Enroque

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Corría escaleras abajo. Él llevaba persiguiéndome desde la plaza de la iglesia con un revólver en la mano. Entré en casa pero se las apañó para echar la puerta abajo y seguir tras de mí. Estaba en la segunda planta de cuatro que tiene mi casa, cinco si contamos la planta baja. Había puertas que daban a la calle en la tercera planta y en la baja. Mi objetivo era esta última. Durante mi carrera hacía mi "salvación" me sentí fatigado, tenía agujetas, el día anterior había salido a correr. Frecuentaba las salidas runners pero por lo visto no se notaba, cada vez me recortaba más distancia, acabaría cogiéndome si no hacía algo pronto. En la primera planta empecé a tirar las sillas que tenía  por medio. Escuché como las empujaba con su cuerpo. Él era un tipo grande, media por lo menos 1'98 y mi muslo era igual de grande que un gemelo suyo, a eso sumarle que lo acompañaba un revólver, yo era tipo muerto. Cuando llegué a la planta baja tuve una magnífica idea, abrir la puerta y meterme en el armario de al lado. Hice eso mismo. Una vez dentro mantuve la respiración. Lo escuché pasar pero quería estar seguro del todo así que me quedé dentro, inmóvil. Cuando pensé que ya estaría lo suficientemente lejos y ya podía salir, la puerta se abrió lentamente. Cerré los ojos medio llorando, la muerte me estaba llamando y yo tenía el móvil con el tono al máximo, no podía hacer que no la escuchaba o que estaba en silencio. La puerta se abrió del todo, vi al tipo, contesté a la llamada. Entonces sucedió: jaque mate. Nos pusimos a jugar al ajedrez.

¿Para que sirven las piedras?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora