Cap. 28

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Narra Agoney

Llamo a Glenda, y literalmente a los cinco segundos ya ha cogido el teléfono. 📞Gl: ¡Holi!
📞A: ¡Hola Glenda! A ver escúchame un momento...
📞Gl: ¿Qué pasó?
📞A: tranquila, no es nada malo, simplemente era para ver si estabas preocupada o algo, y para contarte una cosa.
📞Gl: cuentala ya, por dios que intriga.
📞A: pues que me quedo a dormir a casa del rubio.
📞Gl: ¿Y eso?
📞A: pues nada, simplemente me quedo a dormir...
📞Gl: ya me contarás mañana...
📞A: sí, sí...
📞Gl: bueno, y tendrás que venir a por un pijama y ropa para mañana, ¿No?
📞A: no, cogeré algo del rubio y después se lo devuelvo.
📞Gl: ah, vale, pues hasta mañana.
📞A: hasta mañana, te quiero.
📞Gl: y yo, descansar bien.
📞A: por supuesto.

Cuelgo. Miro a Raoul, que me mira con cara de ilusión.

A: dice que vale.
R: ¡Bien!
A: ah, y me vas a tener que dejar un pijama y ropa para mañana.
R: vale, espera aquí un momento.

Raoul se va hacia su habitación, y al rato sale con tres pijamas.

R: mira, tengo este de jirafas, este de monos y este de Mickey.
A: dame el de Mickey.
R: vale, toma.

Raoul me da el pijama y va a su habitación a dejar los otros dos. Mientras él va, me quito los pantalones y empiezo a ponerme el pijama. Raoul viene por el pasillo cuando estoy únicamente con el pantalón de pijama puesto.

R: joder, hijo mío...
A: ¿Qué pasa?
R: pues que estás buenísimo.

Raoul ríe tímidamente por lo que acaba de decir.

A: gracias, tu también.
R: no, yo no.
A: ¿Tú eres tonto o peinas calvos? Obviamente estás buenísimo.
R: jo, gracias.
A: no hay de qué, es la verdad.

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