La bahía

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Ayudamos a mamá a hacer la comida. Hicimos una ensalada de pasta y un poco de pechuga a la plancha. Adón me explicó que Alana era una chica muy maja y un poco excéntrica. Yo le di la razón. Aunque no le comenté que estaba saliendo con Gael. ‘’Saliendo’’, sonaba muy raro. No había tenido muchos novios, así que era raro para mí. De postre tomamos un helado de chocolate. Mamá se fue a mirar una película que echaban por la tele y Adón y yo decidimos subir a mi cuarto. Acabamos de comer bastante temprano y la gente seguramente no habría terminado.

Me dejé caer sobre mi cama. Adón hizo lo mismo.

-   Tengo que contarte una cosa. – Me giré hacia él.

-   Dime. – Me miró.

- He estado hablando con Gael sobre la movida que tuvimos y bueno… Estamos juntos. – Sonreí de la emoción.

-Oh…Vaya. Eso es genial. – Dió media vuelta y se puso mirando al techo.

- ¿Sucede algo? – Le miré extrañada.

-  Es solo que… Tu eres una semidiosa y él un humano. – Suspiró.

-    ¿Y? – No entendía que problema había. - ¿A caso los humanos y los semidioses no pueden estar juntos?

- No es que no puedan, es que no deben. – Me miró. – Mira a tus padres… Tarde o temprano lo tendrás que dejar.

- ¿Qué? ¿Pero porque? – Me incorporé. – Él es diferente, me gusta mucho Adón.

- Él es solo un humano. A demás, tu vida… Es un poco más larga… - Él también se incorporó.

- ¿A qué te refieres?

- Cuando él sea mayor y viejo, tú seguirás siendo joven y hermosa. – No entendía nada. ¿A caso era inmortal?

- ¿Quieres decir que nunca moriré? – Lo miré esperando respuestas, pero él estalló a reír.

-   Pues claro que no tonta. Solo que nuestra vida no se mide en años. Bueno si, pero es extraño. Tú seguirás aparentando  diecisiete años hasta que tengas cuarenta, y aparentaras cuarenta años hasta que tengas ochenta, y así sucesivamente hasta morir.

-  ¿Entonces tengo el doble de vida que un humano? – Estaba alucinando.

-  Así es. Pero solo los semidioses tienen esta largaría de vida. Y los dioses sí que son inmortales. Incluso cuando tú mueras, una parte de ti seguirá viva. Todo lo que está escrito y lo que se escribirá de ti, te mantendrá atada. Serás un mito.

-  Entiendo… - Me giré del todo hacia él. - ¿Y tú que eres?

-  ¿A qué te refieres? – Ahora el estaba extrañado.

-   Pues si eres un semidiós o algo, no sé. La verdad es que no sé nada de ti.

-  Pues verás… Soy hijo de Ares, el dios de la guerra y de una humana. Cuando mi madre me dio a luz, él no dudó y me llevó al mundo al cual pertenezco, pues mi madre no podía mantenerme aquí. Aprendí a luchar a los 4 años. Durante toda mi vida he entrenado para la guerra. Pero lo que más me gustaba era proteger. Y enseñar. La verdad es que siempre he tenido mucha estrategia de combate. – Me guiño un ojo y hizo una pose para chulear. Yo le di un empujón. – En fin, cuando tu padre le contó tu caso a mi padre, llegaron a un acuerdo. Me entrenarían para que yo viniera ayudarte. ¿Quién mejor que un semidiós para entrenar a otro semidiós? Poseidón me ofreció parte de los poderes del mar para instruirte. También me enseñaron a usarlos. Aunque cuando acabe de instruirte los poderes le serán devueltos y solo seré otro semidiós de la guerra. Y la verdad es que molan mucho estos poderes. – Rió.

Don't let me fall [no me dejes caer]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora