010| "Es hora de regresar"

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La incertidumbre regresó a mi cuerpo cuando Lindsey lanzó una gran carcajada. Seguro ella no se preocupaba por ello, pero lo cierto es que las autoridades son muy estrictas respecto a casos de desaparición.

Tenía miedo de que fuéramos al reclusorio, viajábamos sin ningún adulto y además sin licencia de conducir, seguro si nos encuentran estaríamos fritos.

—Creo que es hora de regresar— Le dije a Lindsey.

Ella miró, pero no pude decifrar qué decía en su mirada.

—Cobarde— Profirió.

—¿Qué?— Contesté al instante.

—Cuando te conocí creí que eras diferente, creí que eras de esos chicos malos que les da la gana hacer lo que ellos quieran, que no tienen miedo a nada— hizo una pausa para respirar. —Pero eres todo lo contrario, te importa mucho seguir las reglas, tu dilema es "La vida es mejor si evitas los problemas" ¡Pero los problemas siempre están! Eres un cobarde,  Travis.

—No soy un personaje literario de tus libros, Lindsey.

Me paré del asiento y volví al auto.

Tal vez era un cobarde, quizás tenía miedo de hacer cosas, pero así me educaron desde pequeño. No podía cambiar mi realidad. Ya sé que dejaba escapar algunas oportunidades de divertirme, pero mi consciencia no me dejaba, siempre andaba ahí para advertirme de las consecuencias.

Lindsey subió al auto con el ceño fruncido y mientras se acomodaba el cinturón de seguridad, habló.

—Sabes que no a cambiar nada, ¿verdad?— Dijo con seriedad.

—¿Qué cosa?— Inquerí.

—Si estamos en problemas, como tú dices, ¿por qué piensas que regresar va a solucionar todo? ¿Por qué dices que si volvemos escapamos de la policía y su estúpido reclusorio? ¿Qué diferencia hay si nos encuentran acá y no en nuestras casas?— Estaba tan enfadada que no se daba cuenta que me estaba gritando.

Y tenía razón, no habría ningún cambio. Me hizo dar cuenta que estaba equivocado al volver. Respecto a lo que dije segundos atrás, Lindsey tenía razón, teníamos que disfrutar lo que duraría el viaje y dejar al último los problemas.

Suspiré.

—Tú ganas, Lindsey. Nos quedaremos— Dije, forzando una sonrisa.

Ella sólo miró por la ventana, pero puedo jurar que escuché un "Gracias" de su parte, pero lo dijo en un susurro apenas audible.

Así que prendí el auto y conduje hasta la salida de la ciudad, quizás ya era tiempo de disfrutar más y no podíamos hacerlo quedándonos en Massachusetts.

El sol se escondía cada vez más rápido, de modo que el cielo se ponía de un color anaranjado pastel. Lindsey bajó la ventana de su lado y la brisa nos golpeó. Su cabello se elevó por todos lados, ella se rió y se disculpó.

—Siempre he querido gritar como en las películas, pero tenía vergüenza por las personas...

—Y aquí no hay ninguna, puedes hacerlo— Concluí, mirándola con una enorme sonrisa.

Ella sacó la mitad de su cuerpo por la ventana, al principio miró las montañas y el frondoso pasto que estaba a ambos lados de la carretera, luego tomó aire y gritó, gritó tan fuerte que no pude evitar reír. Pero no era una risa cualquiera, era una de felicidad y tranquilidad.

Lindsey volvió al auto, con los ojos bien abiertos y su sonrisa de oreja a oreja.

—Inténtalo tú— Me dijo con emoción.

—¿Qué? Estás loca— Profirié, arrugando las cejas.

—Vamos, yo tomo el volante. No hay ningún carro y no hay barrancos— Sacó su labio inferior hacia afuera e hizo una cara triste.

—De acuerdo— Acepté en un susurro y sin pensarlo.

Lindsey dio un gritito de felicidad y tomó el volante.

Hice lo mismo que Lindsey, la brisa chocaba conmigo con fuerza, apenas podía abrir los ojos, y pensé en Denna. En todo el dolor que me causó, en lo mucho que sufrí por todas sus mentiras.

Y sin siquiera sentirlo, grité con todas mis fuerzas. Sentía que sacaba todo, el dolor, los recuerdos, Denna y todas aquellas veces que lloré por una persona.

Se sentía tan bien.

Por fin le empezaba a encontrar sentido del por qué Lindsey quería hacer esto, quería sentirse libre y olvidarse de todo, porque sinceramente, esto es felicidad, tranquilidad y satisfacción.

———

Perdón por tenerlos muy abandonados, ya tenía este capítulo hecho hace un mes, creo. 

La escuela es un desastre, tengo un enorme problema con "mis mejores amigos" y pues algunos de ellos dicen que yo tengo la culpa de lo que pasa :'(

Y dejando lo triste atrás, estuve trabajando en algo super importante para mí: Saldré en un libro, ¡¿Pueden creerlo?!

El libro no solo es mío, unos de mis mejores cuentos están ahí. Tendré el libro en mis manos mañana.

Como sea, los amo por esperar :') No saben cuánto les agradezco por los buenos comentarios tanto aquí como en El chico de la ventana de al lado.

Son verdaderamente especiales. Y recuerda que la belleza está en el interior, no en el exterior.

La chica triste del balcón Donde viven las historias. Descúbrelo ahora