07| Dudas

392 46 4
                                    

Lee la nota al final del capítulo. Es muy importante.

Hacía mucho no me sentía tan bien, sentir la libertad en cada vena de mi cuerpo, el aire soplar en mi rostro y sin que nadie me detuviese.

Quizás me había metido en un enorme lío, sin embargo, todo lo valía. Y creo que no era el único que pensaba lo mismo.

Lindsey no dejaba de sonreír y de hablar, su felicidad se notaba al instante. La música parecía encajar con el momento, estaba realmente feliz.

¡Estábamos haciendo una aventura!

La carretera parecía infinita, pero yo sólo quería conducir sin descansar, porque no quería que esto acabara.

No sabíamos adónde íbamos, pero eso era lo de menos, de todas maneras no nos íbamos a quedar en un sólo sitio.

Los árboles pasaban poco a poco, a veces entrábamos en pueblos tras pueblos y las personas nos miraban con rareza.

De pronto, el sol comenzó a bajar poco a poco, nuestra adrenalina ya se había tranquilizado y ahora sólo nos quedaba apreciar el atardecer.

—Estacionate, debes descansar— Dijo Lindsey, señalando un mini market, que estaba a un lado de la carretera, sin embargo, el local estaba abandonado.

Hice lo que pidió, aunque ver las ventanas quebradas y las paredes arañadas del mini market me dio escalofríos.

El atardecer es más bonito sin que ningún edificio esté en cada lugar. Las montañas se veían de un color azul, haciendo contraste con el cielo anaranjado.

Lindsey se bajó del auto, la seguí y nos sentamos en el capó. La brisa todavía estaba presente, por lo que me quité mi chamarra y se la puse a ella. Sólo me sonrió.

—Estoy muy feliz— Musitó, sin verla, sabía que estaba sonriendo.

—Yo también.

El silencio ya no era incómodo, de hecho, pensé en ese momento que el silencio siempre hablaba por nosotros.

Tenía miedo de qué iba a venir, qué travesías íbamos a cruzar o qué misterios íbamos a resolver.

¿Qué iba a hacer de nosotros de lugar tras lugar, de ciudad en ciudad? ¿Y si se acababa el dinero?

Todas esas dudas me pusieron nervioso, pero Lindsey lo notó, me miró y volvió a sonreír. Al menos hacía sonreír a alguien quien estaba en la cuerda floja de no volver a hacerlo.

—Puedo notar tu miedo a kilómetros, Travis— Habló con ternura. —Todo estará bien, sólo piensa en las cosas positivas. Las cosas malas jamás te dejarán avanzar.

—Sólo tengo miedo, soy un cobarde— Dije, suspirando.

—No lo eres, yo también tengo miedo, pero sé que entre los dos nos vamos a cuidar. Desde este momento, yo estoy para ti y tú para mí, ¿estamos?

No pude evitar sacar una pequeña risa.

—Estamos.

Luego me abrazó, y con eso decidí volver a avanzar. De todas manera, Lindsey estaba conmigo. Necesitaba una amiga.

Cuando el sol ya se había ocultado y la oscuridad había caído, volvimos al auto.

No fue más de cuatro horas cuando los dos vimos un letrero, que estaba alumbrado por dos faroles en cada esquina del mismo:

Bienvenidos a Massachusetts.

Nuestro punto de inicio.

---------

Si soy sincero, este capítulo me costó escribir. Desde la última actualización  (creo que desde hace un mes) he tenido un bloqueo.

Siento que no puedo escribir historias de como a mí me gustaría, que las ideas que yo tengo no las puedo transmitir.

Como bien dije, desde la última actualización no he entrado a Wattpad, ni siquiera a leer las historias que dejé pendientes.

Quizás mi sueño de ser un escritor se va derrumbando poco a poco. No lo sé. Sinceramente no lo sé.

No puedo decir nada más,

¡nos me vemos a la siguiente!

La chica triste del balcón Donde viven las historias. Descúbrelo ahora