Omar. Primera parte.
Luego de despedirse, y como si de una película se tratara, Omar y Ander marcharon para rumbos distintos. Pensando cada uno en como afrontar lo que venía pasando de la mejor forma posible, o al menos intentarlo. El sol comenzaba ya a desaparecer en el horizonte, dejando paso a la noche clara, y el moro no tenía apuro en volver a lo de Samu.
Omar apretó los puños con fuerza dentro de los bolsillos del blazer que llevaba puesto. Es que no podía dejar de pensar en las mil y una forma de decirle a su hermana que no volviera a entrometerse donde no le importa y cuando lograba sacarlo de su mente solo sentía la murria que sintió al despedirse de su novio hacía apenas un rato. La sensación le había erizado la piel.
Camino erratico unas cuantas cuadras sin tener claro donde ir. Cuando quiso darse cuenta, sus pasos lo habían llevado hasta la calle de su casa. De la de sus padres, en realidad.
Pispeo desde la esquina de enfrente la situación dentro del almacén de la familia y al parecer no había nadie en el frente del local.
Espero que los autos pasaran y cruzó la calle para entrar al local. Su madre se asomó por la puerta del deposito en cuanto escuchó la campanilla abrirse. Los ojos de la mujer se achicaron de felicidad y se acerco hasta Omar.
Tu padre a sido muy duro contigo, hijo — Dijo la musulmana, acariciando la mejilla de su hijo con la zurda.— No debió haberte dejado en la calle.
— Pues mira que yo no esperaba nada menos de él. — Contestó Omar, hostil. — ¿Nadia esta en casa?.
Como si la hubiera llamado con la mente, la morena entró a la tienda con unos paquetes en brazos, detrás de ella Yuseff entró aún más cargado de mercadería que su hija. Mercadería que calló al piso en cuanto el hombre vio a Omar.
—¿Que haces tú aquí?. — Dijo prepotente y autoritario.
— Para baba — Lo frenó Nadia cruzando un brazo por delante de él en cuanto quiso dar un paso al frente.
— Tengo que hablarte, Nadia — Dijo Omar, mirándola directamente. — En privado.
— Cualquier cosa que tengas que decirle a mi hija sera delante mio o no sera.
El aire se había vuelto pesado de un momento a otro, y el ambiente no podía estar más caldeado. Omar miro ahora a su padre, y luego a su madre.
Había entrado decidido a exigirle a Nadia que no volviera a llenarle la cabeza a su novio en contra de su relación y un par de otros tantos. Pero ahora que estaba delante del hombre que lo había molido a golpes, no se creía tan valiente como para decir ni la palabra "novio".
Pero no dejaría que su papá lo note flaquear. Cogió aire hasta llenar sus pulmones y evocó en su cabeza el rostro del chico por el que había dado un paso tan grande, como era admitir su homosexualidad delante de sus padres. Largo el aire despacio y volvió a cogerlo, tratando volver a llenarse de coraje como aquella vez.
— Quiero que dejes de entrometerte, Nadia, pensé que estabas de mi lado — Admitió Omar, con la voz algo quebrada. — Que me apoyabas con Ander...
Bueno, quizás el ambiente si podía volverse más caluroso. La sola mención de otro hombre hizo que Yuseff tronara los dedos.
— No puedo apoyarte en algo que te aleja de nuestra familia, hermano mio. Te lo imploro... vuelve a casa — Nadia sonó apesadumbrada, como si sus palabras salieran del más profundo rezo.
Omar negó con la cabeza. — No puedo hacer eso, de la misma forma que se que ustedes no pueden aceptarme — Explicó Omar sereno, como si una gran verdad se hubiera revelado delante de él trayendo paz. — Es algo que siempre supe, creo, pero no quería aceptar pues en verdad los aprecio. — Hizo una pausa para tomar aire que le hacía falta, joder.— Pero a él lo amo. Y no hay nada que puedan hacer que me hagan cambiar.
Nadie en la habitación pareció reaccionar a las palabras de Omar, que respiraba agitado mientras agradecía estar bastante cerca de la puerta.
— Diciendo barbaridades como esa bajo este techo. — Murmuró el mayor, y murmuró alguna injuria en árabe que Omar no llego a entender. — Ten algo de respeto...
— No baba, quien debe tener más respeto eres tú.
Omar sintió que se quedó sin nada que decir, así que salió con paso calmo de la tienda. No podía negar que un escalofrío recorrió su nuca al pasar cerca de su padre, pero un extraño peso había aflojado en su espalda.
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Tuve unas complicaciones, demasiado largas y aburridas para explicar por acá, peeeero...¡Acá estoy! Y con un nuevo capitulo de estos chiquillos que me siguen encantando.
¿Qué les pareció este? Un poco melanco todo, pero vemos a Omar muy decidido y orgulloso de lo que siente! El jueves segunda parte¡!!
Besos XOXOXOPrometo reparar los daños y perjuicios por la espera (?)
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Desafiando destinos
RomanceAnder y Omar vienen de mundos distintos, eso esta claro. El desafío no es aceptarlo, es hacer que funcione.