Capítulo 5

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Austin Mahone— asintió el abogado recostándose en el respaldo de la silla.

La pelinegra miro a la castaña quien solo le sonrió al abogado de manera simpática.

Lauren se cruzó de brazos y con una sonrisa sarcástica comenzó a defenderse, —pobre Austin, yo lo lamento muchísimo. Aust, es un amargado, exempleado resentido, y me disculpo por su estúpido comportamiento. Pero, mira sé que estas exageradamente ocupado con una sala llena de obreros, jardineros y repartidores...

Camila hizo un gesto en desaprobación ante sus palabras tan viles, «obreros, jardineros y repartidores. ¿Hablaba enserio? Esos trabajos son más dignos, que vender drogas».

—Pero si quieres puedes darnos una cita para la siguiente semana o para cuando estes más disponible— y ahí estaba su tono irónico. Tan impecable y sutil, así era ella.

El hombre sonrió e hizo un gesto para que tomara asiento nuevamente, —vamos señorita Jauregui. Tome asiento por favor.

Acepto rechistando los dientes, tomo asiento nuevamente a lado de la chica quien se burlaba internamente.

La ojiverde siempre conseguía lo que quisiera, ella tenía el poder y el don. Sabia cuan influencia infringía en los hombres para que obedeciesen lo que les ordenase.

—Les explicare el proceso que se va a desarrollar. El paso uno: es una entrevista programada. Los separare y les preguntare todo lo que uno pareja debe saber sobre el otro.

—Paso dos. Indago más en esta parte— recalco, —registros telefónicos, hablo con sus vecinos, entrevisto a sus colegas. Y si las respuestas no son las mismas en cada punto, tú— señalo a la ojiverde. —Serás deportada indefinidamente.

Lauren se cruzó de brazos y lo miro fríamente, pero al sujeto le importo un bledo, él tenía el poder en esos momentos. Ellos siempre tenían el poder, no importarse el apellido o la gran cantidad de dinero que aportase en su vida las personas que vivían lejos de su país natal.

—Y en cuento a ti jovencita, habrás cometido un delito.

Camila observo hacia su izquierda donde se podía apreciar la escena de una joven siendo llevada a una celda con agresividad. Trago saliva nerviosamente. ¿Qué si tenía miedo? Era más que obvio, su reputación seria arruinada y en su hoja de vida no se vería muy bien con aquel conflicto.

—Unible con una multa de 250,000$ dólares y una condena de cinco años en una prisión federal.

La joven giro su rostro para observar al abogado, esta estaba en shock«¿Cinco años? ¿Dos ciento cincuenta mil dólares?», pensó, era demasiada cantidad. Cinco años en la cárcel y esa gran cantidad de dinero no lo juntaba ni en siete años. Su paga era buena pero no lo suficiente.

El abogado miro a la castaña quien entrelazo sus dedos.

Esta estaba con los nervios a punta, no sabía qué hacer y se notaba en su cara de pánico, así que el abogado pregunto.

—¿Sí, Camila? — elevo su ceja tratando de intimidarla.

Asintió con la cabeza, no sabía que contestar o que preguntar.

—¿Tienes algo que preguntarme o algo que contarme? — pregunto de nuevo. Necesitaba una respuesta clara y concisa.

La castaña negó con la cabeza, miro hacia arriba, tratando de pensar con claridad.

El abogado pacíficamente la cuestiono nuevamente. —¿No?

Camila asintió de nuevo con la cabeza e hizo una mueca. El abogado confundido pregunto nuevamente con más paciencia.

La propuesta. (Camren g¡p) [En edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora