Capítulo 13.

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     El comienzo de la noche estaba yendo por buen camino sobre todo cuando tenía a Ivar besando mis labios de forma lenta, el chasquido de nuestras bocas siendo casi imperceptibles para nosotros, el poco interés que ambos sentíamos si alguien nos encontraba en la oscuridad que nos brindaba el anochecer. Mis manos acariciando sus mejillas para evitar que escapara antes de estar completamente satisfecha, hasta que nos hizo falta el aire.

—¿Quieres acompañarme esta noche a dormir? —casi sentí como mi rostro se sonrojaba al pensar en el otro sentido de aquella pregunta, pero, por suerte, él pareció no darse cuenta de nada.

—¿Es lo que deseas? —asentí como si no fuese obvio. —Bien, entonces vayámonos, estoy un poco agotado.

Me levanté del suelo, ese lugar que tenía espacio a su lado, para comenzar a caminar lentamente por aquellos caminos que ambos teníamos guardados en nuestra memoria. A esas horas y con la celebración continuando en el gran salón, dejaba notar que no había muchas personas caminando por esos lares y si lo había se trataba de algunos borrachos que no recordarían nada a la mañana siguiente.

—Por supuesto que sí. —rodé los ojos y solté una pequeña carcajada con un poco de sarcasmo mezclada en ella, mirando al frente y sintiendo su mirada sobre mí. —Después de todo, conlleva un gran desgaste mental tener que planeas cómo asesinar a una reina, tú sabes.

Por el rabillo de mis ojos logré percibir una pequeña sonrisa sobre sus labios iluminados por la brillante luna que se alzaba en el oscuro cielo, haciéndome sentir mariposas en el estómago.

—Muy graciosa. —jaló de mi vestido y ambos reímos por aquella banalidad, luego seguimos caminando en un agradable silencio hasta que la sombra de alguien se paró a unos metros delante de nosotros, siendo seguro que caminaba hacia nosotros. —¿Quién es esa persona?

Como siempre que la veía cerca, mi estómago se apretó y una tremenda incomodidad se apoderó de todo mi cuerpo permitiendo que fuese notorio en lo tenso que estaba, pero no evitaba que mi mente se quedara en blanco para responder cualquier ironía a sus venenosos comentarios que ya podía imaginarme.

Actué como una cínica, deteniéndome en el lugar para dejar que avanzara hasta posarse delante de nosotros, alzando los brazos como quien recibía a un buen amigo tras mucho tiempo de no verse, sólo que esto era una falsedad.

—¿Cómo no te das cuenta? —la luz de una antorcha permitió enseñarnos su rostro. —Si es nuestra querida Sigrid. ¿Qué haces aquí?

Por primera vez en mucho tiempo, me ignoró por completo para depositar toda su atención en la figura de Ivar enseñándonos a ambos cierto brillo que quería hacerle desaparecer a golpes. Mi cuerpo tembló ante la idea de verla acercándose mucho más a Ivar, pero mantuvo una distancia considerable y con la que podía mantenerme tranquila, oyendo su conversación sin interrumpir (por el momento).

—Creí que sólo eran bromas de las escuderas cuando decían que el forastero te agredió.

Ivar se encogió de hombros, restándole importancia a la curación que tenía en su pómulo. —Es un pequeño corte que sanará con los días.

Me paré frente a ella con los brazos cruzados. —Sí, y no tienes que preocuparte ya que yo misma cuidaré de su herida.

Parecía decidida a no querer tomarme en cuenta, era la primera vez en mucho tiempo que no dirigía todos sus arrebatos de insultos e ironías hacia mi persona y sólo se enfocaba en Ivar causando que aquella situación me exasperara más de lo habitual. Por otro lado, Sigrid avanzó por mi lado colisionando su hombro con el mío mientras quedaba de puntillas frente a Ivar.

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