Cumpleaños

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Al llegar a la cala de los Cristales vi a Gael apoyado a la pared de la cala. Si teníamos que discutir algo, por lo menos no habría nadie para verlo. Tenía los auriculares puestos y miraba a su móvil. La brisa marina le revolvía el pelo, tenía un gesto serio. ¿Que querría decirme? ¿Tal vez que no quería volver a saber de mí? ¿O a lo mejor que estaba perdido y locamente enamorado de mí? Ja. Ni en sueños. Opte por la primera respuesta que me di. Era un capullo, todos lo sabíamos, de hecho si pasó algo fue por culpa del alcohol, ya que si hubiera estado sobria no me habría enrollado con él ni en sueños.

Subí por las rocas hasta llegar hacía él. Levantó la cabeza del móvil y me miró. Una sonrisa apareció en su cara. Me sonrojé.

Que estúpida ¿cómo se me ocurría sonrojar-me justo en ese momento? Agaché la cabeza y me puse en frente de él.

-         Hola – me miró con media sonrisa mientras se acariciaba la nuca.

-         Hola… - Acabé de salir de las rocas y me puse delante de él. – Eh…Bueno… ¿Para que querías que viniera?

-         Pues para hablar y pasar un rato juntos, que hoy casi no hemos hablado.

-         Ya, me he fijado… - Miré al suelo. No sabía que decir.

-         Oye Melia, sobre lo de ayer por la noche…Quería que supieras que me gustó y eso, pero que no fue nada serio. ¿No?

-         Si, si, pienso igual que tu, me gustó, pero sin compromiso. – Dije eso mientras asentía como una tonta. – Es solo que… Bueno, esta mañana parecías cabreado conmigo o algo. En la piscina no me has hablado.

-         La verdad es que me sentía un poco incomodo. Creía que te habías arrepentido de lo de anoche y que ni siquiera querrías que habláramos. – me sonrojé. ¿Gael pensaba que yo me había arrepentido de besarle? Uau.

-         Yo no me he arrepentido en ningún momento de lo que pasó…

-         Eso suena bien, porque te iba a comentar una cosa. – se rascó la nuca y prosiguió. – me gustaría volver a repetirlo alguna vez. – abrí los ojos más de lo normal, tanto que parecía que se saldrían de las orbitas. Y me salió como siempre el tartamudeo tonto.

-         Eh…Yo…Si…Si…Me encantaría y eso… - Junte mis dos manos, que empezaban a sudar.

-         ¿Y qué te parecería que lo repitiéramos ahora?

-         ¿Ahora? Quiero decir, ¿Aquí?

Sonrió y asintió con la cabeza.

-         Si no te apetece podemos repetir en otro momento. – Guardó el móvil en su bolsillo.

-         Yo no he dicho eso, bueno, me refiero que esta cala está repleta de piedras y nos pincharemos y no… - Antes de que pudiera acabar la frase me besó. Fue un beso apasionado, como si lo él lo necesitase. Me rodeó la cintura con sus brazos y poco a poco fue bajando la intensidad. Los besos se volvieron suaves, lentos. Empezó a bajar las manos hacia mi culo. Yo nunca había pasado de la zona ‘’solo besitos’’. Así que eso era nuevo para mí. Lo dejé hacer. Yo le acariciaba el pelo y la nuca. De repente me empezó a empujar contra la pared de la cala y los besos fueron más intensos. Fuego. Quería más, pero tenía miedo. Baje las manos por su espalda y le acaricié por debajo de la camiseta. Tenía los músculos en tensión. Y joder, que fuertes. Rodeé su cintura con mis piernas y él me sentó en una piedra para no cansarse de la posición. Seguimos besándonos durante un rato. Sus labios rozaban mi cuello algunas veces y eso me estremecía de placer. Antes de que me encendiera más lo paré.

-         Oye Marcus…- Jadeé mientras susurraba su nombre entre nuestros labios.

-         Dime. – El seguía besándome, pero bajó otra vez hasta el cuello y me estremecí. Me encantaba estar con él, besarle y tocarlo, pero me sentía mal. Realmente quien me gustaba era Aiden y si Gael se enterase, tal vez se enfadaría. En ese momento solo deseaba a Gael, pero Aiden…Siempre estaba ahí. Aún y así estaba segura de que el no sentiría nada por mí y bueno…Tenía a Gael. ¿Qué más daba?

-         Ya sabes que de aquí dos días es mi cumpleaños… - me aparté un poco de su cara, aún y así lo seguía rodeando con mis piernas. – Y bueno, en fin…Voy a hacer una fiesta en la playa por la noche. Vendrá mucha gente y me gustaría que vinieras.

-         ¿Una invitación a tu fiesta? Eso suena divertido. Allí estaré. – me besó la frente y me miró. - ¿Y que se supone que vamos a hacer? ¿Dar vueltas alrededor de una hoguera cantando?

-         No tonto, va a haber una hoguera pero ya no tenemos cinco años como para hacer eso. Tú tráete tu tabla de surf.

-         ¿Vamos a hacer surf de noche? – me miró de reojo y dijo – Uhh, chica mala ¿Eh?

Me reí y le llame imbécil, le besé y cuando nos dimos cuenta ya era casi la hora de cenar.

Llegué diez minutos tarde a casa, cosa que para mi madre merecía una buena escusa. Ella odiaba la impuntualidad. Le dije que me había entretenido con Alana y sus largas charlas sobre el amor y el sexo. Frunció el seño y me dijo que no se volviera a repetir. Le comenté a mi madre lo de la fiesta. Cada año hacía la fiesta en la playa, solo que este año había pasado de ser una fiesta de tarde, a ser una fiesta nocturna, ah, y con tablas de surf. Quería montar unos pequeños toldos de los cuales colgaban cortinas playeras y unos pequeños farolillos de colores. Lo bueno de todo eso es que siempre lo montaba al lado del bar de la playa, de modo que si había algún problema habría gente alrededor. Mi madre me dio el consentimiento para la fiesta. Envié las invitaciones a todos mis amigos y conocidos por whatsap y les dije que se trajeran sus tablas de surf y un bañador.

¡Hola! ¡El día 2 de Agosto, es decir en dos días es mi cumple! Estoy organizando una fiesta en la playa para mi cumpleaños. La fiesta será por la noche. ¡Trae tu bañador y tu tabla de surf! Todo estará montado al lado del bar BeachPearl’s. La fiesta empezará a las 22:00. ¡Espero que vengas! Besitos.

Todos los mensajes que envié fueron respondidos entre la noche y la mañana del día siguiente. La gente preguntaba si podían traer comida para acompañar y obviamente les dije que sí, que como quisieran.

Tenía muchas ganas de cumplir diecisiete años. Sobre todo por la fiesta.

Por la mañana al levantarme mi madre me subió el desayuno por el mini ascensor y me vino a dar los buenos días. Recibí felicitaciones de cumpleaños por el facebook, twitter, whatsapp e incluso algunas de mis amigas de mi ciudad me llamaron para felicitarme. Alana se presentó en el portal de mi casa con un pastel de chuches. Dejó el pastel en la mesita de la entrada y se lanzó a mis brazos. Me felicito unas mil veces y me dijo que se pasaría por mi casa a las seis para ayudarme a montar la fiesta. Mi madre hizo de comer risotto, mi comida favorita e incluso fregó los platos por mí. Cuando acabé de comer me fui a pintar las uñas.  

Alana me ayudo a montar el decorado. Se trataba de dos pequeños porches decorados con cortinas ibicencas que cubrían el interior, el cual estaba decorado con bancos y una mesita en el medio. Había antorchas alrededor de los porches. Entre porche y porche había una gran mesa circular con varias sillas para quien quisiera comer. El restaurante nos dejó casi todo el decorado. Eso es lo bueno de tener buen rollo con el dueño del restaurante. 

Don't let me fall [no me dejes caer]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora