Capitulo 9.

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-- Claro, claro... y a todo esto ¿a dónde demonios vamos?

—Pues no lo sé, creo que quiero comida china... ¡Hey, idiota! —le grita al auto que pasa por un lado, completamente enojado... hasta que se da cuenta de que él es quien está metiéndose demasiado rápido por donde no debería. Me alegra que haya llegado a la realización por él mismo, yo no tenía el corazón para decirle que ha estado haciendo eso todo este tiempo— el cambio de lados en serio me está jodiendo la cabeza. No pensé que sería tan diferente.

—No tenemos nada de prisa —le digo bajito, encajando mis uñas en el asiento para mi seguridad. Dante me sonríe, pero no baja la velocidad. Creo que de hecho le da más fuerte solo para provocarme un infarto, porque es ese tipo de amigo. El tipo de amigo que tal vez secretamente te odia.

—¿Tienes miedo?

—No, solo baja la velocidad.

—Primero acepta que tienes miedo —acelera aún más, sin dejar de verme con esa maldita sonrisa maligna que pone a veces.

—¡Sí tengo miedo, baja la maldita velocidad! —grito, incapaz de seguir manteniéndome en calma cuando él acelera incluso más. Dante  me hace caso inmediatamente y empieza a bajar la velocidad.

—No había necesidad de gritar, miedosa —rueda los ojos y niega, como si yo fuera la que está mal de la cabeza entre nosotros dos. Por suerte no había ningún auto cerca cuando hizo su chiste... aunque sería realmente irónico y gracioso que me muriera bajo estas condiciones, teniendo una enfermedad terminal— mira, este lugar se ve bien.

Dante da una vuelta policiaca para meterse al restaurante y esto causa que me estrelle contra la puerta, a pesar de que estoy usando el cinturón como la gente normal. Se estaciona sin esperar mi opinión y se baja a abrirme.

Dante  escogió uno de los restaurantes más populares de la cuidad. Es uno de esos lugares elegantes en los que la gente tiene que venir bien arreglada y que tienen que hacer reservación porque todo el mundo quiere una mesa.

Yo no tengo el abdomen más plano de la historia como para andarlo enseñando por la vida y la blusa que traigo puesta es de la sección de niñas porque hoy quería ser sexy. Me queda demasiado apretada, no quiero bajarla por completo y que llegue a mi sección lastimada. Solo puedo cubrir un poco de piel, pero sigo enseñando demasiado y del peor lugar posible, ese donde se me forma una pequeña lonja cada vez que me siento o que se me olvida sumirme.

—Dante , no quiero bajar así —me quejo cuando abre mi puerta y estira su mano hacia mí, moviéndola con impaciencia— me da vergüenza.

—¿Por qué? —me jala de la mano bruscamente en cuanto toco la suya y me saca del auto en contra de mi voluntad, luego cierra la puerta y pone el seguro para que no pueda entrar de nuevo, porque repito: él es del tipo de amigo que secretamente te odia— te ves bien, vamos a comer.

—No, todos se me quedaran viendo y pensarán: que desagradable muchacha, piensa que es muy sexy enseñando su panza aguada y ese tatuaje de pandillera. Me ha quitado el apetito y llamaré a la polic...

— Kally, escucha. Y escúchame bien: tengo mucha hambre. El estrés me da hambre y tu me provocaste mucho estrés hace rato —me dice muy detenidamente. Como si me estuviera diciendo algo muy importante— y si alguien se te queda viendo y piensa eso, lo golpearé directo en la nariz ¿De acuerdo?

—¿Y si es una mujer? Las mujeres son usualmente las personas más crueles. No me incluyo en ese grupo porque yo sí pienso en los sentimientos de los demás, pero...

—¡No me importa! —me interrumpe— la golpearé de todos modos ¿Me harías el grandísimo favor de apurarte a entrar?

—Bien, me convenciste. No quiero que te mueras de hambre ni nada parecido por no comer cada tres horas —me burlo, tomando aire y diciéndome mentalmente que no tengo el cuerpo más asqueroso del mundo. No estaré caminando nunca en ninguna pasarela pero tampoco soy tan insoportable de ver.

Everything has a solution | DALLY | Kally's MashupDonde viven las historias. Descúbrelo ahora