Cap. 31

516 27 1
                                        

Narra Agoney

Me despierto, y lo primero que veo al abrir los ojos son unos ojos miel mirandome fijamente.

R: buenos días Mickey...
A: buenos días lobito, ¿Qué tal dormiste?
R: genial.
A: yo pensaba que te enfadarías conmigo o algo.
R: ¿Por?
A: por las noches me muevo mucho...
R: pues no, o a menos no me he dado cuenta.
A: ah...
R: y por cierto, déjate el pelo así.
A: ¿Así cómo?
R: rizado.
A: ay, no...que me queda mal.
R: si, y yo soy jugador de baloncesto profesional...
A: va en serio Raoul, me queda mal.
R: vale, pues hagamos una apuesta.
A: a ver, venga.
R: si te dejas el pelo rizado te llevo a desayunar a una cafetería por el centro.
A: ¿Tú estás loco? No pienso salir a la calle así.
R: pues...te traigo el desayuno a la cama, en plan romántico.
A: vale... Raoul empieza a aplaudir y unos pequeños gritos eufóricos salen de su boca.

A: bueno, tampoco es para tanto, solo es un pelo rizado...
R: ya, pero es que te queda genial y me...bueno mejor me callo...
A: ¿Qué ibas a decir?
R: nada, nada...
A: vale...
R: bueno, voy a hacerte el desyuno.

Raoul se levanta, agarra mi cara con sus mano y deja un beso en mi frente. Me quedo en la cama, y cojo el móvil para ir matando el tiempo mientras él viene. A los cinco minutos entra con la típica bandeja de las películas y la deja sobre mis piernas.

R: he hecho café para ti, un Colacao para mí, y he puesto croissants de chocolate para compartir.
A: muchas gracias... Me acerco a el y le doy un pico, a lo cuál responde dándome un sonoro beso en la mejilla.

R: bueno, que aproveche.
A: igualmente.

Empezamos a comer, y la verdad es que me causa mucha ternura el hecho de estar con él en la cama, desayunando, porque se le ve muy feliz estando conmigo, y yo estoy muy feliz estando con el.
R: y ahora...¿Qué hacemos?
A: no sé, podemos ir a mi casa y conoces a Glenda...
R: por favor, necesito conocerla ya.
A: vale, pues dame algo de ropa, vístete y nos vamos.

Raoul se lleva la bandeja a la cocina, y me da unos pantalones de chándal y una sudadera amarilla. Él opta por unos vaqueros negros rotos y una sudadera rosa.

R: ¿Ya lo has cogido todo?
A: si, podemos irnos...

No mires atrásDonde viven las historias. Descúbrelo ahora