Cap. 34

519 27 3
                                        

Narra Agoney

R: es que creo que tendría que irme a mi casa...
A: ¿Por?
R: no quiero molestar...
A: ¿Eres tonto? No molestas, y no quiero que te vayas.
R: ya, pero...¿Y si le molesto a Glenda?
A: ¿Qué dices? Si está loca contigo, le caes demasiado bien.
R: ¿En serio?
A: claro, si no ya te habría echado de casa, es muy sincera.
R: vale, pues... me quedo.
A: pero...¿En serio pensabas que iba a dejar que te fueras?
R: pues...
A: no Raoul, no tu hubiera dejado.
R: gracias...

Raoul aprovecha que estoy apoyado en la pared para acercarse a mi y bermsarme. Empieza siendo un corto beso, pero después se acerca aún más a mi y su lengua empieza a jugar con la mía. Se separa rápidamente de mí, y se tapa la cara con las manos.

R: perdón, perdón...
A: no te tienes que perdonar.
R: pero es que...
A: ni es que ni nada, solo ha sido un beso.
R: ya, pero es que me he dado cuenta de una cosa...
A: ¿Qué pasa?

Se pone rojo como un tomate, me mira con los ojos brillando, como si fuera un niño, y una lágrima cae por su mejilla derecha.

A: no llores...
R: sí, lloro.
A: ¿Por qué?
R: porque me gustas...
A: ¿Cómo?
R: ¡Joder Ago, que me gustas!

Solamente un hilo de voz sale de su boca. Me rompe verle así. Me acerco a él y le abrazo, el se abraza a mí fuerte. Muy fuerte.

A: y...¿Por qué lloras?
R: por miedo.
A: ¿Miedo a qué?
R: a perderte, a que no nos hablemos, a que te enfades, a que me odies, a que no te guste y los días sean incómodos entre nosotros a partir de ahora.

Le abrazo aún más fuerte, sé que lo necesita. Y yo también lo necesito.

A: lobito...¿Crees que yo te podría hacer eso?
R: no lo sé Ago, te conozco desde hace tres días.
A: para mí es como si te conociera desde hace veinte años.
R: ya...pero es que nos conocemos muy poco...y estoy enamorado de tí.

Su voz suena entrecortada, y es fina, muy fina, como si estuviera a punto de romperse

A: ¿Te cuento una cosa?
R: dime...
A: yo también.
R: ¿Tú también qué?
A: que estoy enamorado de tí, idiota.
R: te quiero Ago...
A: y yo también lobito, y yo...

No mires atrásDonde viven las historias. Descúbrelo ahora