Capítulo 3

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—Nos casaremos—, señalo a ambas. —Nos casaremos— volvió a repetir con más seguridad, y sin percatarse sus dedos rozaron los pequeños pechos de la mujer.

—¿Qué? ¿Quiénes van a casarse? — miró desconcertada a la mujer y después a los dos hombres frente a ella quienes asombrados mostraron una sonrisa incómoda.

"¿Ella? ¿Casarse? ¿Casarme? ¿Yo? ¿Casarse con su empleada?", eran los pensamientos de todos.

Esa mujer no era más que trabajo y relaciones sin emociones.

—Tú y yo nos casaremos— volvió a colocar su mano en el abdomen de la chica.

Camila desconcertada miro a los hombres. —¡Ah!... ¡Si!... —, respondió tajante y asombrada.

—Nos casaremos— dijeron al unísono.

—¿No es tu secretaria? — cuestiono Edwin.

—Asistente—, aclaro Camila mostrando una sonrisa ladina.

—¡Ejecutiva! Amm... Asistente, secretaria. Títulos. ¿Pero no sería la primera en caer por su secretaria o si Edwin? — comento elevando una sonrisa fingida.

Los dos hombres se miraron entre sí, fingiendo no entender las referencias de la ojiverde.

—¿Nueva Zelanda, lo recuerdas? — miro de nuevo a Edwin y le guiño un ojo, el nombrado solo sonrió incomodado por lo dicho. Miro a Jack, quien solo hacia una mueca de disgusto. —Si bueno, lo cierto es que Camila y yo, somos dos personas que no debieron enamorarse, pero sucedió.

La mencionada aun no salía del trance en el que se encontraba, solo miraba hacia los presentes sin poder articular palabra alguna.

—¿Esas largas noches en la oficina y también en la feria de libros? — cuestiono Jack aún más asombrado.

—Si, claro.

—Si, solo paso— respondieron al unisonó.

—Si, ¡ja!... — su tono frio les hizo entender que no quería más preguntas, pero debía hacerles creer que era verdad. —Trate de evitarlo, pero no funciono— su ironía era bastante evidente.

—Mi jefa trato hasta el final, pero no resistió mis encantos— su tono de voz e ironía no fue tan evidente para ambos hombres quienes aceptaron los hechos.

Tomo su mano y entrelazo sus dedos con la de ella, la joven castaña se exalto e incómoda ante la situación no rechazo el acercamiento de la mujer. —Si, no puedo evitar el amor hacia esta hermosa joven— la mencionada se tensó. —¿Si están de acuerdo con esto? — miro a cada uno mientras mostraba una sonrisa egocéntrica. —Entonces nos podemos retirar porque tenemos demasiado trabo que hacer— soltó levemente la mano de la castaña para no levantar sospechas.

—Jefa, pero esto tiene que ser legal, ya sabe con anillo y todo— comento Jack señalando su dedo anular, fingiendo colocar una argolla en la zona mencionada.

—Si claro. Con anillo y todo, no se preocupen. Solo encárguense de los demás y trabajen adecuadamente que para eso les pago. ¡Ah! Se me olvidaba una cosa más, en un rato saldré hacia la oficina de inmigración y no quiero más molestias ni jodidos reclamos. Que esto me trae hecho una mierda la cabeza.

—Permiso caballeros, tengan una excelente tarde.

Lauren acomodo su falda, borro la sonrisa cínica de su rostro. No estaba para nada contenta, primero Mahone y luego su expulsión del país, su mente estaba hecho un lio.

Estaba desesperada. Frustrada. Ansiosa. Furiosa. En fin, eran emociones que por primera vez experimentaba desde el accidente de sus padres.

Ambas entraron en el elevador en silencio. La música de fondo les hizo exasperarse e incomodar más el ambiente. Ninguna articula palabra alguna.

Camila aun procesando la información miro a cada uno de los presentes que se encontraban sorprendidos al igual que ella. «¿Qué pasa?». Se pregunto al observar las caras atónicas de sus compañeros, su confusión aumento un poco más.


—¿Enserio Bani? ¿Con ella? — sonrió sarcástica, señalando a la mujer pelinegra.

Lauren observo detenidamente a la rubia alta, quien cerro la boca al instante. Siguieron su camino escuchando los murmullos acerca de la impactante y gran noticia, algunos lo aceptaron, pero otros negaban con la cabeza decepcionados.

La propuesta. (Camren g¡p) [En edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora