Capítulo 27.

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Capítulo 27

Cuando la puerta de la habitación se abrió, Alyssa se sobresaltó, relajándose uno segundo después al comprobar que tan sólo se trataba de Linnea quien había entrado a sus aposentos. Su amiga la miró de arriba abajo y sonrió finalmente.

—Estás bellísima —le dedicó, complacida.

Alyssa dejó escapar el aire de sus pulmones y reparó en que sus manos temblaban de nerviosismo. Se miró a sí misma en el espejo de su tocador: finalmente había elegido la tela verde y dorada para su vestido; la misma que a Rylan le había gustado. Acarició la brillante tela con dedos temblorosos, maravillándose de la exactitud con la que ésta se ceñía a su cuerpo. El reflejo en el espejo le devolvía una imagen hermosa, su cabello estaba trenzado y anudado sobre su nuca y sus mejillas parecían sonrojadas, contrastando con su palidez habitual. Se recordó a la imagen que lucía unos años antes, cuando aún no se había casado con Gordon Seymour.

—Es la hora —le anunció Linnea, cuyo elegante vestido rojo resaltaba el brillo de su cabello anaranjado.

—¿Hay mucha gente? —Tuvo que aclararse la voz cuando ésta salió de sus labios algo ronca—. Me gustaría saber a qué debo atenerme antes de cruzar esa sala y ser el centro de atención de todo el mundo.

—¡Es obvio que lo serás, Alyssa! —exclamó Linnea, excitada—. Lord Harrison te ha mandado sus más sinceros deseos de éxito y el gran salón se encuentra ahora mismo repleto de la más selecta sociedad inglesa.

Alyssa se obligó a sí misma a caminar hacia la puerta al escuchar eso, puesto que la presencia de esas personas la abrumaba. Debía ser fuerte y llegar hasta allí cuanto antes, de otro modo se escondería bajo su cama y no saldría de allí en días.

—¿Ha venido también tu prometido?

Linnea bufó.

—¿Lord Taylor? —preguntó con una mueca burlona mientras abría la puerta de la habitación y salía por ella—. Declinó la invitación hace una semana, alegando que se encuentra en un importante viaje de negocios. Y aun así, acabo de encontrarme a Lady Morris, que mantiene que vio a mi prometido saliendo de White's. —Una mueca se extendió por su rostro—. ¿Qué tipo de caballero no aprovecha la oportunidad de visitar a su prometida cuando hace más de tres años que no la ve?

«Probablemente, un mal caballero», pensó Alyssa, pero no quiso decir nada que pudiera hacer que su amiga se sintiera aún peor.

—Pero hoy es tu día, no hablemos de mí y centrémonos en lo que va a suceder hoy. —Una brillante sonrisa volvió a extenderse por el rostro de Linnea—. He visto a un par de hombres muy apuestos ahí abajo y estoy convencida de que querrán pretenderte.

Las mejillas de Alyssa se encendieron, pero ella no dijo nada, tan sólo siguió caminando por los pasillos y tratando de que sus piernas respondieran a cada uno de los movimientos que su cabeza ordenaba.

Cuando llegaron a la sala, esta estaba preciosamente decorada y parecía más hermosa aún al estar tan llena de gente. Los violines se escuchaban desde cualquier punto de la enorme sala, sin resultar molestos en absoluto. La música suave y melodiosa le recordó a Alyssa las noches de fiestas en la corte, en las que alguna vez incluso se había permitido bailar bajo la desagradable mirada de Gordon, que nunca aprobaba la exposición de su esposa al público y solía fruncir el ceño cuando alguien alababa su belleza.

En cuanto los invitados la vieron aparecer, no tardaron en acercarse para saludarla. Alyssa mantuvo la calma estoicamente mientras recibía el pésame por la muerte de su esposo, así como hacían todo tipo de comentarios hacia su precaria situación en el castillo del duque de Alderman y recibía con una elegante sonrisa críticas envenenadas sobre su inestabilidad. Una mujer que llevaba una exagerada peluca con adornos extremadamente recargados, la cogió de la mano con fuerza, mirándola con demasiada cercanía.

Si algún día vuelves. #Wattys [Romance histórico]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora