad.

—Solo que pensé que como arma-portador teníamos más confianza.

—Está bien, ya que uno de los dos desaparecerá cuando la fusión haya terminado te contaré lo que me está pasando.

—¿Es algo malo?

—Ni siquiera yo lo sé, es algo que se me está saliendo de las manos, ni siquiera sé que me está ocurriendo.

—¿Sobre el por qué actúas tan extraño?

—Sí, estuve pensando que quizás son los malditos aspectos que nos mantienen a raya.

—¿Los aspectos? Creo que he escuchado hablar de ellos.

—Sí, el aspecto del crepúsculo fue la causante de nuestro encierro hace siglos.

—¿Y crees que ellos te están haciendo actuar extraño?

—Es lo más probable —Se quedó en silencio por un momento —Espero que no me afecte tanto como creo que lo hará.

—¿Y qué es?

—No lo sé, pero sea lo que sea acabaré con los aspectos cuando pueda tener un cuerpo.

Me quedé mirando a Rhaast mientras caminaba sin rumbo.

—Varus dijo algo sobre que estabas perdiendo el interés en tomar mi cuerpo —Dije en un susurro.

—Ya te dije que dejes de darle vueltas al asunto.

Mientras caminábamos escuchamos la risa de una mujer, que me pareció tan familiar.

—Te dije que podías hacerlo —Ahora la voz de un hombre se hizo presente.

Entre los árboles se podían ver grandes plumas que brillaban, lucían casi como capas. Eran los malditos vastayas con los que se enfrentó el maestro Zed

—¿Qué tal si nos divertimos un poco Rhaast? —Sonreí y avancé hacia donde estos estaban.

Con sigilo me lancé hacia la vastaya de atuendos oscuros, cuando notaron mi presencia, el chico de atuendos luminosos se colocó en frente de ella para luego crear un escudo que los rodeaba a los dos.

—¡Hey! ¿Qué pasa contigo amigo? ¿Por qué nos atacas de la nada? —El chico tenía una expresión relajada.

—Cariño, es un asesino, no hables con él —La chica se dirigió al más alto colocándose a su lado.

—Ustedes son los vastayas que destruyeron uno de los templos del maestro Zed ¿verdad? —Mantenía esa sonrisa tan característica de mí.

—¿Quién es Zed? ¿Y por qué destruimos su templo? —El chico lucía confundido.

Only you™ [Rhaast x Kayn]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora