Capitulo 05. Pesadillas.

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Escuche un golpe en la planta de arriba por lo que solté la caldera con rapidez y subí a paso veloz las escaleras. Esta vez no tropecé.

Entré al cuarto de mi madre y la encontré tirada en el suelo la lámpara de noche estaba echa pedazos en el suelo. Me quedé quieta un segundo tratando de asimilar lo que mis ojos veían.

— ¡Mamá! — grité mientras me ponía en cuclillas en el suelo, traté levantarla pero todo su peso caía sobre mí. Carajo. — mami, mamá, despierta, mami. — le llamé dando leves palmaditas a su rostro. Ella no me respondía. 

Lágrimas de impotencia se precipitaron desde mis ojos hasta mis mejillas, y entonces, algo explotó a mi lado, un sonido ensordecedor me hizo soltar un quejido, y todo mi cuerpo cayó hacia atrás, un dolor agudo explotó en mi espalda y en todas las demás partes de mi cuerpo.

¿Qué carajos está sucediendo?

No podía abrir los ojos, me pesaban demasiado, mis oídos no lograban captar nada más que un pitido molesto, otro quejido brotó de mis labios cuando traté de levantarme, el piso vibraba debajo de mi, como si muchas personas estuvieran caminando por sobre de el. Era lo único que podía captar, cuando traté de abrir los ojos, estos se cerraron por inercia. El suelo vibró con más fuerza debajo de mi. Entonces unos brazos se encargaron de levantarme, y otros de vendar mis ojos, traté de resistirme pero estaba demasiado débil. Apenas y sí sentía mis extremidades, entonces, todo mi cuerpo se sintió entumecido por un líquido helado que chocó sin piedad contra mi cuerpo, varios arañazos se hicieron presentes en mis brazos. No podía respirar, no podía ver, no me podía mover.

¿Qué sucede?

Mis párpados se abrieron con rapidez, palpé lo que estaba a mi lado, era un colchón, había algo tibio, mi ceño se frunció por la confusión, luego recordé donde me encontraba. El sudor frío caía en pequeñas gotas por mi frente. Y mi corazón se calmaba de a poco. Solo fue una pesadilla.

— ¿Qué sucede? — preguntó Sayori a mi lado. Su voz estaba ronca y adormilada, me di vuelta con cuidado sobre el colchón para mirarla. Sus ojitos azules estaban adornados con bolsas oscuras debajo, acaricié con cuidado su mejilla.

— Una pesadilla. — susurré lo suficientemente fuerte como para que me escuchara —. Vuelve a dormir. — murmuré, ella me miró con cautela, y se acurrucó en mi pecho.

— No estaba dormida. — susurró. Acaricié su cabello con cuidado.

— ¿Quieres hacer algo?, Yo tampoco puedo dormir de todas formas. — propuse.

— Son las seis de la mañana.

— Perfecto. — dije y me levanté del colchón, apoyándome en mi codo para verla mejor.

— ¿Qué haremos a esta hora? — preguntó.

— Lo que hacemos las chicas cuando estamos tristes. — dije encogiéndose (con un poco de dificultad) de hombros. —. Comer helado y ver películas. — Sayori negó levemente con su cabeza, sus cabellos apuntaban en direcciones contrarias, se veía bastante tierna. Obligué a una sonrisa enternecida a mantenerse dentro de mi cabeza.

— No hay helado en la heladera/refrigerador/nevera. — respondió, su voz estaba un poco más despierta.

— ¿Pop corn/palomitas de maíz/Pop/Rosetas de maíz? — pregunté con una ceja alzada.

— Hay de microondas en la despensa, me da alta paja/fiaca/flojera/hueva hacerlos con la olla. — solté una pequeña risita, me encanta cuando se pone a maldecir.

— Pues, tendrá que quitarse la paja/fiaca/flojera/hueva de encima, porque me vas a acompañar. — Sayori soltó sonidos frustrados y molestos. Volví a sonreír.

Me levanté con cuidado de la cama y luego la tomé del brazo, iba a arrastrarla si era necesario, pero se levantaría de esa jodida cama.

— No quiero. — Gruñó.

— Vamos, — tiré de su brazo — vamos, — repetí tirando un poco más de su brazo, lo suficiente como para moverla un poco — ándale, ¿qué tenemos para perder? — dije.

— ¿Mis pelotas?, por ejemplo. — quise reír pero me abstuve.

— No tenés. — dije obvia.

— ¡Pues mis ovarios, vale mierda! — respondió abrazando con el brazo que tenía libre una almohada.

— Ándale, Dale, Come on. — una sarta de maldiciones salió de sus labios en un murmullo y luego se levantó zafando de mi agarre con suavidad.

— Vamos, entonces. — dice y suelta un bostezo.

— ¡Vamos!. — dije alegremente dando saltitos.

Y mi pie se dobló, por lo que casi me caigo con toda la cara en el piso.

Sayori estalló en una carcajada que ronca y aguda al mismo tiempo, en un momento su risa se quebró y un sollozo lastimero salió de sus labios, su risa desapareció dejando paso a un lastimero sonido ahogado que reconocí como llanto.

— Sayori... — le llamé suavemente.

— Ellos deberían estar aquí... deberían estar con nosotros... — De repente un grito de frustración abandonó sus labios. Me di la vuelta y la abracé. —... ¡YURI DEBERÍA HABER MUERTO NO ELLOS! — grito con la voz ronca.

La abracé con más fuerza. Y nos quedamos sentadas en el suelo, llorando por personas que se habían ido, y por la frustración de que una amiga ni siquiera esté aquí para llorar junto a nosotras, saber que causó gran parte del daño que desencadenó el fin. Me gustaría no odiarla, pero lo hago, en el fondo le tengo un resentimiento enfermo.

Me agoté la batería del cel, pero les traje cap, sorry por desaparecer, pero tengo una vida que es puta, larga y jodida.

Lo siento por la desaparición, trataré de trae más caps, no prometo nada. Pero trataré.

Besitos de buenos días, de Buenas tardes, o de Buenas noches :3.

¡Bye, Bye!

Exit music. {Natsukixprotagonista}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora