Capítulo 24

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Capítulo 24

El gemido de Khadira en el oído de Rylan lo estremeció. La noche había caído desde hacía unas horas y había llegado el momento de encender el fuego en la habitación, a fin de que el gélido viento no se colara con tanta agresividad por los fríos bloques de piedra del castillo. La muchacha avanzó hacia él, tan sólo cubierta por un fino camisón. Pudo ver la excitación brillando en su mirada y cuando ella llegó a la cama, acercándose a su cuerpo provocativamente, Rylan se quedó mirándola.

—¿Tiene frío, mi señor? —preguntó ella con voz suave y sensual.

Él sonrió de medio lado, sintiendo su cuerpo rozándose contra él.

—Ligeramente —contestó Rylan.

Unos instantes después ella lo besó en los labios con atrevimiento y sus caderas no tardaron en juntarse con las de Rylan, tratando de establecer un ritmo suave pero firme. Desde luego, Khadira sabía cómo encenderlo y eso siempre había sido así, desde el momento en el que se habían conocido. De todas formas, esa vez, casi igual que las anteriores desde que había vuelto al castillo de Alderman, Rylan no sintió nada.

Llevaba varios días dándole excusas a Khadira para no acostarse con ella y, las últimas veces que lo había hecho, no había conseguido centrarse en conseguir o proporcionarle placer. Era como si de pronto él se hubiera enfriado. La joven árabe sintió de nuevo el rechazo silencioso de Rylan, aunque no se apartó de ella ni puso fin a su beso.

Sabía que quizás la tomaría como las últimas veces, como si fuera una obligación hacerlo. Ella se apartó ligeramente y lo miró; sus ojos oscuros y rasgados no expresaban desilusión, sino una emoción más parecida a la preocupación.

—¿Algo va mal? —preguntó—. ¿Sucede algo?

Fue sabia al elegir sus palabras, no pretendía ofenderlo de ningún modo.

Con cualquier otra mujer, probablemente habría fingido que nada ocurría, pero con el tiempo, la confianza que había conseguido con Khadira lo había hecho sentir realmente seguro. Con cuidado la apartó de él y se alejó hasta llegar al otro lado de la cama, poniéndose en pie.

—No esta noche, Khadira —se excusó—, estoy pensando en otra cosa...

Ella asintió con la cabeza, sintiéndose desilusionada. Aun así, trató de disimularlo. Ese hombre había sido todo para ella; era su protector y su salvador, pero aun así no se sentía en ningún modo con derecho sobre él. Desde el primer momento en el que lo había visto, incluso después de haber compartido su lecho por primera vez, Khadira había sabido que el corazón de ese hombre pertenecía a otra persona.

Durante todo ese tiempo, ella se había preguntado de quién se trataría. Ella era capaz de ver en el interior de Rylan y allí había leído que el hombre no tenía ninguna esperanza con la mujer a la que amaba, por lo que había supuesto que ella estaría muerta. Pero ahora sabía que eso no era cierto; que la mujer a la que Rylan amaba estaba viva y, aunque hubiera permanecido años enterrada en su pasado, ella había vuelto a su vida.

—¿Quiere que me vaya? —preguntó con suavidad.

—No, no —respondió él—. No es tu culpa, Khadira. Sólo necesito tomar un poco de aire...

Ella asintió con la cabeza, sin hacer ningún otro movimiento.

—Su tío ha vuelto, mi señor —le comunicó, como si se hubiera acordado de pronto—. Esta misma tarde.

El interés en los ojos de Rylan le reveló que no conocía esa noticia y, sobretodo, que no se alegraba por ella.

—Creo que iré a hacerle una pequeña visita —murmuró Rylan mientras se colocaba unas ligeras calzas. Se vistió rápidamente ante sus ojos.

Ella había estado acostumbrada a que Rylan llevara kilt la mayoría del tiempo, de ese modo pasaba desapercibido en Escocia. Aunque estaba claro que, estando allí, no podía lucir como otra cosa que no fuera un noble inglés, por lo que las pesadas telas de tartán habían quedado atrás ya.

—Mi señor, si lo desea no volveré a sus habitaciones hasta que usted... hasta que usted lo considere oportuno —ofreció ella, aunque la posibilidad de no volver a amarlo le dolía.

Rylan la miró fijamente durante unos instantes y después suspiró. No quería hacer daño a Khadira, pero se sentía realmente mal cada vez que la tomaba y no era su rostro el que quería besar, ni su piel morena la que ansiaba poseer.

—Hablaremos de esto, Khadira —prometió—. Pero no ahora.

Ella asintió obedientemente y el joven abandonó la sala. En su interior sabía que jamás volvería a tomar a esa mujer; ni una vez más.


Siento la espera <3 El capítulo es algo corto, subiré uno nuevo la semana que viene, ¡recordádmelo, por favor!

Mil besos y gracias por leerme.

Mil besos y gracias por leerme

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Si algún día vuelves. #Wattys [Romance histórico]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora