Entramos en casa. Yo estaba muy cabreada con lo que Adón me había dicho. ¿Pero de que iba? Si tenía que aguantarlo todo el verano con ese rollo de que dejara a Gael, lo tenía claro. Lo mandaría de una patada hasta el Olimpo. Le dije a Adón que se duchara primero porque yo tardaba mucho más rato que él. De mientras aproveché para conectarme al Facebook. Me senté en mi escritorio y abrí la página. Hacía días que no me conectaba y tenía muchos mensajes y notificaciones que responder.
Estaba contestando al último mensaje cuando justo Adón ya había acabado de ducharse. Salió con la toalla atada a la cintura. Solo le tapaba de cintura para abajo y no llevaba nada más puesto. Lo miré y tragué fuertemente. Joder. Me giré otra vez hacía el ordenador, miré fijamente la pantalla, no sabía qué hacer. ¿Cómo me había podido poner tan nerviosa? Era solo Adón. Pero vaya con Adón... Ese cuerpo de semidiós...Volver a pensar en su cuerpo me hizo enrojecer. Mierda. Céntrate Melia, tienes novio. ¡Ay es verdad! Gael... Pensé en lo guapo que era.- ¿Te sucede algo Melia? - Adón estaba detrás mío con la toalla aun puesta y la ropa en la mano. Me giré para contestarle.
- ¡No! - Contesté nerviosa. Lo miré de arriba abajo y pregunté. - ¿Por qué?
-Bueno... Llevas varios minutos mirando una página en blanco de tu ordenador. - Me miró extrañado.
- Eh... - ¡Ups! Me había quedado tan embobada que me había olvidado de lo que estaba haciendo y él lo había notado. - No, no. Estoy...Bueno...Iba a escribir un correo. - Genial Melia, gran contestación, pensé. -Para... Una amiga. Y ya sabes, hay que pensar lo que se quiere decir. - Me giré hacia el ordenador otra vez y le dije. - Espabílate a cambiarte que me quiero duchar.
- Vale. - Oí como cerraba la puerta del baño y me relajé. ¿Cómo me había podido poner tan nerviosa? Puse los ojos en blanco e intenté auto convencerme. Adón solo era físico. Una cara bonita y punto. Si, exacto. Apagué el ordenador y fui a llamar a la puerta del baño.
- ¿Te queda mucho? - Me apoyé en la puerta.
- ¡Ya voy! - Adón abrió la puerta, perdí el equilibrio y caí al suelo. Él se puso a reír, mientras que yo me ruboricé, entre corriendo al baño y cerré la puerta de un golpe. Me senté en el suelo. ¿Pero que me pasaba? Espabila chica, me dije a mi misma. Oí a Adón dar golpes a la puerta. Ya había parado de reír. - Venga Melia... No te enfades. Si ha sido muy divertido. - Dejó salir una risita. - Además, si me hubiera pasado a mí, tú te seguirías riendo ahora mismo. - Eso era cierto.
- A ti no te pasan esas cosas. - Me desvestí y dejé la ropa en el suelo.
- Cierto. No soy tan patoso como tú. - Volvió a reír. - Venga va, dúchate, te espero en la cama. - ¿En la cama? Pensé.
- Eso suena muy mal. - Me metí en la ducha.
-Soy experto en sacar las cosas de contexto. - Respondió riéndose. Apenas lo oía por el ruido del agua al caer. Que estúpido que era. Reí. Me duché con toda la tranquilidad del mundo y cuando salí a ponerme la toalla me di cuenta de que me había dejado la ropa limpia fuera. Mierda. Decidí atarme la toalla como si fuera un rollito de primavera y salir en busca de mi ropa. Abrí la puerta y todo el vapor salió hacia fuera. Adón estaba tumbado en mi cama leyendo un libro. Levantó la mirada hacia mí. Sonrió.
- Vaya vaya... ¿Así que te ha convencido lo de que te espere en la cama eh? - Soltó el libro para mirarme con más atención.
- Cállate. - Agarré mi ropa y entré de nuevo al baño.
Por la noche decidimos ir todos al apartamento de Alana, pues ella nos convenció para ver una película de miedo. Sus padres habían ido a cenar fuera y volverían tarde y ella quería aprovechar. Aunque a Adón al principio no le convencía la idea, le arrastre casi literalmente hasta allí. Gael también vino a ver la película. Éramos trece personas. Nos colocamos en el salón; unos en el suelo, otros en el sofá y otros en sillas. Yo me senté en el sofá entre Gael y Adón. Alana se puso al lado de Adón. Escogimos la película de El exorcismo de Anabelle.
- A ver gente. - Alana se levantó del sofá y se puso delante de la pantalla. - Antes de que empiece la peli, unas pequeñas normas e instrucciones. Primero, nada de besitos o sexo en el lavabo, ni en las habitaciones de mi casa. Si queréis pasar un buen rato en parejita, la puerta de mi jardín da a la playa, que es muy grande y muy bonita. Y segundo, no manchéis la alfombra del salón, si queréis comer al menos poneos un plato, que ahí hay unos cuantos de plástico. - Sonrió y señalo una estantería. - ¿Preguntas? - Todo el mundo se quedó en silencio. - Perfecto. - Volvió a sentarse en el sofá y puso la película.
Gael me pasó el brazo por el hombro y yo me apoyé en él. Digamos que no estuve muy atenta de la película. Estaba concentrada en cómo sus manos paseaban entre mis muslos, rozando mi entrepierna. Aprovechando los momentos de susto para agarrarme más y tratando de no salir corriendo por la puerta del jardín para poder estar a solas con él. Algunas parejas se habían ido a la playa. Pero yo no me atrevía a marchar. Miré a Adón. Se le veía atento en la película. No quedaba mucho para que se acabara, eso seguro. La película iba de una niña que veía espíritus, pero que en realidad era un espíritu metido en el cuerpo de una niña y lo que veía era personas en realidad. No sé. Algo muy raro. Cuando Gael volvió a posar su mano en mi entrepierna, le agarré la mano y la conduje más abajo. Él me miro, sorprendido. No apartó la mano, sonrió y me susurró al oído.
- ¿Sigo? - Notaba su aliento en mi cuello.
- Ssi... - Dije en susurros.
Gael siguió con la mano en mi entrepierna, bajó aun más y me empecé a encender. Apretó con fuerza por encima de mis vaqueros. Yo miré alrededor por si alguien nos veía. Pero todos parecían interesados en lo que pasaba en la película. Notaba placer, a la vez que adrenalina. ¿Hacer esto en público? Dios mío. Miré a Gael. Tenía una sonrisa picara. Él sí que parecía entender la pelicula, a la vez que a mí. Puse mi mano encima de la suya, haciéndole apretar más. Pero en cuanto me di cuenta ya habían salido los créditos. Gael apartó rápidamente la mano y me sonrió. Me besó en el cuello.
-Me encantas.- Dijo. Me volvió a besar, pero esa vez en los labios. Yo estaba un poco atontada. Después de lo sucedido estaba nerviosa a la vez que mareada. Me levanté. Era la una de la madrugada. Adón y nos fuimos al apartamento corriendo, pues empezó a llover justo al acabar la película.
-¡Melia! - Adón tiró de mí para que parara de correr. - Aunque corras te mojarás. Mira esto. - Abrió los brazos de par en mar y miró al cielo. En unos segundos cayó un rayo que iluminó todo el cielo. - Es hermoso. ¿No crees?
- Y peligroso. Vámonos antes de que nos alcance un rayo. -Tiré de él con fuerza pero este no se movía ni un centímetro.
- No lo haría. - Rió y siguió mirando al cielo.
-¿Quién no lo haría? - Pregunté extrañada.
- Zeus, él no nos lanzaría nunca un rayo. - Me miró y me cogió en brazos. - Vamos, suéltate. ¿Es que nunca has bailado bajo la lluvia?
- Yo...No. - Me dejó en el suelo.
- En ese caso... ¿Me concedes este baile? - Me tendió su mano y se arrodilló. Reí y le agarré la mano. Bailamos durante un rato. Al no haber música, cantábamos nosotros las canciones.
- Oye Adón. ¿Podría hacer que pare de llover? - Me soltó y asintió. - ¿Cómo?
- Centra toda tu energía y tu fe en el agua. Siente como caen las gotas encima de tu piel, como resbalan. Visualiza el cielo despejado y realízalo. - Todo eso parecía más fácil de lo que era. Asentí y probé.
Miré hacia el cielo y cerré los ojos. Me concentré en notar las gotas de agua resbalando en mi piel, noté cambio de dirección de las nubes. Cuando me sentí preparada abrí los ojos y visualicé el cielo despejado, centre mi energía y mis fuerzas en ello y de repente la lluvia cesó.
Mis queridísimas hermosuras. Siento por no estar activa durante tanto tiempo. He estado súper liada (sé que no es excusa. snif) Con proyectos y esas cosas para nada interesantes. Prometo compensaros con muchos más capítulos. ¡Y no olvidéis comentar que os parece el libro! ¡Gracias y muchos besitos!
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Don't let me fall [no me dejes caer]
Romance¿Qué pasaría si tuvieras un secreto que solo sabe una persona? ¿Y si tu verdadero amor no es quién crees que era? La fantasía, el humor y el amor, están servidos en esta historia envuelta de seres mitológicos y leyendas. Acompaña a Melia a descubrir...