Despertares

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No diré que vi la luz, ni chorradas de estas, porque no fue así, simplemente me desmayé. Cuando desperté estaba tumbada en el suelo de la piscina con el socorrista haciéndome el boca -boca. Vomité el agua que me había tragado. Había un montón de gente a mí alrededor mirando con cara de curiosidad y preocupación. Me dolía la cabeza y estaba mareada.

- ¿Cómo te encuentras? - Me preguntó el socorrista.

- Me duele la cabeza.

- No me extraña, tienes una buena brecha en la cabeza.

De entre la gente salió  Gael.

- ¡MELIA! ¿Estás bien? - Dejé escapar una sonrisa irónica.

-  Nunca había estado mejor.

Rió por lo bajo y me dio un beso en la mejilla. Cuando levantó la cabeza tenía los labios rojos de mi sangre.

- ¿Tan grave es...? - Dije preocupada

- No lo sé, pero tranquila por el momento no tienes la cabeza rota. - Nos pusimos a reír.

- Perdona ¿puedes apartarte? Estoy intentando curarle la herida -preguntó el socorrista.

- Si, si, lo siento. - Me guiñó un ojo y se fue entre la gente. Tenía a Aiden, Alana y Alberth en un lado de la gente mirándome. Los miré y Aiden me miró una sonrisa triste, Alberth me saludó con la mano, y Alana me guiño el ojo en gesto de acompañamiento.

El socorrista se tomó su tiempo para curarme la herida, me explicó que no era mucho, que seguramente me había desmayado por el golpe del momento y por el agua, pero que vigilase no darme otro golpe en la cabeza durante unas semanas. Como si quisiera... Pensé entre mí. De mientras algún vecino llamó a la madre, que apareció histérica de la vida.

Después de un rato intentando convencerla de que estaba perfectamente desistió y dejó que Alana me llevase al apartamento con su bici. Como signo de agradecimiento hacia Alana de que hubiera estado conmigo durante toda la mañana, nos dejó que comiésemos juntas en el jardín del apartamento, cosa que nos encantaba, ya que todos los jardines de los apartamentos daban directamente hacia la playa y si abríamos la puerta de madera la veiamos perfectamente, ya que teníamos unos muros de madera para tener más privacidad. Bajamos el toldo y nos instalamos en las hamacas que colgaban de los árboles.

La tarde transcurrió sin ningún problema, Alana y yo fuimos a la playa y buceamos un rato por los arrecifes de corales. Hasta que cuando estábamos tumbadas en las toallas tomando el sol recibí un mensaje de Gael.

Tú y yo en la cala de los cristales a las 6 y 30.

- ¡Alanaaaa mira esto! – le enseñé el mensaje para que lo viera.

No tardó en mostrar una sonrisa pícara.

- ¡Genial! ¡Pues vamos! – dijo mientras se levantaba de la toalla rápidamente.

- ¡No, no, no y no! Ni de coña, como pretendes que vaya ahí si lleva todo el día sin hablarme. A demás ha dicho tú y yo, no tú yo y Alana… -  me puse boca arriba en la toalla.

- Bueno…Pero seguro que es para hablar lo que pasó ayer. Ya te he dicho que no lo dejaría correr tan fácilmente. – se sentó en mi toalla y empezó a empujarme hacia al lado – ¡vengaaa vaa Melia tienes que ir! – siguió empujando hasta que acabé tumbada boca bajo en la arena.

- ¡Está bien, está bien! ¡Iré!-  Me levante del suelo y me quité toda la arena que tenía pegada, mientras que Alana recogía las toallas y las gafas de bucear. Me puse el jersey y los pantalones cortos y esperé a que ella también se vistiera.

- ¡Agh, que aso, tengo el biquini mojado y lleno de arena! Me da mucho asco tener que vestirme cuando voy así. – dijo Alana mientras se ponía el jersey.

- Eso te pasa por hacer la croqueta por la arena después de salir del agua.- me reí de mi propio comentario y ella me empujó para que fuera tirando.

Fuimos hasta mi jardín.

- A ver Melia, tienes un cuarto de hora para llegar a la cala, recuerda de no ir de borde y escuchar lo que te dice ¿Vale? No seas tonta. –dijo Alana muy seria.

- Vale, lo intentaré… - le dije poniendo los ojos en blanco.

- No, intentarlo es de cobardes, tú simplemente hazlo. – asentí con la cabeza. – Bueno, me voy a ducharme, nos vemos esta noche en mi casa.

El camino hacia la cala se me hizo eterno y a la vez muy rápido ya que iba muy nerviosa pensando en que decir. Tenía que atravesar la urbanización y cruzar por los jardines de las casas del frente para ir más rápido, y dirigirme hacia la carretera que llevaba a las diferentes, calas, aunque el trayecto parecía largo, siempre había sido rápido para mí. La primera cala era la más fácil y visible de acceder por tanto más visitada, era la cala Cerlena, en cambio la segunda, a la que me dirigía yo, estaba más escondida, era menos visitada y por tanto, más privada.  También hay una tercera cala, aunque nunca nos ha llamado la atención ir, ya que está llena de rocas que pinchan mucho, y no tiene arena. Aunque tiene una cueva submarina que según los socorristas es muy peligrosa ya que lleva hasta las profundidades del mar y muchos submarinistas se quedaron ahí atrapados.

Don't let me fall [no me dejes caer]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora