Omar se dio media vuelta y con las manos en los bolsillos del jeans nuevamente, emprendió la vuelta a casa. Ander lo observó alejarse un par de metros, embroncado con él mismo, muchas noches había pasado acostado, imaginando que Omar aparecía en su habitación para que pasaran la noche. Justo tenía que haber sido esa. Dio una patada a la llanta del auto maldiciendo, le tomó solo unos segundos más decidir que no lo dejaría ir, no tan fácilmente.
El tenis le había dejado algunas cosas buenas, entre ellas el correr una cuadra y media en poco más de un minuto.
— ¡Omar! - Grito, cuando lo tuvo a poco menos de media cuadra. — ¡Espera coño!.
Llegó hasta él y lo jaló del codo, quedando frente a frente. Omar era de contextura pequeña y Ander le sacaba algunos centímetros así que fue fácil acorralarlo contra la pared de una casa. El moro solo pudo dejarse hacer.
— Soy un gilipollas, disculpa. — Dijo, manteniendo su boca a unos pocos centímetros de la del otro. —Pero tú lo serás aun más si te vas a tu casa pudiendo pasar un rato juntos.
—¿Quien te dijo que iba a mi casa?— Contestó desafiante y molesto, mirando directamente a los ojos claros que tenía enfrente. Ander lo miró con una ceja arqueada y Omar flaqueo — Vale, ¿A donde vamos?
Ander sonrió con autosuficiencia, encantado con que Omar no pudiera resistirse a él. Claro que no lo mencionó, o ahí si se hubiera quedado con las ganas. Unos minutos después estaban arriba del carro rumbo a ningún lado.
*****
Terminaron estacionando el auto en frente a una plaza, ubicada a unas manzanas de la casa de Ander. El parque era grande y solitario a esas horas de la noche. Se sentaron al pie del tronco de un gran árbol, cerca uno del otro. Ander había bajado su mochila con él, había rescatado un par de cervezas de los de guzman y ya las estaban tomando.
—¿ Eres un verdadero cabrón, lo sabes verdad?.
—Y tú un maldito resentido tío — Le replicó, entendiendo que Omar iba de chiste. Se ligó un coscorrón en desquite.—¿por qué preguntas?
—Nadia no ha sabido del tío ese, y esta un poco preocupada. Parece que se habían tomado cariño...
Ander dudo unos segundos, mirando a la nada. Pero Nadia se merecía saber, y Omar también.
—Guzmán hizo un trato con tu padre, que si él dejaba que Nadia volviera al instituto este año, él se alejaría de ella. — Omar lo miro confundido.—Ya sabes, flipo con tu hermana. Le quiere, creo. Pero entiende que solo le trae problemas a ella.
—Pues entonces tanto no la quiere. — Observó Omar.—Miradnos a nosotros, me he salido por la ventana para verte.
—¿Así que tanto me queréis?—Preguntó el otro, con una sonrisa altanera en el rostro.
Omar no le contestó, pero acortó la distancia entre ellos y, dejando la botella a un lado, se abalanzó para devorar la boca de Ander. Estaban solos en el parque y lejos de su casa y de su padre, ya había contenido bastante las ganas.
Por su lado, Ander, le devolvió el beso con las mismas ansias mientras le agarraba las caderas con una mano de cada lado, atrayendo aún más contra él y logrando que se le monte encima. El moro no se negó y con una pierna a cada lado de la cintura del chico, abandonó la boca que besaba para comenzar a repartir besos por la mandíbula y luego por el cuello, dejando un rastro húmedo por el camino.
Las manos de Omar se habían colado por debajo de la camiseta de Ander, y acariciaban todo lo que podían a su paso, dejando tras de si la piel erizada del chico. Pronto la ropa comenzó a ser una molestia para ambos.
—Joder.—Murmuró Ander.— Voy a enloquecer si no follamos pronto.—Afirmó, podía sentir la erección de Omar justo al lado de la suya propia. El moro, sabiéndose deseado, movió su cadera insinuante contra el cuerpo del chico que permanecía bajo él.
—No sabía que te iba lo de exhibicionista.— Le murmuro Omar al oído.
— No aquí, idiota. — Le contestó Ander, estremeciéndose al sentir la respiración de él. — ¿Tú no quieres follarme?.
—¿Quereis que yo te folle?.— Preguntó Omar, todavía desde su lugar en el hueco del cuello del chico.
—Si. — Aseguró. — Bueno, eso creo. Yo nunca lo he hecho, no quiero lastimarte.—Agregó casi en un susurro que el de ojos negros solo escuchó debido a que estaba, literalmente, pegado a él.
El moro se separó un poco y se puso frente a él, todavía sentado horcajadas sobre sus piernas y lo miró, realmente lo miro. Ander tenía los hombros más amplios que él y la mandíbula cuadrada parecía imponente, pero en ese momento no pudo evitar verlo con ternura. Todavía recordaba la primera vez que se besaron en el puente, cuando el mandó la mano por debajo del pantalón de Ander y este dio un respingo. Nunca se había imaginado que el chico no tenía experiencia, por eso había ido tan al grano. Es que era tan hermoso.
—Bueno, entonces voy a follarte—Aseguró, después de salir de sus cavilaciones y con una sonrisa.
Ander sonrió, confiaba en Omar. Volvieron a besarse pero esta vez de una forma distinta, solo se concentraron en disfrutar la boca del otro, acariciando con la lengua cada rincón queriéndose fundir en uno, tal y como sentían que eran.
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Buenas! Me atrasé un día pero acá está!. Ahorita me pongo con lo que sigue :)
Este es un fic ATP, pero mi imaginación a veces desvaría y termina escribiendo escenas no tan ATP . Por lo que voy a empezar a subir en paralelo a esta historia, otra con momentos y circunstancia solo para adultos. Les aviso cuando este!
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Desafiando destinos
RomanceAnder y Omar vienen de mundos distintos, eso esta claro. El desafío no es aceptarlo, es hacer que funcione.