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Después de unos minutos, me envolví en una toalla para poder salir a buscar lo que me pondría. Dejé mi cabello suelto como de costumbre, solo que esta vez agregué un poco de mousse para cabello, para que se formaran curvas más definidas. Después de maquillarme tomé mi bolso, me miré una vez más en el espejo para asegurarme que todo estuviera bien y salí de mi habitación.

Me encontré con Nick quien caminaba rápidamente de un lado a otro con "algo" de desesperación. Como siempre se veía perfecto, solo que esta vez vestía más formal, pero sin perder su estilo desordenado.

―¿Por qué los nervios Harper? ― le pregunté desde el umbral de la puerta, este rápidamente volteó a verme y me regaló una hermosa sonrisa mientras caminaba hacia mi.

―Te ves hermosa― acarició mi mejilla, la cual a estas alturas estaban más rojas que unos tomates de temporada ―Anda vamos...― besó mis labios y comenzó a caminar hacia las escaleras sin soltar mi mano.

―¿A dónde iremos? ― le pregunté entrelazando nuestros dedos

―No te diré― cantó como niño pequeño ―Es sorpresa― subía y bajaba sus cejas rápidamente

―¡Nick! ― alargué riendo

―No te diré...― rió junto conmigo

Llegamos al último escalón, estaba por caminar hacia la puerta pero Nick no se movió y por ende yo tampoco ya que me tomaba de la mano.

―Ven― me dijo caminando hacia la sala –Tal vez olvidó algo- pensé sin entender, pero aún así lo seguí, pasamos por el comedor hasta que llegamos al jardín

―¿Nick? ― pregunté bastante extrañada cuando abrió la puerta que daba hacia el jardín, sin responderme nada siguió caminando. ―Nick a que venimos a...― no pude terminar la oración, ya que quedé completamente en shock con lo que veía.

El jardín estaba decorado con una serie de antorchas, que iluminaba de una manera increíble la pequeña y cuadrada mesa que estaba en el centro. La cubría un mantel color crema, sobre esta había un delgado jarrón donde había flores, y unas cuantas velas blancas decoraban la mesa además de la cubertería de plata y copas.

Seguía completamente anonadada sobre lo que miraban mis ojos, volteé sorprendida a ver a Nick, quien me miraba expectante.

―T..tú hiciste todo eso? ― sonrió mostrando su perfecta dentadura ―Es...es ¡hermoso! ― le dije abrazándolo

―¿Te gusta? ― me preguntó dando un beso en mi mejilla

―No me gusta...― tragué saliva ―¡Me encanta! ― le respondí tomando su rostro entre mis manos para guiarlo hacia mis labios.

Pasamos horas platicando, sobre nosotros, sobre las cosas que nos gustaban y las que no, era increíble estar con él, parecía que el reloj no avanzaba. No cambiaría su compañía por absolutamente nada del mundo.

Estaba tratando de controlar mi risa, después de los chistes que me contaba. Se puso de pie y me tendió su mano, ya que logré estabilizarme gustosa la tomé e igualmente me puse de pie, pasó su mano libre por mi cintura mientras yo pasaba la mía por su hombro hasta su nuca. Me apegó a su cuerpo mientras comenzaba a moverse al ritmo de una música inexistente. Lo seguí ocultando mi rostro en su cuello aspirando ese exquisito y característico aroma.

―Kate...― me separa de su cuello para poder verlo de frente

―¿Si? ― le pregunté

―Kate...― volvió a decir seguido de un suspiro ―Quiero que seas mi novia― tomó mi mano que se encontraba en su nuca para entrelazar nuestros dedos, mientras me miraba fijamente. Abrí mi boca sorprendida, su manera de pedirlo era totalmente diferente, su manera de "pedirlo" era totalmente diferente, radical, única. Totalmente Nick Harper.

―Y yo quiero que seas mi novio― le contesté con una sonrisa que a penas cabía en mis rostro

―¿Entonces? ― regresó mis manos a su cuello ―¿Novio y novia? ― pasó sus manos por mi cintura dejándolas reposar sobre mi espalda

―Me encanta la idea ― susurré sobre sus labios, los cuales unos segundos después capturaron los míos, y así fundirnos en un lento beso. Me estremecí debido a la fuerte corriente de aire que nos arroyó. Nick inmediatamente se separó de mi para quitarse su saco y ponerlo alrededor de mis hombros.

―¿Vamos adentro? ― me preguntó acomodando un mechón de cabello que el viento se había encargado de desacomodar. Asentí con la cabeza.

Nick se encargó de apagar las antorchas, esperé a que llegara a mi lado y lo abracé por la cintura, así el pasó un brazo por mis hombros. Caminamos hacia su habitación.

―Ya vengo― me dijo sacando su brazo de mis hombros cuando llegamos a la puerta, pero antes de que pudieradar un paso lo iré del brazo tirándolo hacia mí.

Recorrió lentamente mi cintura con sus manos, seguía caminando hacia mi, hasta que la puerta me evitó retroceder más. Sonrió pícaramente sobre mis labios sin darle tiempo a decir palabra alguna, capturé sus labios con los míos, rodeé su cuello con mis brazos para afianzarme mejor y evitar que escapara. Aunque seguramente no lo haría. Conforme avanzaba el tiempo, la intensidad del beso aumentaba. Su lengua con suma libertad recorría mi cavidad, las mortales caricias que brindaba en mi cintura y espalda me hacían estremecer por dentro.

Saqué una de mis manos de su cuello para buscar la perilla de la puerta, cuando logré abrirla, Nick sin separarse de mis labios bajó un poco para después tomarme de las piernas y cargarme acomodándome en su cadera, me sujeté de sus hombros mientras reía.

―No te dejaría caer― dijo sonriente mientras caminaba conmigo en sus brazos

―Lo sé― contesté segura regresando a sus labios

De un momento a otro estaba recostada del acolchado y Nick sobre mi sosteniendo su peso sobre su codo, para evitar dejarlo sobre mi. Por más que le decía que no era de cristal, se negaba a dejar su peso sobre mi.

―No me quiebro― le dije riendo mientras ágilmente cambiaba de posición con él, ahora dejándolo recostado, mientras yo me sentaba en su cadera.

Me incliné para acercarme a sus labios y delinear el marco de estos con la punta de la lengua, mientras comenzaba a jugar con los botones de su camisa, saqué botón por botón de su respectivo ojal, me separé de sus labios y lo tomé por el cuello de su camisa para acercarlo a mi, se enderezó de la cama para permitirme sacar ese ahora incomodísimo pedazo de tela. Y así dejar al descubierto su buen marcado y tibio torso. Con las yemas de los dedos delineé suavemente su definido abdomen.

Tomó una de mis manos delicadamente y dio un beso en el torso de esta.

―Me encantas― dijo mirándome fijamente a los ojos, sonrojada le sonreí, introdujo sus manos por debajo del saco y las posicionó sobre mis hombros para luego deslizarlas por mis brazos y así al mismo tiempo deshacerse del saco.

Mi compañero de casa © (#wattys)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora