Do sostenido, re bemol

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Toco el piano; una melodía repetitiva que ojalá os pudiera describir pero no. Interpreto la canción con un vacío dentro de mi, no tengo ganas de tocar el piano, pero ahí estoy. Sigo tocando sin ningún fin, no sé cuál es mi objetivo, igual distraerme de todo lo que me rodea. Voy moviendo la dirección de mi mirada mientras toco: miro arriba, a los lados, de vez en cuando inclino la cabeza hacia algún costado. Me permito el lujo de hacer todo eso ya que me sé la partitura de memoria. Paro de tocar. Me quedo mirando fijamente la tecla del do sostenido como si me llamara. De hecho me creo tanto esta acción que le tiendo la mano, más bien el dedo, y toco la tecla esperando que ocurriera algo. No sucede nada a mi alrededor. Me quedo mirando la tecla con cara de tonto, no se que me pasa. Me cae una lágrima. Pienso en mi abuela, recién difunta, no supe apreciar bien el tiempo que estuve con ella. Me siento un completo imbécil desagradecido. Empiezo a llorar entre sollozos, a moco tendido. Mi abuela se me acerca y me pregunta porque estoy llorando, entonces me doy cuenta de que estoy listo para el casting. Recordad, comed naranjas que cuentan con antidepresivos.

¿Para que sirven las piedras?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora