La mañana siguiente a la fiesta, Omar despertó en cama de Ander aunque en un primer tanteo a ojos cerrados, pudo notar que el espacio donde debía estar el chico estaba vacio y frio, señal de que se había levantado hacía ya un rato. Bufó indignado, se había imaginado que podrían remolonear juntos antes de tener que ponerse a limpiar el desorden del día anterior.
Se levantó y ocupó unas ojotas que Ander le había dejado a mano concienzudamente antes de salir del cuarto. Lavó sus dientes y empapó su rostro con agua fresca, para despabilar aunque el tema estaba difícil. Joder, que eran las diez y tantos de la mañana, se había acostado hacía apenas un rato...
Pensó mientras contemplaba su reflejo ojeroso en el espejo que una ducha podía sentarle bien. Pero primero un café, se dijo a si mismo y bajo hasta la cocina.
Encontró a Ander ahí, de espaldas a él batiendo enérgicamente café instantáneo en una taza. Vestía unos short tipo malla que le quedaba por encima de las rodillas y nada le cubría el torso así que Omar demoró unos segundos de más en acercarse a él , empapandose primero con la musculatura del lomo y luego bajando hasta la cola.
Se acercó silenciosamente y lo abrazó por la cintura, apoyando su cuerpo sobre la espalda de él.
— Buen día — Le murmuró en el oído, aunque su voz sonó más como un ronroneo.
— Buenos días — Le contestó Ander, sonriendo mientras abandonaba lo que estaba haciendo para darse vuelta y quedar de frente. —Veo que te levantaste animado. — Afirmó con picardía, mientras agarraba descaradamente la polla de Omar, que había sentido dura contra su cuerpo.
— No hay otra forma de levantarse contigo chaval, mirate. —Le contestó juguetón, mientras le mordía el labio inferior.
Ander esbozó una sonrisa ladina y dejo que Omar se pegara aún más a él. Justo en ese momento la pava comenzó a ebullir, el agua que había puesto para el café ya estaba lista.
- Venga, desayunemos que hay que limpiar el lío antes que lleguen mis padres.
Omar se separó a regañadientes dándole espacio a su novio para que siguiera con los cafés, él se acercó a donde sabía estaban los cereales y sirvió un poco en una compotera, para que ambos comieran de ahí. También sacó mermelada para las tostadas que Ander había hecho.
Desayunaron en la barra de la cocina, por momentos en silencio y de a ratos poniéndose al corriente de distintos momentos de la fiesta. Un rato después, estaban en el jardín juntando todo lo que había quedado. Por suerte algunos de los chicos los habían ayudado con lo grueso antes de irse, solo les faltaba entrar las cosas y sacar alguna que otra bolsa de basura.
Cuando terminaron, pasado el mediodía, almorzaron algo y luego Omar se fue. Los padres de Ander llegarían en cualquier momento y si bien no había ningún problema entre ellos, el moro no quería sentir que invadía estando todo el tiempo presente así que se despidió de su novio y se fue a la casa de Samu, donde estaba quedándose desde que su padre lo echó.
Ander lo vio partir resignado, mil veces le había dicho que a sus padres no les molestaba que estuviera en la casa pero Omar había demostrado ser bastante juicioso y cabeza dura con el tema así que no insistió.
Comenzó a aburrirse un rato después, la casa era demasiado grande para estar solo, así que se estaba por acostar un rato cuando sonó el timbre. Cruzó a zancadas el living, pensando que quizás Omar había cambiado de opinión, pero no. Al abrir la puerta se encontró con Nadia.
—Hola Ander, ¿Puedo pasar?.
—Hola — La saludó — Claro Nadia, pasa hizo a un lado para darle paso. — Omar acaba de irse, le hubiera gustado verte.
— A mi también me hubiera gustado verle, pero es contigo con quien quiero hablar.— Dijo la morena, logrando que el de ojos claros la mirara con una ceja alzada. — Sabes que él y nuestro padre pelearon.
— Si — Asintió, recordando como Omar había aparecido en la puerta de su casa con la cara rota. Aún le hervía la sangre de solo pensarlo. — Ven, siéntate — La invitó — ¿Quieres algo de beber? — Nadia negó con la cabeza mientras se sentaba en el sillón de dos cuerpos, Ander tomó lugar frente a ella.
Nadia se removía inquieta en su lugar, como si estuviera buscando la forma correcta de decir algo.
— ¿Y bien? — Preguntó Ander, ya impaciente.
— Mi hermano esta sacrificando a toda la familia, Ander — Aseguró Nadia, y el de ojos claros la miro confundido. — No tienes idea como están las cosas en mi casa desde que Omar se fue...
— Desde que lo hecho tu padre, querrás decir — La corrigió, intentando contener su carácter.
— Si, es cierto — Aceptó — Pero aún puede volver, padre lo aceptaría de nuevo si Omar le dijera que solo fue una confusión, que el no es así...
— ¿Y por qué haría eso Omar? — Le preguntó Ander, desencajado. Comenzaba a entender por dónde iba la conversación. — Es tu padre quien tiene que pedirle disculpas, en todo caso.
— No entiendes, Ander — Le reprochó Nadia — Nuestro padre nunca se humillaría así.
— Entonces el que tiene que humillarse es Omar, ¿Cierto? — Preguntó irónico — Pensé que lo apoyabas Nadia, que él podía contar contigo.
— ¡Lo hago! Solo que... No puedo ver como mi familia vuelve a desmoronarse, no si puedo evitarlo — Ander entendió que se refería a la otra hermana quien se había marchado hacía ya unos años.
— Quizás tus padres deberían replantearse las cosas si no quieren que vuelva a pasar a pasar lo mismo. — Sugirió el dueño de casa, sin poder mantener el temple.
— Omar no puede dejarlo todo solo por... — Comenzó a hablar la chica pero se calló, como si re pensara lo que intentaba decir.
— ¿Solo por mi? ¿Eso es lo que ibas a decir? — Nadia asintió con pesar — Esto no es por mi, Nadia. Omar es lo que es más allá de mi.
Nadia lo miro desolada desde su lugar, se podía ver en sus ojos la disyuntiva que sentía en ese momento.
— ¿Y que hará mi hermano cuando lo de ustedes se termine? ¿A dónde irá cuando tu vuelvas al colegio y él se encuentre teniendo que buscar trabajo para mantenerse?.
— Omar está lo bastante grandecito como para decidir sobre su vida, Nadia. — Le aseguró Ander, ya sin humor.
— Lo se, por eso apelo a ti para que lo hagas entrar en razón. Dile que vuelva a casa, si de verdad lo quieres, sabes que es lo mejor para él.
La musulmana se levantó del sillón y encaró para la puerta, Ander fue detrás de ella.
— Quiero a mi hermano, Ander. Quiero lo mejor para él y se que tú también lo haces. — Le dijo y luego se fue, sin que le pudiera contestar nada.
Se fue y dejo a Ander con sus palabras revoloteando sobre su cabeza.
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¡Volví! Después de unas laaargas vacaciones acá estoy para seguir con lo inconcluso :)
¡Poco falta para el final! Pero ya ando pensando en otra historia...¿Sobre qué parejas de Elite les gustaría leer?
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Desafiando destinos
RomanceAnder y Omar vienen de mundos distintos, eso esta claro. El desafío no es aceptarlo, es hacer que funcione.