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Viernes 21 de diciembre de 2018.
«Esta mañana me levanté con toda mi energía dispuesta a organizar el viaje de ensueño para estas vacaciones navideñas en Villa General Belgrano.
Armé la valija con todo lo necesario: mudas de ropa para toda la semana, bikini, toallón, bronceador y repelente de insectos. Y aparté en un rincón (para no olvidármelas), la reposera y la lona para tomar sol... ¡el hermoso sol de las sierras!
Junté en un bolso pequeño los elementos de higiene y seleccioné la ropa más sexy y los zapatos más nuevos que tengo, para las salidas nocturnas. Los boliches son de lo mejor en la villa alemana: vienen chicos de todas partes y los tragos que sirven son riquísimos. ¡No pienso perderme una sola noche!
Durante el día me voy a levantar temprano. (Bueno, tipo diez). Así podré aprovechar las horas de la mañana para hacer senderismo, cabalgatas, mountain bike, tirolesa... ¡Hay tanto para hacer! Eso sí, después de un buen desayuno campestre, con pan casero y mermeladas artesanales, propias del lugar.
Al mediodía almorzaré en el centro y también a la cena, en alguno de los tantos restaurantes tradicionales que sirven deliciosa comida alemana. Voy a ir a uno diferente cada día y cada noche, así los visitaré a casi todos».
—¡María!, ¡a desayunar!
«¡Uy!, esa es mi madre, llamándome. Será mejor que baje antes de que se enoje y, de castigo, me quite alguna salida durante las vacaciones».
—¡Buen día, má! Me demoré en bajar porque me puse a preparar mis cosas, ¡tengo todo listo para el viaje! Y ya programé lo que voy a hacer cada día...
—¿De qué hablás? ¿Qué viaje?
—¡De las vacaciones navideñas!
—¿Vacaciones navideñas?... ¡Ay, María! Siento desilusionarte, pero eso no existe en nuestro país.
—¡¡¡Qué!!! ¿Cómo que no existe? ¡Llevo imaginando el viaje desde julio!
—¡Eso te pasa por creerte todo lo que aparece en las películas!
