II

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Omar se fue directo a la tienda de su familia luego del rato con Ander. Cuando llegó, su hermana Nadia estaba sentado detrás del mostrador con su clásico Yihad en la cabeza.

— ¿Todo en orden?

— Si, ¿Tú?.

— Bien — Contestó sonriente. Siempre iba a estar agradecido por lo que hacía por él.— Voy a acomodar un poco el deposito antes que lleguen.

Nadie asintió con la cabeza y él se metió en la parte trasera de la tienda, ensimismado en sus pensamientos. Las contradicciones se le apilaban en la cabeza tal cual él apilaba las cajas de mercadería en ese cuartucho. ¿Cómo era posible llegar a querer tanto a una persona en unos pocos meses?¿Cómo se hacía para seguir con las obligaciones, cuando estas dejaban completamente fuera de su vida a esa persona?.

Los minutos pasaban y a Omar se le hacían eternos, esperaba ansioso que sus padres llegaran con noticias. Se estremeció cuando escucho la puerta del local abrirse, seguido de las voces de su papá saludando a su hermana. Parecía que todo había salido bien, a juzgar por la sonrisa en el rostro del hombre al dirigirse a él. Su madre venía tras su padre callada y sumisa.

— Listo— Sentenció orgulloso — Cumplidos tus dieciocho nadie podrá deshonrar tu buen nombre, hijo, hemos llegado a un acuerdo propicio con los padres de Jamila.

Omar sintió como el alma se le iba a los pies y el corazón se le hacía un nudo mientras mil oraciones se formaban en su cabeza, pero solo atinó a inclinar la cabeza en señal de asentimiento. Yusef se fue al frente de la tienda dejando solos a madre e hijo.

—Mama— Murmuró, en un intento de suplica.

— Es una buena chica, Omar, estoy segura que seran felices. Aprenderan a tolerarse con el tiempo —Trato de consolarlo mientras extendía el brazo para acariciarle la mejilla

Omar cerro los ojos al contacto e inhalo aire de un bocado, él no quería solo tolerar a quien sería su pareja de por vida. No estaba seguro si alguna vez tendría el coraje de contarle a su madre al menos el verdadero motivo por el cual no podía casarse con esa mujer, ni con ninguna otra. Esa noche se fue a dormir sin cenar.

*****

La noche encontró a Ander acostado en su cama, ya sin remera y con un jogging cómodo para dormir. La tele prendida y el celular en la mano.

En cualquier momento debería estar entrando un mensaje de Omar, si todo estaba bien. Pero eso no paso, el chico no le escribió nada en toda la hora siguiente y él comenzaba a preocuparse. Hacía un mes que le había llevado el teléfono, y no habían pasado ni una luna sin escribirse.

La felicidad que lo había embriagado esa tarde tras la visita de Omar comenzó a desaparecer tan efímeramente como llego. De repente imagenes con decoración nupcial se agolparon en su cabeza.

Apretó con fuerza los ojos y se esforzó por hacerlas desaparecer. Omar le había dejado en claro que no dejaría que eso pasara, solo debía seguirle la corriente a su padre hasta que se le pasara la rabieta por lo de las drogas. Confiaba en el, quería hacerlo. Tomó el movíl y abrió la aplicaciones de mensajes y luego la conversación con el moro solo para comprobar que su última conexión había sido la madrugada anterior, justo después de enviarle el último mensaje.

La mañana llegó rápido, Ander no recordaba en que momento se había quedado planchado. Lo primero que hizo fue coger el celular para ver si Omar le había escrito. Nada.

—¿Ander? Te busca Polo— Escucho la voz de su padre hablarle desde el otro lado de la puerta

¿Polo? Le pareció extraño que su amigo viniera a buscarlo, más sin avisar. Pero no le dio tanta importancia a eso, capaz y hasta le veía bien ver una cara conocida para despejar su mente.

—¿Que onda chaval? —Saludo— Hacía mil que no te veía.

— Si, hemos estado algo perdidos es cierto. Y eso no está bien ¿No cumpa?

—No pues claro que no. Pero oye, espero que no hayas venido a buscarme a mí ahora que se les fue Christian e — Exclamó divertido, en chiste.

— No chaval, que no viene por ese lado. Con Carla estamos que es un lujo.— Aseguró el de ojos azules - Pero el que me preocupa es Guzman.

—¿Qué hay con él?

— No se enrealidad, no contesta los mensajes ni llamadas . Hasta le he ido a ver y nada tio, me preocupa que este deprimido

— Joder que le acaban de matar a la hermana, es lógico no.

Ambos estaban sentados en el balcón que daba al jardín, tomando un desayuno algo improvisado que solo constaba de unos jugos y tostadas. Polo se removía algo inquieto en su silla, y tartamudeaba un poco al hablar, como hacia cada vez que se ponía incomodo. Amber lo miró con una ceja alzada.

— Si, eso es verdad. Pero pienso que deberiamos intentar llegar a él, no esta bueno que este solo.

—Pues cuenta conmigo tronco —Aseguro Ander.

— Bien, esta tarde ¿Te va? Pasamos a buscarlo y almorzamos .

—No, almorzar no, un poco más tarde. Tengo unas cosas que hacer con mis padres, pero después de eso los alcanzó.

—Lo mejor va a ser que me avises cuando te liberas y vamos juntos ¿Vale? Así le metemos algo de presión a ver si nos atiende.

—Vale, te tiro un mensaje en cuanto puedo. Pero no te preocupes tio, seguro que debe estar dolido, pero nada más.

Polo asintió con la cabeza, se levantó y se fue de la casa de Ander, dejando a Ander ahí sentado.

Todavía recordaba la noche del baile. Él y Omar estaban en un aula vacía, escondiéndose del padre del chico y poniéndose al día con los besos cuando una voz femenina comenzó a sonar por los altoparlantes, pidiendo a todos que se reúnan en el escenario de manera urgente. Todo lo demás se tornaba borroso. Los interrogatorios, el velatorio y luego el funeral... Todo le había parecido un día de nunca acabar con más preguntas que respuestas. Pero finalmente se había hecho justicia y el asesino había sido capturado, o eso pensaban todos.

La visita de Polo lo había desequilibrado, quizás más de lo normal. Pero luego de una ducha y sandwich ya todo había vuelto a correr, y él estaba listo para apostarse en la esquina de la tienda de Omar, a esperar que el padre saliera para colarse en la tienda y estar unos minutos con su novio. Sonrió de lado mientras se revolvía el pelo frente al espejo, no habían hablado nunca de eso, de que eran. Pero en su cabeza siempre lo llamaba así. Cogió sus llaves, el móvil y salió de su casa.


*****

Hasta aquí por hoy! No hay Omander pero ya el próximo veremos el encuentro :) Espero no haberme ido muy por las ramas, pero es un cap necesario para la trama. Nos vemos la próxima, y gracias por los comentarios!


Desafiando destinosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora