De coches y alcachofas

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Sentado en el escritorio, vacío, pienso como escribir una historia. Recuerdo que cuando iba sexto de primaria, nos decían que cogiéramos dos términos que no tuviesen nada que ver y creáramos una historia. Siempre tendré en mente el ejemplo que puso Esteban, el tutor: alcachofas y coches. Lo primero que se me vino a la cabeza  fue un coche propulsado por alcachofas, ¿Pero que especie de historia era esa? No tenía ni pies ni cabeza: los agricultores no tendrían tiempo suficiente para cultivar alcachofas. Además tendria consecuencias muy negativas: ¿Que sería de la paella sin un toque de  alcachofa? Todas estas irían destinadas a la automovilística. Después pensé en darle la vuelta, coches fabricados con alcachofas. Cada idea era peor. A la mínima que cualquier coche de estos se chocara, se iría al garete. ¿Que tal coches como método de cambio de alcachofas? -Bah! Todo esto es una tontería -replico desde mi escritorio- nadie sería capaz de escribir una historia con coches y alcachofas.

¿Para que sirven las piedras?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora