El legado

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(Microrrelato creado para la Dinámica #puerta_labrada del grupo Creadores de Mundos, Forjadores de Historias).

Desde que tengo memoria mi padre quiso enseñarme a tallar la madera. Era su oficio y le ilusionaba que continuara con la tradición que le heredara su padre y a éste, el suyo; así había sido durante seis generaciones. Yo era el séptimo en la línea y el único en mi linaje que renegó del legado familiar. Hasta el último de sus días lo oír insistir en lo importante que era que me enseñara todo lo que sabía, pero ya era muy viejo y yo estaba demasiado ocupado para prestarle atención.

Un día murió y con él, el legado. Después del entierro volvimos todos en silencio a casa. Mi madre, octogenaria, lloraba desconsoladamente. Traté en vano de confortarla, aunque sabía que no hay mucho que se le pueda decir a alguien tan añejo que ha perdido a su compañero de toda la vida. Sin embargo, ella me reveló con amargura que estaba preparada para perder a su esposo, mas no a su único hijo.

No lo comprendí en ese momento pero al séptimo día, cuando la tierra se abrió y aquel engendro emergió, todo cobró sentido. El monstruo me tomó con sus garras, me arrastró a las oscuras profundidades y me dejó en presencia de su amo Ördög, rey del abismo.

-¿Sabes por qué estás aquí?

Y ante mi cara de desconcierto y terror, explicó.

-Tu sangre tiene una deuda con mi reino y el pago que exijo es la puerta labrada más extraordinaria jamás fabricada por el hombre. Le otorgué a tu estirpe siete generaciones para prepararse y que pudieran volverse los mejores ebanistas que hayan pisado la tierra. ¿Estás listo?

Desde entonces, purgo la condena de mi antepasado tallando una puerta labrada que cada día vuelve a convertirse en un madero y nunca logro terminar.

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