Cap. 27

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Narra Agoney

Álv: bueno, adiós.

Álvaro abre la puerta y se va, volviendo a dejarnos solos.

A: pobre Mireya...
R: ya...
A: ¿No estás preocupado por ella?
R: no sé, es que los síntomas que tienen se parecen mucho a una cosa...
A: ¿Qué cosa?
R: al embarazo.
A: ¿Crees que Mireya puede estar embarazada?
R: es muy probable, mi hermano y ella llevan juntos dos años, así que supongo que sí.
A: jo, que bonito...yo quiero alguien que me quiera así.
R: yo te quiero.
A: pero no así.
R: pues...

Raoul se acerca a mi, pone las manos en mi pecho y me da un beso. Al segundo se tapa la cara con las manos y comienza a ponerse muy rojo.

R: perdón, perdón, no tendría que haberlo hecho, de verdad lo siento, soy idiota, perdón...
A: Raoul, tranquilo no pasa nada.
R: sí, sí que pasa, que no tendría que haber hecho eso y ahora estarás enfadado, la he cagado seguro porque...

Agarro al rubio por la sudadera y lo acerco a mi. Dejo un beso en sus labios, esta vez más largo que el anterior.

R: entonces...
A: ¿Qué?
R: ¿No estás enfadado?
A: ¿Por qué debería estarlo?
R: no sé, es que...
A: Raoul por favor, no te comas tanto la cabeza con las cosas y deja que salgan de manera natural, porque si estas pensando en si está bien o sí no, vamos mal.
R: ya, pero es que me preocupa, porque no sé si me gustas o si te gusto o qué somos...
A: pues...somos dos personas que se quieren pero no saben en que modo.
R: ahí está la cosa, que no sé como te quiero..
A: pues no pasa nada, ahora somos buenos amigos, puede que dentro de un mes seamos novios, o puede que no, pero no pasa nada, tú deja que las cosas salgan naturalmente.
R: vale...
A: y ahora, ven aquí.

Me levanto del sofá y abro los brazos, Raoul se levanta y viene corriendo a darme un fuerte abrazo. Después, cosge mi mano y agarrándola va hacia el sofá y los dos nos volvemos a sentar.

R: y ahora...¿Qué hacemos?
A: no sé, ¿Que hora es?
R: las 18:15.
A: joder...pues voy a llamar a mi hermana, que estará preocupada.
R: dile que te quedas aquí a dormir.
A: ¿Me dejas quedarme aquí?
R: por supuesto.
A: gracias...

Me acerco a él y le beso. El me abraza por detrás, apoyando su cabeza en mi hombro y empieza a reír tímidamente.

A: si no me dejas llamar a mi hermana no me voy a poder quedar a dormir.
R: vale...

Se separa de mí, me giro y dejo un pequeño beso en su mejilla al ver su cara de tristeza. Cojo el teléfono que estaba encima de la mesa y me preparo para hablar con Glenda.

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