Capitulo 8.

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— Te advierto desde este momento que si me duele, te golpearé —susurro en el momento en el que estaciona el auto fuera del lugar de su primo. Mi voz no suena tan intimidante como pretendía.

— No me importa, soy un hombre fuerte. Puedo soportarlo —me guiñe un ojo como si eso fuera algo que la gente hace de verdad y flexiona su brazo hacia mí para que vea su precioso músculo. Debo admitir que eso me ayuda a tranquilizar mis nervios. Sale del auto y me abre la puerta como siempre. 

Respiro hondo con cada paso que doy y camino con pesadez hasta el lugar. Arrepintiéndome cada vez más.

Adentro del local, huele a hierbabuena y tabaco... estoy suponiendo que es hierbabuena porque no quiero decir marihuana. Nunca la he olido así que prefiero mencionar otro tipo diferente de hierba. Hay fotos de tatuajes en las paredes y música suave de fondo, para relajar a las víctimas supongo. 

Una foto me llama la atención. Es una serie de pajaros en la cadera de una chica que están volando y se convierten en solo plumas. 

Creo que es una muy buena metáfora de mí. En este momento soy un montón de pájaros volando y en un tiempo seré puras plumas muertas. 

— ¡Dante! —exclama un hombre saliendo de un cuarto. Es alto y un poco más robusto que Dante. Es muy apuesto, sus brazos y su cuello están llenos de tatuajes y sus ojos son negros y pequeños. Abraza a Dante y palmea su espada antes de separarse de él— ¿Cómo has estado?

—Muy bien, hombre —contesta, abrazándolo fuerte y me mira una vez que se separan— ella es Kally, una amiga. Kally, él es Albert. Mi único primo.

—Es un gusto conocerte, linda —toma mi mano y la besa sin dejar de verme con sus pequeños ojos. Este hombre es muy, muy guapo. Y yo no estoy muerta todavía, por eso reacciono como una virgen sonrojada (lo cual básicamente soy) y lo miro por debajo de mis largas pestañas.

—Igualmente —contesto, sin saber qué más decir.

—¿A qué debo su visita? —pregunta Albert una vez que se da cuenta de que no diré nada más— ¿Vienes a saludar o quieres otro tatuaje?

—No, yo no —me apunta— ella sí.

—¿En serio? —pregunta, como si fuera lo más insólito que ha escuchado alguna vez. Asiento sin muchas ganas y me escolta hacia su área de trabajo. Ya no hay marcha atrás— te enseñaré algunos tatuajes, o puedes decirme si tienes algún diseño en mente.

—Me gustó mucho uno que esta en las fotos de la entrada —digo, con la voz baja y los dedos fríos. Dante se sienta en una silla y comienza a jugar con las cosas de Albert sin vergüenza, como si viviera en este lugar.

—¿Cómo es?

—Unos pájaros volando que se convierten en plumas —le explico. Él asiente inmediatamente y busca en unos papeles que tiene sueltos en su escritorio. Me enseña uno— sip, ese es.

Perfecto. Muy bien. Estoy lista. Albert lo dibuja en un papel especial y me quedo viéndolo sin poder concebir cómo alguien puede dibujar tan bien. Yo ni siquiera puedo distinguir de mis e's y o's porque mi letra es así de horrible. 

—De acuerdo, es muy bonito. Va contigo —se voltea hacia mí con una sonrisa coqueta, bastante parecida a la de Dante, por cierto— ¿Dónde lo quieres?

—En la cadera, igual que la mujer de la foto.

No, la verdad no lo quiero en ningún lado. No realmente. Tengo miedo, no quiero hacer esto. 

—Muy bien, ponte cómoda —señala la camilla que está en medio de la pequeña habitación. Me acuesto después de unos momentos de negación y Dante se pone a mi lado para tomar mi mano.

Everything has a solution | DALLY | Kally's MashupDonde viven las historias. Descúbrelo ahora