Anónimo

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(Relato creado para la Actividad Compartida #1 del Taller Literario #En sus caras veo el temor)

Camina por las calles de Londres, ataviado con un sombrero de copa, algo percudido y un costoso traje, que ha visto mejores días. Nadie lo saluda con reverencia ni le otorga un trato preferencial. 

Su vida no siguió el curso esperado: el prestigio que adornaba su apellido se fue diluyendo con el pasar de los años pero sobre todo, con la constante decadencia de la sociedad de Whitechapel, a donde tuvo que mudarse tras agotar la fortuna de su familia. 

Pasea sin rumbo, aunque solo en apariencia; sus excursiones tienen un objetivo preciso: elegir cuidadosamente a sus víctimas. Para tener éxito, es muy importante que haya varias elegidas. Por la noche, cuando salga de cacería, se decidirá por una y parecerá haberla seleccionado al azar. Nadie sospechará que se trata de la escogida de una larga lista de posibilidades. 

Entonces, llevará a cabo el ritual: cortará su garganta y arrancará sus vísceras sin derramar una sola gota de sangre sobre sus lascivos ropajes. Y cuando el horrendo crimen esté consumado, desaparecerá entre las brumas de la noche. Nadie sospechará de él y volverá a su vida anónima e intrascendente. 

Esto no le importa en absoluto, porque sabe muy bien que no será olvidado. Aunque nunca se conozca su verdadera identidad, trascenderá el tiempo y las fronteras; aunque nadie sepa su verdadero nombre, es consciente de que pasará a la historia, lo que le provoca la suficiente satisfacción para continuar asesinando. 

Nadie lo sabrá jamás, pero ese espectro anónimo es Jack, el destripador.

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