Capitulo 11.

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Tan pronto salimos del aeropuerto, nos acercamos a uno de los diez mil taxistas que están estacionados afuera esperando por una oportunidad de llevar a alguien y metemos nuestras cosas a la cajuela. Una vez que estamos dentro y Dante le ha dado una dirección al conductor, se voltea hacia mí.

—¿Te importa si te quedas en mi apartamento? —pregunta con las cejas levantadas, como si se le acabara de ocurrir que tal vez yo no quería quedarme ahí.

—Está bien, supongo —contesto. Y me empiezo a reír mientras digo lo siguiente, pero nunca he dicho algo tan seriamente en toda mi vida:— pero ni se te ocurra llevar alguna mujer a hacer cochinadas mientras yo estoy ahí contigo.

—Yo nunca llevo mujeres a mi departamento ¿Qué clase de depravado me crees? —pregunta en un muy convincente tono ofendido. Por un momento le creo y hasta empiezo a sonreír porque mi hermoso niño jamás haría alg...— prefiero ir a sus casas. No me gusta limpiar fluidos vaginales de mis sabanas.

Mi boca cae abierta y ni siquiera me puedo sentir mal por su comentario, lo único que puedo hacer es tirar mi cabeza hacia atrás con una carcajada y golpear su brazo, ignorando el bufido del conductor. Sin embargo, no dudo ni por un breve momento que lo que dijo sea cierto. Presiento que ya conoce la casa de todas las mujeres de esta magnifica ciudad y por supuesto sus camas también.

Lo único que espero al estar aquí y vivir en su casa por estos días, es que no se olvide de su ordinaria, corriente, moribunda y no muy brillante amiga de Estados Unidos, quien no es para nada elegante o hermosa, solo simpática a veces.

Suspiro profundamente y volteo hacia afuera mientras Dante  se queja acerca del golpe que le di en el brazo. Lo ignoro y solo me concentro en ver hacia fuera para guardar a Londres en mi memoria, quiero recordar todo perfectamente bien una vez que esté de regreso en mi granja, del otro lado del charco.

Cuando pasamos de lejos por la Catedral de San Pablo es cuando por fin me golpea que estoy aquí. De verdad me escapé de mi casa, de verdad tomé una decisión loca y de verdad me subí a un avión a Londres. Por un segundo no puedo lidiar con lo abrumada que estoy por esto. Toda mi vida he visto fotos de esta ciudad pero no se compara con ver todo en vivo.

Para ser honesta, las calles son iguales, el aire es igual, el cielo es igual, la gente se ve igual y todo es básicamente igual a lo que he visto antes en mi país. Pero como las calles, el aire, el cielo y la gente son londinenses, inmediatamente considero que son superiores de alguna manera.

El taxi para en frente a un edificio hermoso después de cuarenta minutos de camino y Dante  le paga antes de abrir la puerta y hacerme una seña impaciente para que deje de ver el edificio con la boca abierta y me baje, lo cual no pensaba hacer porque jamás me imaginaría que él vive aquí.

Quiero decir, no puede ser posible. Un apartamento en este edificio debe de costar muy, muy caro y no es que Dante  parezca pobre... no exactamente, pero tampoco parece que se está pudriendo en dinero. A pesar del auto lujoso que manejaba, su ropa y zapatos a medio deshacer me hacen querer darle un par de monedas para que sobreviva. Sin mencionar esos tatuajes que lo hacen parecer un niño de la calle. Simplemente nada en él me hace pensar que pueda tener el dinero suficiente para vivir en un lugar así.

—¿Estás seguro que aquí vives? —le pregunto solo para confirmar, pero Dante  no contesta, solo rueda los ojos y saca nuestras maletas. Bueno, sus diez mil maletas y mi pequeña mochila que convertí en maleta porque yo no solo parezco pobre. Lo soy.

—Obviamente vivo aquí, genio. No te traje con el solo propósito de que admiraras la infraestructura con la boca abierta —contesta, riéndose de mi estupidez como siempre lo hace— ¿Por qué preguntas?

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⏰ Última actualización: Nov 25, 2018 ⏰

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Everything has a solution | DALLY | Kally's MashupDonde viven las historias. Descúbrelo ahora