Cap. 37

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Narra Agoney

Cierro la puerta.

Glenda aparece y se me queda mirando.

Gl: ves como el viernes te dije que ibais a terminar siendo novios.
A: ya...
Gl: bueno, cuéntame, ¿Como ha sido?
A: pues... Cojo a Glenda del brazo y la llevo al sofá. Una vez sentados allí le cuento la historia, y ella acaba aplaudiendo.

Gl: jo, que bonito. Y que mono el rubio...
A: pues sí, para algunas cosas es como un bebé... Un bebé pequeñito que me encanta abrazar.

Y besar.

Gl: pues me alegro un montón de que sea él mi cuñado. Es muy majo y no sé, me da impresión de qué es muy buena persona.
A: sí, lo es. Además ha sido muy bueno conmigo estos días. Pablo nunca fue así conmigo...
Gl: ya... Glenda se acerca a mí y deja una suave caricia en mi hombro.

Gl: tú solo....no mires atrás.
A: ¿Qué?
Gl: qué no mires atrás.

Una sonrisa aparece en mi cara al recordar el porqué dice eso. Era lo que me decía cuando mamá murió, y siempre me ayudó a seguir adelante.

A: Glenda.
Gl: ¿Qué?
A: te quiero.
Gl: y yo hermanito.

Nos fundimos en un gran y cálido abrazo.

Gl: bueno, voy a darme un baño relajante, que en el trabajo me tienen hasta la peineta.

Río ante el comentario de mí hermana y desaparece por el pasillo dejandome solo.

Paso toda la tarde viendo Netflix y stories de mis amigos en Instagram. Pero lo mejor que me pasa es que sobre las 18:00 recibo una llamada de Raoul que termina convirtiéndose en una videollamada de unas tres horas de duración, la cuál la mayoría de tiempo hemos pasado mirándonos a los ojos con una sonrisa boba en la cara.

Es increíble como en tan poco tiempo este chico se ha ganado un hueco en mi corazón. Al igual que Nerea, Amaia, Alfred, Natalia, Alba, Ana y Miriam, que son con las que más me llevo. Y además de ser magnífico, Raoul es de ese tipo de personas que al principio odias y después es uno de tus pilares fundamentales en tu día a día.

Glenda sale de su habitación y se acerca a mí.

Gl: Agoo...
A: dime.
Gl: necesito que me des consejo.
A: cuéntame.

Glenda se sienta a mi lado en el sofá todavía con el pelo enrollado en una toalla.

Gl: a ver, te explico...como ayer no estuviste casi por aquí no te lo pude contar, pero tengo una cita.
A: ¿Una cita? ¿Con quién? ¿Le conozco? ¿Cuál es su nombre?

Glenda ríe ante mi comentario y pone una mano sobre mi hombro.

Gl: tranquilo muchacho. Es un compañero de trabajo, se llama Carlos, es muy majo y lo conozco desde que entré a trabajar donde estoy ahora.
A: vale...¿Pero vas a venir a dormir?
Gl: no, ahí es donde quería llegar. Que no vengo a dormir y tienes la casa sola, así que puedes aprovechar para llamar al rubio y hacéis cosas...
A: ¡Glenda!

Glenda comienza a reír y pasa su mano delicadamente por mi mejilla y mi barba.

Gl: era broma...pero si que puedes decirle que venga a dormir contigo.
A: ¡Gracias hermanita!

Le empiezo a dar besos por toda la cara y ella ríe.

Gl: bueno, voy a vestirme. Ves llamando a tu marido. Vuelvo mañana a la hora de comer.
A: adiós, pasarlo bien...y usar protección.

Empiezo a reír y ella me lanza uno de los cojines del sofá.

Desaparece por el pasillo y aprovecho para llamar a Raoul.

📞A: holi...
📞R: hola Ago, ¿Pasa algo?
📞A: sí, tengo una buena noticia. ¿Tienes la noche libre?
📞R: sí, ¿Por?
📞A: ¿Te quieres quedar a cenar y a dormir a mi casa?
📞R: ¡Claro que sí Ago! En cinco minutos estoy allí.

Y como bien dice, a los cinco minutos suena el timbre de mi casa y él entra.

A: ¿Por qué no has tocado al telefonillo?
R: una mujer muy maja me ha abierto.
A: ah...

Raoul va hacia mi habitación y deja la mochila de la universidad y otra mochila pequeña.

A: ¿Qué es la mochila pequeña?
R: ropa. Tengo el pijama de lobos y...
A: ¿Y...?
R: y el de Mickey. Te lo he traido porque sé que te gusta.
A: ¡Gracias!

Raoul se acerca a mí y me abraza.

R: "grasias".
A: idiota.

Empieza a reír y junta nuestros labios.

Creo que hoy va a ser una bonita noche.

No mires atrásDonde viven las historias. Descúbrelo ahora