"Mientras tanto en la oficina de Lauren"
—Si, bueno, Mani. ¿Crees que tengas tiempo hoy? — se desabrocho los dos primeros botones de su camisa blanca.
—Mmm... Este... sí claro, pero dime. ¿Qué pasa? — cuestiono un poco preocupada.
—¿Como sabes que hay un problema? — respondió con otra pregunta, inclinándose en la silla para obtener una pose más cómoda.
—Bueno, porque siempre que llamas y me dices "Mani. ¿Crees tener tiempo hoy?", es porque algo ocurre, ¿o no?
—Si, tienes razón. Estoy en serios problemas.
—¿En dónde nos vemos?
—En mi casa. ¿Te parece bien? Así cenamos algo a nuestro gusto y discutimos tranquilamente la situación que te tiene tan mal.
—Me parece perfecto. Bueno, te dejo, tengo asuntos que arreglar.
—Está bien, nos vemos.
Lauren termino la llamada, dejo su celular aun lado y se dispuso a trabajar. Tenía que entregar documentos firmados para poder organizar la campaña. Tenía que platicar con los compradores de Uruguay. Tenía que cerrar el contrato con los empresarios de Los Ángeles, en fin, su día se basaba en trabajo y más trabajo.
Todo debía estar organizado completamente antes de las nueve y sobre todo debía asistir a la oficina de inmigración para arreglar su asunto acerca de la visa. pensó.
Casi tres horas más tarde, observo el reloj que estaba colgado en una de las paredes de su oficina. 3:20, era la hora que marca aquel artefacto.
Se desabrocho otro botón de su camisa, tomo su cabello en una coleta, y se dispuso a volver a firmar, estaba tan entretenida en su trabajo que no se percató de que alguien tocaba la puerta.
Así que la joven castaña entro y se paró aun lado del escritorio. Tratando de llamar la atención de Lauren.
—Jefa, es hora de irnos.
Elevo su mirada y se colocó una mano en su pecho, —¡por Dios!, que susto me has dado, Cabello— se abrocho los botones de su camisa.
Estos movimientos no pasaron desapercibidos para los ojos de la castaña, quien solo se giró de inmediato dándole privacidad.
—Si, bueno, ya llevaba un rato tocando y como no respondía decidí entrar.
—Está bien, pero que no se vuelva a repetir— respondió molesta parándose de la silla.
Tomo sus cosas, cerro las carpetas apagando suspendiendo la pantalla del ordenador.
Camila la espero frente a la puerta pacientemente. No quería interrumpirle y mucho menos fastidiarle ante el comportamiento de la ojiverde.
Lauren dio la última mirada a su oficina mientras la castaña abría la puerta como todo un "caballero", y como todo un "caballero" dejo salir primero a la señorita Lauren. Camila salió detrás de ella cerrando la puerta tras sí.
La mujer le entregó las llaves y este cerro con seguro, verifico antes de entregar le la llave a la dueña. Pues no quería recibir un castigo por su descuido.
—Señorita Hansen, si llegan a preguntar por mí coménteles que salí que no tengo un horario fijo de regreso. Que si el asunto es urgente que regresen más tarde o agenden una cita para otro día. Y por favor, si vuelve a marcar el joven Noah no responda sus estúpidas preguntas. ¡¿Quedo claro?!
—Claro jefa, y bueno. ¿Y si vuelve a marcar Halsey?
—Mmmm... Dile que aún sigo de viaje, que no tengo fecha de regreso.
Ambas entraron en el ascensor, era un silencio incómodo para Camila, ya no sabía cómo actuar enfrente de su jefa. Estaba realmente nerviosa y sobre todo ansiosa, pues aquella noticia era nueva en su vida. El ascensor se detuvo en la última planta donde se encontraba el estacionamiento.
La pelinegra quien descendió primero caminaba frente a ella con paso seguro y sensato.
—¿Sabe manejar señorita, Cabello?
—Mmm, Em... Si claro— respondió dudosa ante la cuestión, pues era la primera vez que la mujer le preguntaba aquello.
Lauren entrego las llaves de su auto entrando en él. Aunque era un trayecto corto, fue demasiado tenso para ambas. Aunque trabajaran y convivieran en el mismo lugar fue demasiado aquella situación. Incomodo e inseguro podrió describirse en pocas palabras. Casi la mayoría del tiempo se dedicaban a trabajar y desarrollar nuevas habilidades cognitivas que les hacían resaltar en sus respectivas áreas.
Al llegar al lugar, la castaña se detuvo frente al gran edificio con adornos rústicos y llamativos. Al bajarse abrió la puerta de la pelinegra y le ayudo a salir. Cuando estuvieron listas entraron al edificio.
—Señorita Jauregui. ¿Qué la trae por aquí? — pregunto amablemente el secretario.
—Sabes muy bien a que vengo. ¿Dónde está mi abogado de inmigración? — fue directa.
—Está en su oficina, síganme por favor.
Los tres caminaron hacia la oficina del abogado, Lauren estaba tensa y furiosa. ¿Cómo puede el presidente hacerle eso? Era su empresa, la había creado y desarrollado con mucho esfuerzo y empeño. ¿Quién era es hombre para creerse tan poderoso?
Al llegar al lugar, Camila le abrió la puerta, la dejo entrar y ella la siguió detrás.
La castaña se sentó mientras que la pelinegra se recargaba en la puerta tratando de buscar una postura cómoda.
—Esto me está dando mala espina— comento la castaña preocupada y asustada a la vez.
Lauren simplemente la ignoro respondiendo mensajes de textos.
Dieron tres golpes a la puerta, la ojiverde miro por el ventanal. Era su abogado quien la saludo de manera alegre y educada. La pelinegra se hizo a un lado para dejarlo pasarlo.
Cerró la puerta tras él, las miro regalándoles otra sonrisa. Tomo asiento y saludo a cada una cordialmente.
—Mucho gusto, soy el abogado Willian Parkson— saludo primeramente a la morena. —Y soy el abogado de inmigración de la señorita Jauregui.
—Un gusto, Camila Cabello— le regalo una sonrisa nerviosa.
—Oh claro, disculpen la espera, pero es que es un día ajetreado.
—Si, como sea, Will— tomo asiento a un lado de la chica.
El abogado reviso los documentos detenidamente, mientras que la ojiverde seguía respondiendo los mensajes de textos acerca de la empresa. El abogado quien revisaba con detalle los documentos, observaba disimuladamente a la castaña quien observaba a la ojiverde con cara de pánico. Esta última al sentir la mirada penetrante de la chica, respondió el ultimo el mensaje y aguardo el aparato en su bolso.
El abogado dejo los papeles en el escritorio y miro a ambas.
—Tengo una pregunta para ambas. ¿Están cometiendo un fraude para que evitar que a ti— señalo a la ojiverde, —te deporten? Para así evitar perder tu puesto y tu empresa en Company L. J.
Ambas mujeres se asombraron y se miraron entre si tratando de disimular sus expresiones.
—No, claro que no, eso es ridículo— Camila se froto las manos entre sí. Mientras trataba de calmar sus ansias.
—¿En dónde escuchaste eso? — cuestiono la ojiverde con el ceño fruncido.
—Pues en realidad no tiene mucho que nos habló un joven llamado Aus...— no termino la oración ya que fue previamente interrumpido.
—¿Puede ser un tal Austin Mahone?
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La propuesta. (Camren g¡p) [En edición]
FanfictionLauren Jauregui egocéntrica, fiable, lista, hermosa, soñadora, estricta pero sobre todo responsable, era conocida en New York por su empresa y por ser una grandiosa editora en otros lugares del país, a pesar de su carácter era muy famosa tanto en mu...