III

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Ander entró al negocio en cuanto Yusef se alejó unos metros, la única que estaba en la parte de venta era Nadia.

- Buenas Nadia - La chica la saludó desde su lugar con una sonrisa y le hizo una inclinación con la cabeza hacia la que sabía, era la parte donde almacenaban la mercadería. - Pasó - Dijo y se mandó

Omar estaba de espaldas a él, subido a un cajon de plastico intentando alcanzar un estante demasiado alto. Ander no lo dudo y se acercó silencioso hasta darle un mordisco en una nalga.

- ¡Auch! - Exclamó el moro sobandose. - ¿Que estáis loco?.

- Qué estaba irresistible tio - Se excusó divertido - Vamos que apenas si te mordí, baja de ahí y dame un beso.

- Muy gracioso e - Dijo ofuscado, mientras bajaba del cajón sin la caja que buscaba- No te escuche entrar - Le dio un beso en los labios y lo tomo por la cintura.

- Me di cuenta. Tampoco me escribiste ayer - Reprochó sin preámbulos. Lo suyo con Omar era bien directo.

- Si, es que me quede dormido.

- Vale - Aceptó, aunque algo desconfiado - ¿Y? - Preguntó, Omar lo miró sin entender - El casorio, que paso con eso al final.

El musulmán resopló, y se pasó la mano por la nuca nervioso. No sabía cómo decirle al chico que su padre había arreglado para que a sus dieciocho estuviera casado, por eso no le había escrito la noche anterior. No había encontrado las palabras y ahora tampoco.

- Ya cortala con eso chaval, que nadie va a casarse aquí - Aseguró, intentando restar importancia.

- Claro, y estás tan seguro de eso que te tiene con un humor de mil demonios - Ironizó el de ojos claros.

- No es eso lo que me trae de malas, es el estar aqui encerrado.Me ahoga.

Ander lo miró comprensivo, sabiendo que le sería imposible estar en su lugar. Él no hubiera aguantado ni media semana de encierro y Omar ya iba pasando el mes.

- Míranos, diez minutos al día joder, que es menos que la hora de visita en una cárcel tío- Siguió Omar descargando. Ander solo lo abrazó, rodeando el cuello con ambos brazos, haciendo que el moro apoyara la cabeza en su hombro. - No se cuánto más voy a aguantarlo.

- El tiempo que tú quieras - Contestó Ander - Sólo tú puedes sacarte de aquí, no importa que aún no tengas la mayoría de edad, puedes valerte por ti mismo solo tienes que...

- No es así nada más. Irme de aquí significa renunciar a mi familia para siempre, sin retorno - Aseguro.

- Irte de aquí significa ser feliz.

Omar se zafó del abrazo y lo tomó por las manos, mirándolo a los ojos un segundo antes de besarle la boca desesperado, como buscando en ella el oxígeno que le faltaba ahí dentro.

- Será mejor que vayas ya. Te escribo a la noche.

Desafiando destinosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora