Capítulo 32

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Capítulo 32

Se sintió tentada una vez más de salir de la habitación en busca de Rylan. Sencillamente necesitaba verlo, hablar con él; asegurarse de que lo que había sucedido unos días antes había sido realidad y no tan sólo una fantasía fruto de su desesperada mente. Pero aun podía sentir el fuego de los labios de ese hombre en los suyos, y su piel todavía recordaba cada pequeño roce que él le había regalado la noche del baile.

La joven se miró de nuevo, fijándose en su gastado vestido oscuro y se dijo que su aspecto había mermado considerablemente desde que se había casado con ese hombre. Ella era la única que notaba con exactitud las diferencias, cómo ahora se sentía una mujer mucho mayor de lo que era. Posó su mano en su mejilla, acariciando la suave piel y se preguntó si Rylan seguiría encontrándola bella. Ella, desde luego, había dejado de hacerlo hacía bastante tiempo, pero la otra noche, Alyssa habría jurado que entre la oscuridad y los corredores escondidos del castillo, Rylan la había mirado con deseo y admiración. Como en los viejos tiempos. Se sentía mortificada, como si él no hubiera cambiado tanto en ese tiempo, mientras que ella se había dejado consumir esperando por si algún día él volvía.

El sonido de alguien tocando la puerta la sacó de ese pensamiento.

—Adelante —dijo, alzando la voz.

Creía que se trataría de Jaime Fisher, pero se llevó la más grande de las sorpresas cuando el cabello negro y los ojos claros de Rylan se asomaron por el otro lado de la puerta. Su pulso se aceleró en el instante en el que éste cerró la puerta de sus aposentos y se deslizó dentro de la habitación. Se preguntó si alguien lo había visto llegar hasta allí; más rumores aún era lo que más la preocupaba. Aun así, no dudó un momento antes de correr hacia él en cuanto la puerta se cerró a su espalda.

—Rylan —suspiró, como si aún no creyese que él estaba allí.

Él la miraba con una intensidad arrolladora.

—Necesitaba verte —susurró él.

Tan pronto como sus ojos encontraron los suaves labios de Alyssa, sintió una descarga eléctrica que lo recorrió hasta lo más profundo, sabiendo que algo en su interior lo obligaba besarla. Aun así trató de mantenerse sereno.

—También yo lo ansiaba —confesó ella con cierta timidez—. Mucho me temo que el otro día no fui capaz de controlar mis palabras y quizás me precipité al hablar.

—¿Me mentiste en algún momento? —preguntó Rylan, enarcando una ceja y la sombra de ese viejo miedo pareció regresar.

—En absoluto —dijo ella, manteniendo una actitud seria—. Pero fui débil; no quería confesarte la verdad de ese modo. De hecho, ni siquiera creí que tendría oportunidad de hacerlo en algún momento...

Lo que ella decía era increíble. ¿De veras habría sido capaz de dejarlo en ese profundo estado de ignorancia en el que había vivido los últimos años?

—¿No crees que merecía saber lo que sucedió?

Alyssa suspiró y apartó la vista de ese hombre, aunque su cuerpo la empujaba a acercarse a él lo máximo posible.

—Llegué a pensar que ya no merecía la pena.

En sus ojos Rylan vio con claridad esa nueva mujer en la que ella se había convertido. Últimamente, y cada vez con más frecuencia, ésta desaparecía, pero esa mirada apagada era algo que se le clavaba con la fuerza de mil espadas. Si él hubiera sabido la verdad desde el principio, nada de aquello habría sucedido. Los ojos de ella volvieron a alzarse y su mirada verde se fijó en la suya, transmitiéndole una pregunta intrínseca en sus palabras.

Si algún día vuelves. #Wattys [Romance histórico]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora